Sobre el lugar y las funciones de la Mujer en la iglesia se ha debatido y escrito mucho al largo de la historia del cristianismo. Algunas posiciones han ido cambiando, otras se han mantenido, pero es claro que en estos momentos estamos en un contexto en el que el debate está siendo más abierto y plural que nunca.
Empezamos la pasada semana con la visión de las propias mujeres.
Esta semana veremos las respuestas de algunos hombres. Aunque no daremos todos los nombres de personas a los que hemos enviado las preguntas, sí queremos dejar constancia de que lo hemos hecho de tal manera que se ha cubierto, si no todo, si casi todo el panorama evangélico. No todos han respondido. Desde que no les haya llegado el correo electrónico, hasta la posibilidad de no haber podido o no haber querido contestar, cualquier respuesta es posible.
La cuestión del “Papel de la mujer en la iglesia, hoy” se está abriendo más y más a un debate plural, en el que el papel del hombre es fundamental. Siete líderes evangélicos han querido dar su opinión contestando al cuestionario que le hemos hecho llegar.
Las preguntas para todos han sido:
1.- ¿Cree que la mujer puede asumir responsabilidades de autoridad en la iglesia local, al margen del pastorado?
2.- ¿Está de acuerdo en que una mujer predicase o compartiese la Palabra en un culto?
3.- ¿Cree que bíblicamente es aceptable o correcto que una mujer ejerza el pastorado?
Sin negar su postura en las preguntas anteriores, y al margen de ellas…
4.- ¿Cree que se está haciendo todo lo posible para que la mujer desarrolle su llamamiento y vocación en la iglesia?
5.- ¿Cree que en la familia cristiana evangélica los maridos apoyan suficientemente a sus mujeres para que puedan desarrollar su papel en la iglesia?
6.- ¿Considera que los líderes de las iglesias dan un trato similar a hombres y mujeres, sin discriminación consciente o inconsciente por su sexo?
7.- ¿Cree que se debería tomar alguna iniciativa concreta en las denominaciones o a nivel interdenominacional para apoyar el papel de la mujer en las iglesias evangélicas?
8.- Hay pocas mujeres evangélicas españolas que hayan alcanzado una relevancia o referencia en la Iglesia en cualquiera de sus áreas ¿hay alguna razón además de las que ya hemos preguntado?
9.- Si destacase a alguna mujer evangélica española (histórica o actual) ¿a quién se referiría?
Otros
10.- Cualquier cosa que quiera añadir o comentar...
Mariano Blázquez
Abogado, Secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE)
1.- Es un asunto controvertido, pero mi conclusión personal es que si. Creo que la mujer puede asumir responsabilidades de autoridad siempre que esté sujeta y bajo la autoridad entendida según la Biblia. De hecho, así ocurre en la mayoría de nuestras iglesias y en distintas esferas de responsabilidad aunque a veces se usan eufemismos para evitar las palabras autoridad y liderazgo.
2.- Personalmente creo que la predicación, bien entendida, es una de las más grandes responsabilidades en el ministerio cristiano, que debe ser ejercida con temor de Dios por personas de testimonio irreprensible, llenas del Espíritu Santo, altamente comprometidas con la obra del Señor y que tengan los dones espirituales y naturales específicos para dicho ministerio. Creo que el creyente que reúne estos requisitos puede predicar en un culto y en cualquier lugar; y quien no los cumple, no debe hacerlo, sea hombre o mujer.
3.- Diría lo mismo que en el caso de la predicación. Creo que la Biblia pone un nivel muy alto de exigencia cuyo acento está en la calidad humana y espiritual, y en la capacidad (dones y talentos). Las interpretaciones hermenéuticas sobre lo que la Biblia enseña con respecto al papel de la mujer en la Iglesia varían, según se haga una interpretación literal o contextual del texto, y cada Iglesia debe decidir al respecto. Lo que
no podemos decidir es aquello en lo que la Biblia es clara, y que no tiene que ver con roles o ministerios – es decir, aspectos funcionales - sino con la dignidad, el respeto, y la consideración, a los que son acreedores tanto hombres, como mujeres.
