Ayer por la tarde, después de la jornada laboral, me dispuse a subir al tren con destino a Terrassa, ciudad donde vivo. Una vez dentro, me senté y espere. Pero de pronto el paisaje dejó de ser familiar. El anuncio por megafonía de la próxima estación me confirmaba que me había equivocado de tren. Así como yo, también otro chico.
Dado que compartíamos la confusión, empezamos a hablar. Nos bajamos en la siguiente estación y corregimos nuestro destino sin mayor dificultad. Pero lo interesante fue nuestro diálogo, del cual te escribo algunos fragmentos.
(Cuando veas este símbolo (...) quiere decir que la conversación seguía pero por otro camino y que por abreviar y por no interesar por lo que te quiero compartir, lo omito)
Zuber: - Bueno, yo soy extranjero, pero hay gente de aquí que también se confunde (...)
Jonatan: - ¿De dónde eres?
Zuber: - De Marruecos (...)
Jonatan: - Entonces ¿eres musulman?
Zuber: - Si.
Jonatan: - ¿Y crees en Ala, lees el Corán?
Zuber: - Si, si, claro.
Jonatan: - Yo también tengo un Corán y lo estoy leyendo (...)
Zuber: - ¿Tú tienes un Corán? Bueno, hay gente que le gusta tener conocimiento.
Jonatan: - Bueno, yo lo estoy leyendo porque también creo en Ala. (...) Imagino que entonces también crees en Musa (Moisés).
Zuber: - Si, y en Isaac, si todo, todo. Allí en Marruecos estudiamos el Corán en la escuela (...)
Jonatan: - Y tu cuando mueras ¿estás seguro que irás al paraíso?
Zuber: - No, no estoy seguro.
Jonatan: - ¿Y entonces que hay que hacer para poder tener la seguridad de que cuando muramos iremos al paraíso? (...)
Ahí, en ese punto, Zuber me explicó que teníamos que ser buenos y cumplir con los mandamientos. Intenté mostrarle la incapacidad del hombre para eso, para luego enlazarlo con Cristo y el evangelio, pero llegó el momento de despedirnos, pues ya habíamos salido de la estación. Nos dimos la mano, me preguntó mi nombre, y yo le pregunté el suyo y nos fuímos.
¿Contento? Sí. Pude buscar puentes, los encontré y crucé al otro lado. El Espíritu me guió para poder entablar una conversación que repercutiría en lo eterno. Aprendí a como entablar conversación, sin entrar en discusión, con musulmanes. Una vez más, pude romper mis barreras y hablar a alguién. Fui consciente de que no tenemos que buscar sólo las diferencias y ver porque "nuestra religión es la verdadera", sino más bien a través de las similitudes poder llevarlos a Cristo.
¿Triste? También. Antes de empezar la conversación, mantenía lucha conmigo sobre si hablarle o no y en mi corazón estaba el no hablarle de temas espirituales, con lo cual estaba haciendo acepción de personas en mi corazón, pues si le hablo a un famoso y no le hablo a alguien de a pie. Pero sobretodo triste porque no le pude presentar a Cristo, porque todavía no sabe si irá al paraiso, ni lo que tiene que hacer para ir. Porque me perdí y sin darme cuenta yo, el evangelista, estaba siendo evangelizado.
Así que te pido que ores, ya no sólo para que pueda volver a encontrármelo para continuar la conversación y aún mejor para que Zuber conozca a Cristo y su obra, sino para que pueda hablar con denuedo las buenas noticias, para que el Espíritu me ayude a presentar el evangelio con precisión y claridad.
Si quieres comentar o