Sé lo que hicisteis… nació sin demasiadas pretensiones hace casi tres años como un programa semanal, aunque un año después ya pasó a ser diario, además de haber ido extendiendo su presencia en la parrilla hasta la hora y media actual. ¿El secreto? Pegar una colleja irónica, desenfadada y crítica a toda la chusma televisiva que ha conseguido que los diccionarios acojan un término tan complejo como el de Telebasura. Es decir, el que define a programas que parten de supuestos debates, intereses informativos o hasta sociológicos para revolcarse en un nulo respeto a la intimidad y al honor, en la transformación del dolor, el escándalo y las miserias humanas en espectáculo, y en potenciar el enfrentamiento, el insulto y la falta de rigor por encima del diálogo y el respeto.
Ejemplos no nos faltarían, aunque siempre aparecerá la típica respuesta de que la televisión ofrece lo que la audencia pide.
Pues bien, el 2009 amanece con una buena notícia, como es la retirada en Telecinco de la edición de fin de semana de
Está pasando, uno de los más grandes bodrios telebasureros de los últimos tiempos. En la historia del trash hispano más castizo encontramos otros cadáveres como el de
Aquí hay tomate (quizá la telebasura por excelencia), el del abominable y manipulador
Diario de Patricia (¿quién no recuerda el asesinato de la joven Svetlana poco después de rechazar a su pareja en directo?), o el de antiguas emisiones como las que a mediados de los años 90 sirvieron a Pepe Navarro para promover un morboso juicio paralelo sobre los asesinatos de las niñas de Alcàsser, sin olvidar las sorpresas de la Gemio, que llenó los hogares de moquillos y lágrimas en
prime time al conseguir que alguna inocente víctima se reencontrara, veinte años después, con su hermana que se largó a hacer las Américas.
A pesar de eso,
la telebasura resurge cual ave fénix y vuelve a modelar monstruos que devoran la ética y el buen gusto con total impunidad, elevando a la categoría de estrellas y divas a personajes como Violeta Santander (la mujer maltratada que, de plató en plató, sacaba tajada, mientras su defensor agonizaba en un hospital), Julián Muñoz (350.000 euros fueron directos a sus ya bastante manchados bolsillos por una anodina entrevista), el policía chorizo, Luís Roldán, o hasta el segurata chorizo, El Dioni, que años después de apretar el acelerador de su furgoneta blindada y no parar hasta Brasil, sigue arañando un sueldo narrando sus aburridas andanzas entre caipirinhas, mulatas y piscinas al borde de las favelas.
Y eso, sin olvidar otros capítulos como el acoso y derribo al que han sometido a la duquesa de Alba, esa mujer que sigue fascinando por la mezcla de sentimientos que provoca, ya sean de admiración o de lástima; las sesiones de griterío de verduleras que ofrecen programas como
La noria o
¿Dónde estás corazón? (la reciente humillación pública de María José Cantudo por parte de María Patiño y compañía es uno de los más tristes capítulos basureros jamás vistos), o la sublimación de la vulgaridad y los instintos más bajos con el ya tristemente veterano
Gran Hermano, toda una lección de cómo ahondar en las pantanosas aguas de las miserias humanas.
Pero volvamos a nuestro particular oasis: Sé lo que hicisteis… ha conseguido que la joven La Sexta (cadena, por otra parte, criticable por su habitual uso del teleengaño nocturno ya detallado en anteriores artículos), acostumbrada a
shares muy modestos, consiga audiencias incluso superiores al 11%, además de ser todo un fenómeno en Youtube.
El mérito del programa radica en los guiones y en los particulares duelos dialécticos de la presentadora (una genial Patricia Conde que sabe combinar muy bien su imagen de
femme fatale con la de una parodia a medio camino entre Ane Igartiburu y Patricia Gaztañaga, además de grandes dosis de, directamente, hacerse la tonta) con una buena cosecha de colaboradores, liderados por uno de los fenómenos televisivos de las últimas temporadas, Ángel Martín, el gran destripador de la telebasura.
Con un decorado simple, colaboradores que asaltan la calle micrófono e ironía en mano, una renovación constante de mini secciones, buenos gags (las tablas de Miki Nadal se notan), una crítica mordaz y directa y hasta una divertida parodia de una serie de televisión (
My name is Angerl) conforman un cóctel que ha conseguido poner nerviosos a los reyes y las reinas de la telebasura, hasta tal punto que un juez ha prohibido al programa utilizar imágenes de Telecinco, basándose en los derechos de propiedad intelectual (los conceptos
intelectual y
Telecinco en una misma frase suenan contradictorios, lo sé).
La sentencia (un peligroso precedente, de otra parte) no ha acabado con
Sé lo que hicisteis…, que ha sabido dar la vuelta a la situación y crear nuevas secciones en las que parodian informativos de la cadena amiga (menos de La Sexta, claro), además de recrearse más en la oferta de la bazofia que siguen escupiendo otras cadenas, con Antena 3 al frente. Programas como el de Conde, Martín, Nadal y compañía consiguen que sigamos creyendo en el ingenio, la ironía, el guión trabajado y la calidad como las mejores armas para combatir la estupidez humana con la que los mariñas y jordisgonzález de turno siguen salpicando nuestras pequeñas pantallas.
“Hermanos, fijaos en todo lo que encontréis de verdadero, de noble, de justo, de limpio, en todo lo que es hermoso y honrado“ Filipenses, 4:8
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