4.- No creo que en ningún área se pueda decir que la Iglesia está haciendo ´todo lo posible´. Tenemos mucho que mejorar en muchas áreas y, seguramente, puede hacerse más para que las mujeres, los jóvenes, las personas mayores, y todos los miembros de la iglesia desarrollen su llamamiento y vocación. Creo que
el problema en muchas iglesias es otro: el tipo de ministerio en el que todo lo hace el pastor. Eso debe cambiar. Cuando ese paradigma cambia hacia una participación colectiva en el ministerio de la Iglesia, las mujeres encuentran su espacio. Diría más: suelen ser las más activas, junto con los jóvenes.
5.- No se puede generalizar, pero creo que cuando el marido desarrolla un papel comprometido en la iglesia, normalmente colabora y se alegra de que su mujer tenga un papel activo en la Iglesia. Donde observamos un problema frecuente es cuando el hombre no está comprometido de la misma manera, o ni siquiera es creyente, como sucede en muchos casos. Entonces, lo único que quiere es que su mujer esté en casa y comparta su tiempo, sus intereses y aficiones.
6.- Depende. Cada iglesia es diferente. Somos parte de la cultura y también de microculturas, y la cultura afecta en muchas maneras a las formas conscientes o inconscientes de relación dentro de las iglesias. Me parece, no obstante, que la tendencia apunta en la dirección de un trato cada vez más integrador y menos discriminatorio, por razones de sexo.
Un hecho evidente es el incremento, lento pero constante del número de mujeres en todas las áreas del ministerio cristiano. Por ejemplo, el porcentaje de mujeres acreditadas en FEREDE como ministros de culto por parte de sus Iglesias ha ascendido del 7 por ciento al 9,5 por ciento en la actualidad en las que de un total de 1962 acreditaciones 186 corresponden a mujeres.
7.- Eso es asunto de cada denominación y cada Iglesia. Es importante respetar y no empujar a otras iglesias. La medida que más puede influir será el ejemplo de un ministerio ejecutado con dedicación y amor cristiano sin entrar en reivindicaciones o autoritarismo. Cuando ponemos el énfasis en el servicio y no en el mando algunas de estos asuntos dejan de ser relevantes. El problema que tenemos en las Iglesias en que está disminuyendo muy deprisa aquellos que quieren servir, hombres o mujeres.
8.- Quizás habría que preguntarle a los historiadores, que son los que suelen destacar a los ´grandes referentes´, y hacen las biografías, dejando a veces en el olvido a otros ´grandes´ que la sociedad no aprecia suficientemente, entre ellos a las mujeres y a los protestantes en general. Por cierto, ¿qué proporción de historiadores serán mujeres? Podría ser un dato interesante.
9.- Del pasado citaría a las hermanas Irma y Elfriede Fliedner y su labor en tiempo de guerra civil y paz vigilada al frente del Colegio El Porvenir y la Obra Fliedner. De la actualidad citaría el ejemplo de la recién ordenada pastora María Dolors Taengua y su familia quien tras compartir su llamado al ministerio cristiano con su esposo e hijos, todos fueron una piña en torno a ella. Su esposo dejó su trabajo y la seguridad económica para trasladarse de Valencia a Madrid para que su esposa pudiera prepararse en un seminario durante tres años. Durante su estancia en el Seminario, María Dolors cumplió una parte de su ministerio cristiano en nuestra Iglesia, allí pude ver una vocación de servicio, sencilla profunda, y comprometida que ha dejado sus huellas de amor y bien hacer, incluso en los que no veían muy claro eso del ministerio de la mujer en la Iglesia. Hoy está pastoreando una Iglesia bautista en Cataluña.
Philippe Chevalley
Periodista, Consejero de Medios de Comunicación del Consejo Evangélico de Canarias, director de la revista Canarias Evangélica
Mi opinión sobre “El papel de la Mujer en la Iglesia Local”.
