Los hay quienes caminan de un modo apresurado, con la mirada puesta en las texturas del suelo que casi no se atreven a erosionar con sus pasos; los hay quienes se sienten orgullosos de su erosión, que avanzan a grandes zancadas, como los flamencos cuando se inclinan para beber.
Los hay seguros, inquietos, arrogantes, perplejos, zigzagueantes, y los que casi flotan, y los que con sus pisadas crean susurros, y los que hacen temblar los charcos, y también podemos ver los que caminan sobre un bastón, o los que se mueven como si corrieran sobre ascuas de fuego.
En mi curiosidad también entran los colores: mi piel es tan blanca que podría envolverme en ella para dormir; los árboles verdes, y les aparecen inocentemente verdes y crueles para la vista, tanto como los semáforos amarillos de la isla; uno puede pensar que aquí todos son de piel oscura, pero nada más lejos de la realidad, pues también hay almas grises y aún más blancas que la sábana que pretendo ser; el cielo no es azul, sino púrpura, pues el día se despide con amor, eso que algunos se prometerán hoy bajo el aire siena de las habitaciones cargadas de calor. Un coche rojo despierta mi curiosidad, pues se ven pocos, muy pocos por aquí tan relucientes, y con aspecto de coche recién comprado, que sean capaces de asombrar hasta a los gatos negros de las azoteas. El rojo es más bien un color de bici, como el turquesa o el naranja. O un color de prenda secada al sol.
La curiosidad es también el deseo de encontrar respuesta a muchos secretos. Esta tarde, una madre con su hija pasaban delante de un cartel pidiendo la libertad de Cuba. Algunos secretos son insondables, como el saber qué pasa por las cabezas de los jefes de estado. De todos. Todos están en cierto modo enajenados por su posición, y todos están dispuestos a lo que sea por sus convicciones, sean correctas o no. Por esa seguridad los elegimos, o tenemos la sensación de elegirlos. Hasta qué punto decidimos es un secreto más.
Acompaño a Lázaro esta tarde a un local algo clandestino (digo algo, porque los vecinos saben qué hay puertas adentro) donde se reúnen unos cuantos cristianos. Uno de ellos habla de esto, de la perplejidad, de la curiosidad. Dice que cada vez es más complicado prestar atención a las cosas, porque el ritmo del mundo se acelera. No hay tiempo para pensar en los misterios, ni para analizar las cosas con detenimiento y tranquilidad. Si esto ya lo notan en el Caribe, pienso, habrá que imaginar lo que ocurre en el resto del mundo, mucho más estresado. Juntamos las manos y nos despedimos hasta otra. Yo les agradezco su hospitalidad con lágrimas en los ojos.
Una vez en casa de Lázaro, él me pregunta si quiero saber qué hay dentro del sobre que he transportado este tiempo. No puedo negar que siento una gran curiosidad. El momento que tarda en abrirlo y sacar su contenido me parece eterno.
La mayor parte del sobre son fotografías, acompañadas de algo de dinero y una pequeña llave. Las fotografías muestran a mi amigo mejicano de pequeño, jugando con unos primos suyos junto al mar. Lázaro me va explicando detalles de cada una, añadiendo detalles a una historia que ya no podré sacar de mi vida. Al final, Lázaro me da una tarjeta pequeña. “Es para ti”, dice.
SI ESTÁS LEYENDO ESTO SENTADO JUNTO A MI PADRE, SIGNIFICA QUE SABÍA QUE PODÍA CONFIAR EN TI. TU VIAJE ESTÁ LLENO DE SECRETOS QUE TENDRÁS QUE DESCUBRIR. PARA AGRADECERTE LO QUE HAS HECHO POR MI, TOMA LA LLAVE QUE HAY AQUÍ, Y LLEVALA SIEMPRE ENCIMA. TE AYUDARÁ CUANDO MENOS LO ESPERES, Y MÁS LA NECESITES. GRACIAS DE CORAZÓN. TU AMIGO MANUEL.
Creía haber perdido un secreto, pero en realidad gano uno aún mejor. Aprieto la llave en mi puño y doy gracias por estar aquí. Ya no hay dudas de mi viaje. Hay un propósito.
Subo a la azotea a contemplar el atardecer. Me gusta dejar este secreto como está, ver cómo las cosas cambian de apariencia cuando el sol está débil. Mañana me voy de la ciudad. Tenía que dedicarle mi curiosidad. La Habana sólo pide un poco de eso para convertirse en mágica.
NOTA del TRADUCTOR: Si visita Tierras por primera vez, los dos artículos anteriores a este le ayudarán a entender. Claro que siempre puede comenzar desde el principio.
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