Según el texto bíblico (
Génesis 25 y 36), el origen de Edom está unido al pueblo hebreo. Su nombre proviene de Esaú (llamado también Edom), hermano de Jacob, de quien descienden los israelitas. Su estrecha relación de vecindad entre ellos es mencionada en diferentes ocasiones en la Biblia, que describe la continua enemistad surgida al negarle el paso a Israel a través de su territorio cuando se dirigía a la Tierra Prometida.
Con el avance de la arqueología se va descubriendo un pueblo que hasta hace pocos años sólo era conocido por el texto hebreo. Entre los principales enclaves edomitas que se han excavado figuran su capital Bosrá (actual Buseira), con edificios monumentales de influencia asiria, Temán (Tawilan), Selá, posiblemente Umm el-Biyara en la cercanía de Petra, donde se encontró el sello del rey edomita Qosgabr, también mencionado en documentos asirios.
La investigación actual del reino de Edom lo sitúa en una encrucijada en el tiempo, al fijar su cronología con dos dataciones diferentes:
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Por un lado, los enclaves anteriormente mencionados, fueron estudiados por la
arqueóloga británica Cristal Bennett, cuyos resultados, a partir del análisis de los materiales hallados y en opinión de otros especialistas, indican que la formación de Edom como reino con una administración constituida, se llevaría acabo a partir del siglo VIII aC.
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Por otro, las recientes excavaciones dirigidas por Thomas E. Levy de la Universidad de California y Mohammad Najjar director del Departamento de Antigüedades de Jordania, en
Kirbet en-Nahas, a unos 20 kms al suroeste de Bosrá, han fechado la presencia edomita en el siglo X aC, con una infraestructura propia de un estado consolidado, apuntando a una datación más de acuerdo con el relato bíblico. El lugar presenta una gran fortaleza de 73x73 metros, con una puerta defensiva de 4 cámaras, similar a las halladas en Palestina, además de un número elevado de edificaciones y de un centro metalúrgico con extracción y producción de cobre.
Independientemente de la conformación social de Edom, ya sea como estado organizado o como elemento tribal, disponemos de una referencia en el siglo XIII aC, a través del Papiro Anastasi VI, que pertenece al reinado del faraón Merneptah (una estela de este faraón proporciona la información más antigua que se conoce de Israel). El papiro recoge el informe de un funcionario de frontera egipcio estacionado en Sile, que permite el paso a una tribu edomita hacia los pastos del delta del Nilo.
“...Hemos terminado de hacer pasar a las tribus de los Shasu de Edom a través de la Fortaleza de Merneptah-Hotephirma, V.P.S., en Theku, a los estanques de Pithom, de Merneptah-Hotephirma en Theku, para mantener a ellos y su ganado en el dominio del Faraón...” (J.M. Tebes. Papiro Anastasi VI, 54-56; trad. de Breasted 1962: 3:§638)
Otras referencias a Edom las proporcionan diferentes documentos asirios. Desde el reinado de Adad-Nirari III entre el siglo IX y VIII aC, que lo nombra entre las tierras conquistadas y obligadas a pagar tributo, hasta el reinado de Asurbanipal en el siglo VII aC. En los anales de Tiglat-Píleser III, se cita al rey edomita Qosmalaku junto al de Judá Acaz. (J.B. Pritchard ANET 282 “
Recibí tributo de... Sanipu de Bit-Ammón, Salamanu de Moab, ... Mitinti de Ascalón, Acaz de Judá, Qosmalaku de Edom...”. También en los reinados de Esarhadón y Asurbanipal, es mencionado otro rey de Edom llamado Qosgabr.
A finales del siglo VII y durante todo el VI aC, la región del Néguev, al sur de Judá, recibe la ocupación de una gran población edomita, constatado por los hallazgos realizados en distintos asentamientos: Aroer, Horvat Qitmit, Hatzeva, Arad, etc. Entre las causas que motivaron este desplazamiento figuran, en primer lugar, la expansión comercial, y posteriormente la conquista de las tierras al sur de Hebrón, aprovechando el desvanecimiento del estado judío al sufrir la invasión de Babilonia y la destrucción de Jerusalén. La Biblia recoge esta situación en la condena que los profetas Abdías, Jeremías y Ezequiel hacen a Edom por su actitud engañosa, uniéndose, en principio, a Judá en coalición con otros estados para resistir a Nabucodonosor. Y después ponerse a favor del invasor, apropiándose de parte del territorio judaita.
