Paisajes cotidianos

Aunque creo que es posible que el tiempo de las excursiones de fin de curso no tengan el mismo objetivo que cumplían en el pasado (cuando solo viajaban unos pocos con posibilidades económicas) y los demás se enteraban de que existían otras ciudades por los libros y en estas ocasiones, también pienso que la buena programación de actividades complementarias (dentro del horario lectivo) puede servir como recurso didáctico fundamental para un mayor abundamiento de los contenidos que se tratan en las aulas. Una salida al medio rural puede ser bien aprovechada para disfrutar de la naturaleza y para hacer una descripción del entorno y del paisaje que vemos. Cada niño toma su cuaderno y plasma con sus palabras, la realidad que contempla con sus ojos cargados de ilusión por descubrir nuevas cosas. ¿Simple?, ¡quizás!, pero un comienzo interesante ante la diversidad de puntos de vista que coexisten en nuestra sociedad sobre un mismo ente en cuestión. En nuestro caso, cada niño se halla situado en un plano diferente al del otro y de espectadores distintos resultarán descripciones diferentes. Algunos verán cosas que otros no pueden ver y éstos a su vez, omitirán las que no les gustan, destacando las que más le agradan o por las que tienen mayor apetencia. Lo que pudiera parecer un juego de niños es la definición de lo que a menudo hacemos inconscientemente. Describimos situaciones desde una perspectiva parcial o ciertamente miope, que distorsiona la veracidad de un juicio crítico con rigor, al carecer de datos objetivos en cada caso. Pudiera parecer que existe poca relación entre los temas que hoy presento, pero quisiera recordarles que “paisaje” es sinónimo de panorama ( del griego pan- orama –vista-). Así el panorama que nos toca contemplar en materia política y económica va desde el conflicto palestino-israelí, hasta la convocatoria en las urnas gallegas, vascas y europeas. En el ámbito religioso siempre hay los que quieren liarla. No creo que nos competa ejercer de árbitros de todo lo que atente contra la supuesta inexistencia de Dios. Me refiero a los anuncios publicitarios en los autobuses, que no llego a entender qué es lo que nos quieren vender o anunciar. Es posible que haya más puntos de vista, sin embargo coincido plenamente con el comunicado de la AEE (Alianza Evangélica Española), respetando la pluralidad que tantas veces nos han cuestionado. Cuando digo “supuesta inexistencia de Dios” es referido a los que así lo creen. Entrar en si existe o no existe el “YO SOY”, es de una necedad tan supina como la que los Salmos 14:1; 53:1, se ocupan en recalcar y dejar bien claro. La propia Palabra de Dios da por supuesto la existencia del YO SOY (valga la redundancia), y el que no quiera verlo tendrá que continuar en su necedad. Son muchas las características que podemos observar de un mismo tema desde diversas posturas, pero el éxito del creyente radica en buscar la orientación de Dios, a través de su Palabra y de la oración, para que nuestras ideas se amolden a su voluntad. No puede ser que demasiadas veces queramos que el Señor sea de nuestra misma ideología política. Con todo, ya va siendo hora de que cada uno tomemos el compromiso de predicar el Evangelio en la libertad que otros desearon y no tuvieron.