El fundador del conocido “Ejército de Salvación” el General William Booth, decía ya a finales del siglo XIX: “Mis mejores soldados son mujeres”. Como pastor de una Iglesia puedo decir lo mismo. Si bien es verdad que hay algunos textos de la Biblia que dejan entender que la mujer tiene un papel diferente al del hombre y que ciertas áreas –enseñanza, predicación, liderazgo- les serían negadas, otros por lo contrario, nos enseñan que muchas mujeres tuvieron papeles importantes, incluso en estas áreas reservadas a los hombres. Dudo que nuestra teología nos permita aclarar esto con toda rotundidad y que podamos ponernos todos de acuerdo acerca de este tema.
Ahora bien, es indiscutible que las denominaciones que han dejado a la mujer ocupar puestos de liderazgo, enseñanza etc… se han visto beneficiadas en gran manera, y que la mano visible de Dios en el ministerio de estas mujeres lo confirma sin dejar lugar a dudas. Personalmente he conocido mujeres con ministerio de liderazgo, con autoridad en la enseñanza y la predicación en el seno del Ejército de Salvación y de otras denominaciones que son testimonios indiscutibles de la aprobación de Dios sobre sus vidas. En cuanto a su papel en la iglesia local, es ciertamente fundamental, y depende de los dones que cada una reciba de parte de Dios. A este nivel, tampoco encuentro ninguna diferencia entre los dones dados a los hombres y los dones dados a las mujeres. Veo que el Espíritu Santo no hace diferencia a la hora de repartir sus dones.
Samuel Escobar
Teólogo y autoridad internacional que ha ostentado diversos cargos representativos en la Fraternidad Teológica Latinoamericana, Sociedades Bíblicas, Grupos Bíblicos Universitarios, Seminarios Teológicos Bautistas, y un largo etcétera, además de escritor y profesor
1.- Toda posición de autoridad en la iglesia es una posición de servicio humilde al Señor y al pueblo de Dios (1 Pedro 5: 1-4). Dios ha dado dones por igual a mujeres y hombres y los ejercen en obediencia al Señor, el dador de los bienes y con sentido de responsabilidad hacia Él en primer lugar.
2.- A lo largo de mi vida, desde mi infancia hasta hoy Dios me ha enseñado mucho por medio de maestras, pastoras y mujeres líderes de muchas razas, comenzando por mis maestras de escuela dominical y hoy por medio de mis alumnas o de predicadoras y pastoras que conozco.
3.- Si tiene dones pastorales (docencia, sensibilidad pastoral, discernimiento, don administrativo) puede hacerlo y conozco muchas en diversos continentes que lo hacen con fidelidad y éxito. En la Biblia hay figuras femeninas en el libro de Hechos como Priscila, o en las epístolas de Pablo.
4.- Se ha avanzado un poco pero falta aun camino por recorrer. Vivimos en una sociedad machista como lo demuestra la cantidad de víctimas de la violencia marital que mueren cada año. El mensaje cristiano afirma la dignidad de hombres y mujeres ante Dios y en ello la iglesia debiera ser un ejemplo.
5.- Creo que sí en la medida en que sean evangélicos de verdad, transformados por Cristo en palabra y obra. Recientemente se ordenó a dos mujeres bautistas al pastorado y para mi ha sido una inspiración ver cómo sus familias apoyaron sus estudios y su ministerio.
6.- No siempre pero el dinamismo femenino y su persistencia paciente se impone muchas veces. En las Américas, Asia, Europa y África he visto iglesias progresar en la aceptación de la dignidad de la mujer y en el trato justo a las mujeres. Sin embargo hay todavía un camino largo por delante.
7.- No creo que haga falta crear nuevas organizaciones para ese fin. Agradezco a Dios la lenta pero segura toma de conciencia que se está dando. Las organizaciones femeninas que conozco funcionan bien, tiene visión misionera y a veces hasta causan la envidia de los hombres.
8.- Si las mujeres hicieran huelga un día muchas iglesias no podrían hacer nada. Donde se falla es en el reconocimiento de ese papel referencial que cumplen. Es el machismo de la sociedad que reflejamos.
