La generación del destape

Después de su larga conversación nos volvimos a quedar solos los dos y yo le pregunté algunas cosas. Cuando por fin terminamos la pieza me dijo:
- “Es normal, piensa que esto son fases; tú porque ya has nacido en democracia, pero mi generación no podía ni leer ni Cameron; y ahora, pues ves dos tías haciéndolo con un pony y no pasa nada”.

Tal vez te parezca un ejemplo un poco extremo y no encaje en tu caso (aunque en realidad esto sea más frecuente de lo que crees), pero el hecho es que algo sucedió con parte de la generación de los ´60 y ´70. No es la primera vez que lo pienso pero sí la primera que escribo acerca de ello.

Llevo tiempo fijándome en muchas personas de esa generación y aunque mi humilde muestra no sea estadísticamente válida, sí sé una cosa: que para encontrar personas de edad comprendida entre los 33 y los 47, lo primero que debo hacer es salir de la iglesia. No estoy afirmando con esto que en nuestras iglesias no haya gente de entre estas edades, pero sí creo que el vacío generacional que hay en muchas de ellas coincide con esta franja de edad. Franja de edad en la cual, algunos más que otros, vivieron el proceso transitorio de una dictadura a una democracia; del estado de represión al de liberación. Liberación que algunos asociaron con el destape y la promiscuidad, y de ello salió la llamada “generación del destape”.

La generación del destape es aquella que aún gobierna mayoritariamente en los medios de comunicación y un amplio sector de las artes escénicas y que, en sus comienzos no encontraron nada mejor para hacer frente a la represión que plasmar a Alfredo Landa en Super 8. Producciones que, curiosamente, las nuevas generaciones ya desechan por sexistas.

Ésta es la generación que le quitó el pecado al aborto y lo convirtió en “interrupción del embarazo”, también logró arrancar la culpa que genera el divorcio y lo transformó en una práctica totalmente saludable para todo el que llegue a pensar en algún momento de su vida que ya no siente lo que sentía.

Llevan la bandera de Rebel tatuada en sus corazones y algunos se creen James Dean por dejar ver South Park a sus hijos y creer que son los padres más guays de la escuela.

Pero lo cierto es que los niños de la escuela evitan cada vez más hablar de sus padres por vergüenza y tristeza. Algunos de estos niños y jóvenes son los que se levantarán contra sus padres siendo más rebeldes que ellos, porque en lugar de dejarse arrastrar por la lacra se entregarán a la verdad y servirán al Dios que sus padres despreciaron y, tal como está escrito, “éstos se levantarán y lo contarán a sus hijos, para que ellos pongan su confianza en Dios, y no se olvidarán de las obras de Dios, sino que guardarán sus mandamientos; para que no sean como sus padres, una generación porfiada y rebelde, generación que no preparó su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel a Dios”.