Entre tanta violencia se hace necesario un espacio no violento. En este apartado no podemos dejar de citar a algunos pacificadores. Se hace necesario mirar para atrás por un instante y otear algunas de las voces que buscaron la paz y la no violencia. En el pasado siglo XX se levantaron algunas voces importantes, entre las que destacamos tres personajes y una alternativa social: Gandhi, Martin Luther King, John Lennon y el movimiento
hippie. Todos tienen en común la defensa de unos derechos, la lucha pacífica contra la opresión y la injusticia, la voz de protesta contra la guerra y un carácter inclinado a la no violencia. Ahora bien, no todos emplearon las mismas herramientas para que sus propuestas fueran atendidas, ni todos fueron coherentes con los principios defendidos.
El líder nacionalista hindú M. K.
Gandhi (1869-1948) estableció en su país una revolución no violenta; el pastor evangélico norteamericano M.
Luher King (1929-1968) se constituyó en portavoz del movimiento contra el racismo que reivindicó unos derechos civiles; el músico inglés J.
Lennon (1940-1980) erigido como uno de los baluartes del movimiento de protesta contra la Guerra de Vietnam (1959-1975) y el movimiento
hippie, iniciado en Estados Unidos a mediados de la década de los sesenta del pasado siglo, caracterizado por ser una contracultura apolítica, antimaterialista, amante del rock y de la vida comunitaria, defensora de la naturaleza y opuesta también a la Guerra de Vietnam (que experimentó con drogas y sexo libre, celebrando la paz y el amor). Estos cuatro puntos cardinales de la pasada centuria buscaron la no violencia. Hoy, en los inicios del siglo XXI, podemos intuir que esas luchas forman ya parte de la historia y tal vez quedaron en el olvido: La India sufre violencia; los negros -no sólo en Estados Unidos- siguen siendo objeto de racismo y discriminación; las guerras aumentan sofisticadamente y la sociedad occidental deja de lado los valores morales a un ritmo trepidante.
Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz y síguela, afirma el bíblico Salmo 34 (
versículo 14), puesto en boca del rey de Israel: David. Ahora bien, entre ´buscar´ y ´seguir´ hay que ´encontrar´. Para ´encontrar´ tenemos que ´acudir´ a la sana y pacífica fuente de donde emana LA PAZ.
La paz os dejo,
mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da, esgrime Jesús en el Evangelio de Juan (
14:27) dirigiéndose a sus discípulos. Este personaje, más que histórico, marcó un antes y un después en el devenir de la humanidad, no cabe duda. Es el modelo de pacificador por excelencia. Nadie lo puede negar y “rechazar esta evidencia constituye un acto de violencia intelectual”.
A él debemos nuestra cronología actual y un legado sin precedentes. Murió violentamente sin apenas rechistar y resucitó -según revela la Biblia- para cumplir los dictados divinos y lo escrito por los profetas, afirmando la fe de millones de cristianos que hoy esperan por su segunda venida.
Gandhi lo definió como “un iluminado´ y sin embargo estaba contrariado con los cristianos porque estimaba que éstos no estaban iluminados como su profeta.
Luther King llevó a Jesús en su corazón (fue abatido a tiros en un motel de Menphis tres años después de haber recibido el Premio Nobel de la Paz).
Lennon con algo de violencia verbal afirmó que el cristianismo era una moda y que, como tal, tendería a desaparecer (fue tiroteado en Nueva York). Los
hippies, que reivindicaban una nueva sociedad y una urgente salida del sistema, acabaron en su mayoría acomodándose y fusionándose en y entre aquello que criticaban; hoy muchos de ellos, de una u otra manera, rigen el sistema. En fin, algunas incoherencias pueden observarse.
Sin embargo, y aunque no esté de moda o sea anacrónico para muchos y muchas, una de las semillas para la no violencia se encuentra en aquellas enseñanzas del fundador del cristianismo y la invitación a buscar la paz sigue estando abierta. No obstante, es una decisión personal encontrar el sentido que designa la paz.
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