Una muestra de la presencia edomita en Judá se encuentra en Hatzeva, enclave situado a 30 km al sur del Mar Muerto. Los arqueólogos Rudolph Cohen y Yigal Israel, hallaron en su estrato IV correspondiente a los siglos VII y VI aC un foso con numerosos objetos de culto edomitas, evidenciando su influencia cultural y religiosa en Judá. Es curioso indicar que las 75 piezas de cerámicas halladas en el foso, habían sido colocadas y aplastadas deliberadamente con grandes sillares para destruirlas. En opinión de los excavadores de Hatzeva, su destrucción fue realizada durante la reforma religiosa del rey Josías, quien destruyó los santuarios existentes en su territorio, centralizando el culto en el Templo de Jerusalén, de acuerdo con el texto bíblico de
2 Reyes 22 y 23.
Las excavaciones realizadas por Itzhaq Beit-Arieh del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, en Horvat Qitmit al suroeste del Mar Muerto, han descubierto un templo edomita con abundantes objetos de culto. Se hallaron vasos sagrados, cálices decorados con granadas, pequeños altares, figuras antropomorfas y zoomorfas. Entre las estatuillas destaca la cabeza de una diosa con tocado tricornio y expresión con sonrisa benévola.
Este centro de culto edomita en Horvat Qitmit muestra la ocupación del territorio al sur de Judá, que las posiciones defensivas levantadas en el Négueb no impidieron. Disponemos del testimonio epigráfico de un ostracón hallado por Yohanan Aharoni en las excavaciones de Arad, que confirma los ataques edomitas en la zona y que posiblemente esté reflejado en el
2 libro de Reyes 24:2, sustituyendo en el texto Aram por Edom como indica Jacques Briend. El mensaje va dirigido al comandante de la fortaleza de Arad, y le pide que refuerce la guarnición de Ramat-Négueb ante el posible ataque de Edom. (J.Briend. “
Tomareis de Arad 50 (?) y de Qinah... y los enviaréis a Ramat-Négueb por medio de Malkiyahu, hijo de Qerobur, y él los pondrá bajo la autoridad de Eliasha, hijo de Yirmiyahu, no sea que le pase algo a la ciudad. La orden del rey pesa sobre vuestras vidas. He aquí que os he enviado hoy esos hombres, no sea que Edom llegue hasta allí”).
Del pueblo edomita conocemos su rica cerámica de elementos artísticos y cultuales, extendida desde su territorio hasta el norte del golfo de Akaba en Tell el-Kheleifeh y por todo el Négueb, presentando, como principal característica sus dibujos geométricos y el uso de los colores rojo y negro. Su escritura es similar al hebreo, como puede apreciarse en un ostracón localizado en la fortaleza de Horvat-´Uza al oeste del Arabá. Contiene 6 líneas con un mensaje en el que aparece mencionado el dios nacional Qos, cuya expresión aparece como elemento teofórico en los nombres hallados en las inscripciones, como el del rey Qosmalaku.
A partir del siglo V aC, comenzó desde Arabia hacia el norte, una expansión de tribus nómadas y comerciantes que constituirían el reino Nabateo. Establecieron su capital en Petra y aunque la ciudad estuvo habitada en toda la Edad del Hierro, sus famosas construcciones monumentales corresponden a esta época. Los nabateos controlaron las rutas comerciales y desplazaron a los edomitas definitivamente hacia el sur de Judá hasta Hebrón, región que pasaría a llamarse en el periodo helenístico Idumea. Judas Macabeo (
1 Macabeos 5:65) conquistó este territorio hacia el año 165 aC, y más tarde el rey Juan Hircano, alrededor del 125 aC, obligó a los idumeos a circuncidarse y convertirse al judaísmo. De ellos procede el conocido rey Herodes.
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