Pero como ello no podía hacerlo sin verse formalmente comprometido (so pena de parecer agnóstico de plebe) carga contundentemente contra la religión como
la raíz de todos los males.
Y esa raíz siniestra también puede ser contemplada desde el altar de la teoría darwinista, en este caso para sacar a relucir sus peores defectos: la religión, con sus inutilidades y extravagancias, así como sus aparentes derroches de tiempo y energía (personales, litúrgicos, etc.) es como la apéndice, de insistente inutilidad (aparte de dar de comer a cirujanos digestivos y de servir de comidilla y crítica recurrente al “diseñador inteligente”).
Aunque -admite Dawkins- la religión también puede aportar alguna “ventaja” (en el sentido evolucionista, claro) como, por ejemplo, generar un efecto placebo a los que creen. ¡Si uno se deja embaucar por la naturaleza de que existe alguien sobrenatural, ha de saber que la naturaleza lo hace por su bien, quizás para librarle de la angustia e incertidumbre cósmica! (la naturaleza es sabia… ¡aunque enrevesada!)
Pero la más evidente ventaja de la religión -propone Dawkins- es la selección de grupo (seguimos con conceptos darwinistas) que evolucionan para su supervivencia para llegar hasta la “riqueza de diversidad que observamos” (y sorprende que emplee el término “riqueza” para describir la diversidad religiosa en el mundo).
Lo más inaudito de todas estas -vamos a llamarlas- teorías es que pretenden ser científicas. Equiparar la herencia biológica a la herencia cultural está incluso más allá de la filosofía. Elucubrar conjeturas como que los
memes se rigen por los principios de la selección natural superan las ligerezas de muchos fundamentalistas (el
meme es un neologismo auspiciado por Dawkins para indicar unidades de herencia cultural, análogamente al gen con la herencia genética)
Si cualquier cosa puede ser analizada bajo el prisma de la selección natural, también pueden serlo esta suerte de cábalas de Dawkins, subrayando tanto derroche de afirmaciones gratuitas (aunque ciertamente no azarosas), y su
fijación (por supuesto, en sentido evolucionista) contra la religión ¡y disponiendo de la
replicación asegurada! Y es que, su teoría de las
memes bien podría ser renombrada con otro sustantivo de parecida sonoridad…
Y si no ¿cómo argumentar que hasta para ser “buenos” se pretenda una explicación darwinista? En contra de lo que cabría esperar: en el reino donde prima la lucha por la supervivencia y se inculca la competencia, no hay lugar para que los débiles reciban bondad. ¡Si hasta el mismo Dawkins escribió
El gen egoísta!
Solo el ilusionismo de Dawkins podría dar una respuesta tan peregrina: para que el gen asegure su propia supervivencia, ha de influir en el organismo que “gobierna” para que sea altruista con otros organismos (especialmente en parientes cercanos de los organismos, como los hijos) porque probablemente en él se encuentren, vamos a llamarlos, genes prójimos.
Pero hay razones más egoístas para ser buenos, como la esperada reciprocidad (que funciona incluso entre especies distintas) que apuntan a beneficios mutuos (en economía se ha elaborado la teoría de los juegos).
Y se puede ser bueno -sugiere Dawkins- también por ego, para ganarse tal reputación. Como se es generoso para demostrar al resto la propia superioridad u opulencia.
En resumen, pese a lo narcisistas que parecen ser los genes bajo esta perspectiva, hacen obrar el bien al organismo solo porque al final es beneficioso para sus semejantes (en otros organismos), o por reciprocidad, o -permítase la licencia- por ser psicológicamente complicados.
Así no necesitamos a Dios para ser buenos, aunque no dice que tampoco lo necesitamos para ser malos. Por el momento nuestra sociedad sigue necesitando de leyes y policías, y parece que cada vez son más necesarios, pese a la evolución de nuestros genes y, todavía peor, nuestras
memes.
Porque
Dawkins se piensa que la Biblia son sólo normas, historias y mitos que miran de definir lo bueno y lo malo, y que para él éstos no son aceptables. Así llega a decir
“no basamos nuestra moral en las Escrituras. Si lo hiciéramos, deberíamos observar el sabbath estrictamente y pensar que es justo y necesario ejecutar a quien lo haga” [1]. ¡Parece que entiende diáfanamente la percepción farisaica de la Ley!
¿Y si critica la crueldad de Dios por el diluvio, por su juicio sobre Sodoma y Gomorra, por su pesada broma a Abraham sobre el sacrificio de Isaac (Dawkins no ve más allá) o por legislar la pena de muerte en el Pentateuco, es porque se cree él mucho mejor? ¿Se considera él una referencia de moralidad? Apañados íbamos. Con todo, se lo debe creer, pues compila sus nuevos mandamientos, y algunos parecen estar sacados de los peores libros de autoayuda.
No, Dawkins no es un ejemplo de equidad, ni tampoco de conocimiento, ¿cómo puede decir, acerca de las hijas de Lot, cuando fueron ofrecidas en Sodoma, que
“nos dice mucho acerca del respeto con que se trataba a las mujeres en esa cultura tan intensamente religiosa”? [2] ¿Cultura intensamente religiosa en Sodoma?...esto es nuevo.
Y es que el Antiguo Testamento no es un compendio de moralidad, más bien trata sobre Dios y como se relaciona con las personas, relatando como todas ellas son imperfectas, que yerran (etimológicamente) o pecan (bíblicamente), y lo que sorprende es que Dios no las abandona. No debería resultar extravagante que Dios rechace la rebeldía (opuesto al arrepentimiento) y le disguste la apatía (opuesto a la adoración), así que Dawkins no debería exasperarse por
“los celos maniáticos de Dios contra dioses alternativos”? [3] ¿Espera que Dios sea Dios o un pelele cantamañanas?
Desde luego, Jesús no fue ningún pelele. Y hasta Dawkins concede que
“Jesús, fue uno de los grandes innovadores éticos de la historia” [4] o que
“el sermón de la montaña está muy adelantado a su tiempo” [4], aunque pronto se le nubla la visión:
“Jesús no estaba satisfecho de que su ética proviniera de las Escrituras de sus antepasados” [4].
No sería necesario recordar
Mt 5:17.
Pero la teología de Dawkins nos depara mayores frivolidades, como cuando afirma que cuando Jesús instaba a amar al prójimo, se refería sólo al judío o que “Jesús limitó su grupo de salvados estrictamente a los judíos… que es todo lo que él conocía” [5]. ¿Necesita esto réplica?
Quizás nos preparaba el camino, con esos pareceres infundados, hacia su ofensiva final, rechazando la doctrina de la expiación, ya no racionalmente, sino por considerarla “cruel, sadomasoquista y repelente” [6]. Porque, no nos engañemos,
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios (1 Cor 1:18)
Quiénes no sean alcanzados por ese poder, ciertamente Dios les resultará un espejismo, una ilusión. Buscarán otros dioses, y algunos predicadores como Dawkins le llamarán
selección natural. Provocará y persuadirá con efectos ilusorios, pero no habrá verdadero poder en ello. Solo ilusionismo, el ilusionismo de Dawkins.
1) Richard Dawkins, “El Espejismo de Dios”, Espasa op. cit., p.267
2) Idem, p.257.
3) Idem, p.263.
4) Idem, p.268.
5) Idem, p.273.
6) Idem, p.271.
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