9.- En la historia misionera a Alicia Gulick, verdadera heroína del siglo XIX y comienzos del XX. Más recientemente conocí, por ejemplo, a Irma Fliedner y a Gertrudis Trenchard. Si pienso en la España de hoy sería largo enumerarlas.
10.- Hay un manual clásico de historia de las misiones en inglés por Stephen Neill en el cual no aparece ni una sola mujer. ¿será posible? Se pregunta uno. Y así es. La injusticia histórica se está corrigiendo poco a poco y este mismo cuestionario es prueba de ello.
Jaume Llenas
Abogado, pastor, profesor de teología, y Secretario general de la Alianza Evangélica Española
1.- Como pastor de una Iglesia local, la postura de nuestra congregación es la de reconocer el ministerio de hombres y mujeres en plano de igualdad. Sin embargo, vemos que hay un principio bíblico que no nos permite reconocer el pastorado de la mujer. Respetamos y reconocemos a las iglesias y a las mujeres pastoras, pero nosotros no las nombramos.
2.- En nuestra congregación nos preocupa más que la persona que comparta la Palabra tenga un llamamiento de Dios para hacerlo que su género. Queremos oír la voz de Dios y no vemos inconveniente bíblico en que sea una mujer quien la traiga. En la Biblia hay varias profetisas, aún cuando no sea un criterio general.
3.- Nuestra congregación local cree que hay argumentos bíblicos que no nos permiten nombrar a una mujer pastora. De todas formas reconocemos que no tenemos todas las respuestas en un tema de tanta importancia.
4.- Durante siglos no se ha hecho justicia a lo que la Biblia indicaba sobre el ministerio de la mujer. Ahora no basta con decir que las mujeres pueden desempeñar aquellos ministerios para los que tengan un llamamiento de Dios. Hay que ser proactivo si esperamos que nuestras hermanas asuman su llamado.
5.- Supongo que depende de las familias. Conozco familias que son un modelo y un desafío para mí en este punto. En cambio hay otras que deben realizar una reflexión más profunda para llevar a la práctica la teoría en la que creen. No es fácil, ni para las esposas ni para los maridos, cambiar pautas culturales muy enraizadas.
6.- Creo que también depende mucho de una persona a otra. Prefiero ver la parte que ya se ha hecho, lo mucho que se ha avanzado, aunque entiendo que nos queda mucho. Los líderes nos quejamos demasiado de que no tenemos a las personas adecuadas y, a veces, las tenemos sentadas delante de nosotros. Si las mujeres son privadas de ministerios, nos privamos del 60 ó 70% de la membresía de nuestras congregaciones.
7.- Afortunadamente hay una reflexión muy seria y muy amplia en las iglesias evangélicas sobre este tema. Ruego a Dios que nos dé la sabiduría para enfocarlo correctamente. Si antes nos dejamos arrastrar por una corriente del mundo que privaba a las mujeres de muchos ministerios lícitos, podría sucedernos ahora que también nos dejáramos arrastrar por otra corriente, también secular, y que nos llevaría a las conclusiones contrarias. Más bien, debería ser este el tiempo en que asumiéramos una cosmovisión alternativa, la del evangelio que es eterno y que cuestionáramos las corrientes con las que el entorno quiere conformarnos.
8.- Probablemente es cuestión de tiempo. Al habernos dejado conformar por una sociedad que privaba a la mujer de voz (hemos de recordar que hace 30 años la mujer no podía vender una vivienda sin permiso de algún hombre, es decir, que no era algo privativo de la Iglesia), aún no hemos dado el tiempo suficiente para que surjan todos los dones que Dios dio a las mujeres.
9.- Sería tan injusto hablar sólo de unas pocas que me resistiré a hacerlo. Tanto en el campo masculino como femenino la obra de Dios es coral, colectiva. Más que individuos somos un pueblo formado por hombres y mujeres, por niños, jóvenes, adultos y ancianos. Me quedo con el concepto riquísimo de pueblo de Dios, en lugar de con figuras más o menos emblemáticas.
