La humanidad en un vagón

También dice el agresor que nunca ha sido racista. A lo mejor ni es machista. Lo demostró debidamente. Por eso en vez de darle patadas al pasajero varón que estaba sentado cerca (que conste, no he deseado tal cosa) se fue para la menor ecuatoriana. Tampoco es un cobarde.

“El chico” de este caso, adulto ante la ley, tiene, a saber, seis inutilidades en vías de expansión: Racista, machista, abusador (parece que nadie le da importancia a que, entre golpe y golpe, abusa de ella), cobarde, insensato y antecedentes penales. Tonto no es. Si lo fuera, el alcohol le habría llevado a golpearse a sí mismo dándose cabezazos contra las paredes del tren, o contra los espaldares de los asientos, o contra las barras metálicas. En fin, cosas que no tienen eco social.

Resumiendo: han localizado a un sinvergüenza más. Una perita en dulce que según la abuela se ha atrevido a su vez a denunciar a la muchacha. Averigüen que habrá declarado. Seguramente pensará ganar el juicio. Un muchacho optimista.

¿Cómo se encontrará la joven? Se habla del agresor pero... ¿y ella?, ¿estará bien?, ¿lo estará superando? Ese es mi deseo.

A todos nos resulta indignante observar la actitud del que viaja con ellos. Ve todo lo que no habría querido ver y queda inmóvil ante tal escena, quizás deseando que se lo tragara la tierra, quizás temiendo que el agresor, al terminar con la chica, se fuera a por él. Mi reacción en un principio fue de crítica. Me pregunté: ¿podrá dormir tranquilo? ¿podrá contar a alguien lo que ha hecho, o mejor dicho, lo que no ha hecho? Luego me di cuenta de que ese joven somos todos. Nos representa a cada uno de nosotros. Vemos pasar maldades ante nuestras narices y nos quedamos impávidos, formando, con nuestra actitud y consentimiento, parte de ellas. Sinceramente compadezco al testigo. Creo que en su vida ya hay un antes y un después. Ojalá le sirva para madurar.

Estas tres personas: la muchacha, el agresor y el testigo representan a la humanidad entera metida en un pequeño vagón de tren que marcha hacia un fatal destino.

Que Dios nos libre. En caso de peligro estamos solos. Los malhechores abundan cada día más y se han extinguido los buenos samaritanos por falta de auxilio social.

¿Hasta dónde vamos a llegar? Ruego a Dios que estas barbaridades no sirvan a los delincuentes para alcanzar la fama, pues no sería el primero. Muchas cadenas lo están entrevistando. El mundo está loco, se divierte entronizando escorias.

MULTIMEDIA
Puede ver aquí (o descargarse) el video de los tristes y execrables hechos, con la agresión a la joven ecuatoriana, motivo de este artículo (video, 3 Mb)