En la recta final de la primera década del siglo XXI, ¿podemos seguir considerando transgresor un desfile de trasnochados personajes vestidos de araña, de libélula o de flor del paraíso, subidos a unas plataformas, depilados a la cera y moviéndose con menos gracia que un espantapájaros en un dia sin viento?
Si en la crítica de las primeras emisiones del
Saturday Night Live hispano (en Cuatro) ya quedó patente la cansina necesidad de recurrir a los chistes más banales con alusiones sexuales para hacer reir (y ellos, ni lo conseguían),
espectáculos (por llamarlo de alguna forma) como el de la gala drag queen demuestran que este país sigue asociando el sexo con tabú, con hacerse los modernos, con
transgredir, en definitiva. A mi me van a perdonar, pero si esta transgresión en televisión pasa
por promover galas de este tipo, más cutre que un número de revista de El Molino, apaga y vámonos.
Así, a medio camino entre una cutre fiesta fin de curso, una sesión golfa de fiesta mayor de barrio, los ballets de Giorgio Aresu, las mama chichos de la primeriza Tele 5 o esos engendros de la etapa franquista que llenaban la pequeña pantalla de danzas regionales, los sufridos travestis transgresores iban desfilando sin gracia, con coreografías risibles, música peor escogida y planos generales que ni en las peores galas de las subvencionadas
Murcia, qué hermosa eres.
Entre actuación y actuación (por llamar de alguna manera a la presencia casi estática en el escenario de un tipo con exceso de rímmel y que no sabía ni hacer bien un
play back), la gala abofeteaba la audiencia con ridículos intentos de convertir el carnaval canario en un musical. ¿Qué se creen? ¿Qué son
High School Musical? La verdad es que aguantar el número en el que un grupo de saltarines (llamarles bailarines sería un insulto) convertidos en una comparsa de piratas que intentaban cantar la historia del corsario John Drake en las islas, era una verdadera tortura.
La, presunta, buena intención de TVE de ofrecer un servicio público quedó, pues, empañada por el hecho de ofrecer un espectáculo lamentable, televisivamente insoportable y que, de la forma más burda, hasta ofrecía la posibilidad de votar via SMS para decidir en un supuesto empate entre el jurado presente en la gala. O sea, el cada vez más habitual atraco teléfono en mano pero perpetrado por tu propio Gobierno.
La gala es heredera directa de esa lejana
Reina por un día, un espacio que hace más de cuatro décadas el régimen del momento utilizaba para coronar a una ama de casa anónima con ramos de flores y regalos. En el año 2009, la gala canaria sigue coronando con ramos de flores y regalos, con la única diferencia de cambiar la ama de casa anónima por un corredor de seguros o un empleado de banca anónimo. Pura
transgresión, oigan.
De acuerdo, a la misma hora Tele 5 se recreaba en su particular inmersión en los vertederos con otra sesión de morbo alrededor de la chica desaparecida y presuntamente asesinada por su novio, mientras Antena 3 debatía en
Dónde estás corazón, y no me lo invento, si a la poligonera Núria
Bermúdez se la podía calificar o no de prostituta. O sea, pura bazofia sin pizca de dignidad ni moral, pero, mal que nos pese, se trata de la oferta de dos empresas privadas.
Pero es que TVE, aunque suene demagógico, la pagamos entre todos. Que se nos siga vendiendo como transgresora la reina por un día del desarrollismo de Fraga y compañía 40 años después y con otro tipo de reinas, no cuela. Se nos sigue vendiendo una España de postal, pandereta, sol y sangría, más casposa que José Luís Moreno y Nieves Herrero juntos, cuando
si nos remontamos esos mismos 40 años atrás, una mente como la de Chicho Ibáñez Serrador era capaz de innovar y desafiar tanto con sus Historias para no dormir (nuestra particular
Twilight zone)
como con su 1,2,3,…, un concurso que nos sonará a anticuado, pero que revolucionó el lenguaje televisivo sin tener que importar patéticos grandes hermanos ni nada parecido.
Ibáñez Serrador fue un claro ejemplo de transgresión catódica.
Igual que lo fueron Tip y Coll con su inteligente humor absurdo. Y repito, en pleno 2009, un desfile de transformistas con más maquillaje encima que una caja de la señorita Pepis ¿qué tiene de transgresor?
Si quieres comentar o