Manuel Suárez
Médico, político, escritor y Vicepresidente de la Alianza Evangélica Española
1.- Sí, sin olvidar que la autoridad en la iglesia tiene más carga moral que ejecutiva. En algunas iglesias que no reconocen pastoras, hay mujeres que ejercen en la realidad práctica el cuidado pastoral igual o mejor que muchos hombres.
2.- Sí; ¿cómo, sino, entendemos la presencia de mujeres que profetizaban a lo largo del Nuevo Testamento? Priscila era, sin duda, una gran predicadora. Algunos hermanos mayores recuerdan a la Sra. Wirtz predicando desde el púlpito, eso sí, bien cubierta con un gran sombrero.
3.- En una denominación conservadora como la mía, las mujeres ejercen de facto el pastorado, porque las esposas de los ancianos acaban participando en la práctica en las decisiones del consejo de ancianos por vía interpuesta.
Si hablamos de que una mujer sea pastora, también estoy de acuerdo, considerando como siempre que el pastorado está bajo la supervisión y apoyo de un consejo de ancianos.
4.- No, y estamos dejando de aprovechar las capacidades del 50 % de nuestra membresía.
5.- No, pero en muchos aspectos el principal impedimento no son específicamente los maridos, sino las costumbres asumidas en cada iglesia, cuyas restricciones muchas veces son defendidas con más ardor por las propias mujeres.
6.- No; y en la mayoría de los casos lo hacen de forma inconsciente, pero de ninguna manera apoyo tampoco argumentos tipo “vamos a nombrar a esta hermana porque tenemos pocos cargos ocupados por mujeres”; es una desconsideración al Espíritu y a las propias mujeres.
7.- No a nivel interdenominacional, porque eso corresponde decidirlo a cada iglesia. Tampoco creo que haya que tomar medidas de apoyo; basta sencillamente con que dejemos que cada persona ocupe su lugar y ejerza sus dones en libertad, según las capacidades que el Señor ha dado a cada uno (por cierto, me niego a decir “uno o una”, aunque incluya a hombres y mujeres: no hay que marear el lenguaje con estas historias)
8.- No lo sé, pero, en consonancia con la respuesta anterior, hay que dejar libertad y, una vez asegurado esto, olvidarse de una vez de si hay muchas mujeres o pocas en altas responsabilidades: para decidir a qué personas colocamos en ellas hay que fijarse en si valen o no valen, no en si son hombre o mujer.
9.- Eva Sierra, una gran historiadora y mejor cristiana, con una sólida formación académica y las ideas muy claras sobre lo que debe ser nuestra presencia evangélica en la sociedad; sólo tengo un problema para hablar de ella, y es que es mi mujer, pero no veo por qué tengo que pedir disculpas por hablar así de ella, si es lo que veo.
10.- La específica autoridad del varón descrita en 1Co 11 se presenta en un contexto de sometimiento y cesión mutuos (10.23-33), no de imposición, y en Ef 5.25 el coste de la autoridad del marido es la disposición a entregar su vida por su mujer. En este sentido, la recuperación del papel bíblico normal de la mujer como co-heredera no se debe fomentar en una actitud de reivindicación, sino de amor, reconocimiento y cesión mutuos
Pedro Tarquis
Médico, periodista y director de Protestante Digital
1.- Sin ninguna duda. Creo que además es un hecho asumido por la casi totalidad de las iglesias evangélicas, y que marca una gran distancia respecto a otras confesiones religiosas.
2.- Sí. El cristianismo protestante considera que todo creyente –hombre o mujer- es un sacerdote, y la primera persona a la que Jesús encargó que “predicase” su resurrección fue María Magdalena, una mujer.
3.- No tengo la menor duda de que Dios llama a mujeres al ministerio pastoral, y que el apóstol Pablo tuvo colaboradoras en esa línea. Yo interpreto las limitaciones al ministerio de la mujer de las cartas de Pablo como concesiones culturales, similares a las que hace con la esclavitud.
