Pero a mí me parece que dos semanas son demasiado para un montón de casetas puestas en fila (y nadie niega que pasear por el Parque del Retiro sea fantástico), para un escaparate que se podrá ver igualmente el resto del año en las librerías habituales
. La única excusa que podría tener esta feria es la oportunidad de salir a la luz a editoriales pequeñas y autores en ciernes, que durante esos días se codean a la misma altura que los autores consagrados. Pero en esto hay un problema: que las grandes casas editoriales se acopian innecesariamente de toda la publicidad posible. Ellos, que van a vender cientos de miles de ejemplares de cada obra, no dejan que las editoriales pequeñas y valiosas tomen lugar. Nos quieren hacer creer que en esta vida (literaria) lo único importante es la publicación de
La mano de Fátima (2009) de Ildefonso Falcones. No me ven, pero pongo cara de hastío.
Me he empachado de especiales estas dos semanas, porque por desgracia a muchos periódicos y revistas les ha dado por entrevistar a gente interesante. Me he tragado entrevistas deplorables a autores a los que, sinceramente, nunca deberían dejarles hablar. Pero merecía la pena porque ha habido un par de encuentros fantásticos, un par de frases sueltas y clarividentes que han alumbrado la oscuridad del panorama literario nacional e internacional.
Una de esas frases la dijo una amiga mía: “A nadie le interesa el Arte, a nadie le interesa leer. Solamente van a lo que está de moda”. La otra frase la dijo Nick Hornby, genio entre los genios (de quien ya hablaremos en otro momento): “La literatura seria refleja un mundo que murió hace 40 años”. Estas dos frases bien entendidas sirven para resumirlo todo.
Uno se asoma a la Feria del Libro (así, disimuladamente, asoma su cabecita por una esquina) y ve: editoriales pequeñas y librerías especializadas en asuntos peregrinos (que es de lo más divertido de la Feria, ojear las librerías especializadas en adiestramiento de mangostas salvajes, y cosas así); editoriales medianas con ofertas literarias de lo más decentes, descansando dignamente en un rincón; autores antisistema que se autopublican sus obras; autores de culto paseando todo su orgullo y altivez, concediendo entrevistas y levantando admiraciones; y decenas y decenas y decenas de casetas de grandes librerías ofreciendo una tras otra las mismas diez o quince novelas “del momento”. E incluso, con un poco de suerte, a esos “autores del momento” firmando allí. Lo que decía mi amiga: la moda, que hace mucho. Los periódicos hablaban de la nueva moda de la literatura policiaca escandinava (como si la literatura policiaca india o la estadounidense fueran cosas diferentes, en el caso de existir). Y si quieres ser un autor de culto, debes escribir una novela histórica, a ser posible que hable del conflicto de culturas en algún lugar medieval, y/o una novela sobre la Guerra Civil española y su Posguerra. Lo que decía Nick Hornby: nada de crítica o análisis de la vida actual.
Y es que es verdad, a nadie le interesa la belleza estética del arte, a todos les interesa haberse leído el libro de moda para tener un tema de conversación social (cosa que, al menos, es bastante positiva). La literatura no levanta polémicas ni pasiones, y yo, ahora mismo, podría decir la burrada más grande y más políticamente incorrecta de todas que nadie se daría por aludido.
Y mira por donde, me voy a desahogar: no soporto a Ildefonso Falcones, y lo de
La mano de Fátima me da ardor de estómago.
La Catedral del Mar me gusta porque habla de Barcelona, y me apasiona la ciudad, ¿pero por qué me debería interesar otra novela histórica más sobre el conflicto intercultural o lo que sea? Y encima el autor defiende que “nadie ha hablado de este tema”. ¿Se cree que somos tontos?
Y voy a seguir siendo políticamente incorrecta: tanto
Un mundo sin fin (2007) de Ken Follet como
El juego del ángel (2008) de Carlos Ruiz-Zafón me parecen dos obras oportunistas y prescindibles, hechas solamente para ganar dinero fácil. Y también diré que vivan Nick Hornby y Javier Marías, y abajo con Alejandro Jodorowsky y Paulo Coelho y Jorge Bucay.
Y que a ver si el año que viene los de la Feria del Libro recobran la cordura y, además querer vender mucho, también se esfuerzan por querernos convencer de que merece la pena huir a estos mundos paralelos.
Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quién será?” (Lucas 12:20)
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