Los tres cerditos

Lo que es curioso es que, del cuento, sólo recuerdo que hay tres cerditos que tenían que construir una casa, por lo que cada uno se buscó la vida para poder llevar a cabo su proyecto…

El primer cerdito no se complicó demasiado la vida: cogió cajas de cartón, maderas, un poco de uralita…y así se montó su casita, básicamente con lo que encontró por la calle. Él no aspiraba a mucho, por lo que quedó satisfecho.

El segundo cerdito fue algo más refinado; compró maderas y a base de golpes de martillo y sierra se construyó lo que sería su casa. Había cumplido su objetivo, por lo que quedó conforme con el resultado.

El tercer cerdito fue el que más se esmeró; compró ladrillos, cemento, tejas… Le costó cavar para establecer los cimientos de su casa, pero algunos días después, su casa había sido edificada. Sabía que aún debería hacer algún arreglillo, pero todo era una cuestión de tiempo…

El final del cuento es sabido por todos: viene el lobo feroz, sopla y la única casa que permanece en pie es la del tercer cerdito. Vale, ¿y qué? Pues no desearía que te ofendieras, pero es que los cristianos somos como esos cerditos.

El primer cerdito representaría a esos cristianos que únicamente viven de lo que van encontrando: buenas predicaciones, grandes eventos, altibajos emocionales… El problema es que la fe de este primer “cerdito” se derrumba cuando sopla el viento o el lobo acecha. No tiene expectativas sobre lo que Dios es, por lo que no busca a Dios, se conforma con lo que se encuentra.

El segundo cerdito simbolizaría a aquellos que se han conformado ya con lo que han conocido de Dios. Les basta con "creer" que viven una fe verdadera y aparentan buenas conductas, a pesar de que esa fe carezca de fundamento. No buscan nada más porque se conforman con lo que tienen. Es por ello que cuando viene el temporal o el lobo ataca su casa queda dañada o destruida.

Por último están aquellos que edifican su casa poco a poco, asentado las bases, teniendo metas que alcanzar. Son aquellos que están preparados para cuando viene la tempestad y la dificultad. Son aquellos que se dan cuenta de que Dios es mucho más de lo que ellos han conocido, y que cuando le pongan las cortinas a la sala de estar deberán darle una manita de pintura al techo de la cocina, porque la vida espiritual es como esa casa que necesita un mantenimiento para continuar firme.


Examínate, ¿cómo has edificado tu fe? ¿Qué cerdito quieres ser tú hoy?

Nuestro Dios te bendiga.