4.- Se ha avanzado mucho, pero sin duda queda aún más por hacer, tanto por parte de las propias mujeres como –especialmente- los hombres.
5.- Creo que aún somos parte del pecado de cargar a la mujer con demasiadas tareas en el hogar sin ayudarlas; y esto junto al hecho de que muchas tienen sus trabajos fuera de la casa impide el desarrollo de su vida y vocación cristianas.
6.- Creo que en teoría quieren hacerlo, pero en la práctica a menudo son fieles de segunda categoría, especialmente en la toma de decisiones.
7.- ¿Cree que se debería tomar alguna iniciativa concreta en las denominaciones o a nivel interdenominacional para apoyar el papel de la mujer en las iglesias evangélicas?
Considero que además de las instituciones formadas sólo por mujeres (como Aglow o la UDME), deberían existir grupos de trabajo que funcionen (no sólo sobre el papel) formados por hombres y mujeres en estas instituciones preocupados por apoyar el papel de la mujer en las iglesias.
8.- Creo que se debe a dos cosas. La primera, que las mujeres en gran parte han asumido ser relegadas, unas por comodidad y otras por agotamiento. La otra que los hombres hemos sido muy poco sensiblesv desde nuestra propia comodidad como si esta situación no fuese con nosotros.
9.- Gracias a Dios muchas. Históricas conozco y admiro a Alice Gordon Gulick (por adopción), Elfriede Fliedner, Loyda Vangioni, y Clara Rosique. Actuales, aprecio y valoro mucho la labor de Francisca Capa, Marga Muñiz, Ester Martínez y Ester Rodríguez, Elena Santos, Ana Mª Huck de Vangioni, Eva Sierra, Esperanza Suárez, Isabel Pavón, Beatriz Garrido, y Asun Quintana. Aunque seguro que hay bastantes más, y ese es el problema, hay grandes mujeres en el servicio a Dios poco conocidas, salvo en su ámbito más cercano…
10.- Creo que, al margen de la postura en cuanto al ministerio que puede llegar a alcanzar la mujer en la iglesia, es vital y urgente que las instituciones evangélicas apoyen su papel en la familia, la iglesia y la sociedad de manera muy activa y prioritaria. Desde aquí me comprometo a publicar en Protestante Digital al menos cada mes una entrevista o perfil de una mujer española evangélica que esté desarrollando una labor destacada en la iglesia local o entidades interdenominacionales.
César Vidal
Historiador, escritor, y director de “la Linterna” en la cadena COPE
1.- Sí.
2.- Sí, en el supuesto de que el Señor la haya dotado para ello y no que se le haga compartir por el simple hecho de que es mujer y está de moda.
3.- No.
4.- No, pero es un problema común a hombres, jóvenes, laicos y un largo etcétera. Con una diferencia quizá y es que casi nadie se para a pensar en ellos y sí lo hace con la mujer por influencia del entorno empapado de ideología de género en que nos encontramos.
5.- Más o menos como las esposas a sus maridos que, en términos bastante extendidos, es que no, aunque ese otro lado de la moneda no suele contemplarse porque no es políticamente correcto.
6.- Depende de la iglesia, por supuesto, y me temo que la discriminación ni va en una sola dirección ni afecta sólo a cuestiones de sexo.
7.- No. Creo que deberían tomarse otras iniciativas mucho más urgentes que acabarían teniendo su repercusión también en ese terreno.
8.- Posiblemente la misma que hay para que las mujeres quieran militar en los partidos políticos diez veces menos que los hombres. En muchas ocasiones son personas prácticas que, consciente o inconscientemente, consideran una pérdida de tiempo ciertas actividades cuando tienen cosas más importantes que hacer… y no se equivocan.
9.- Al ama de casa anónima que se somete a Dios y se ocupa de su marido y de sus hijos amorosa, silenciosa y abnegadamente y a la que casi nadie recordará porque, gracias a la ideología de género, está de moda pensar que es una estúpida alienada.
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