Una tierra nueva

Al fin, cuando ya se han dado los pasos necesarios, cuando se han descartado vías... cuando se han arrancado páginas que dolieron escribir... cuando se ha tomado la decisión irrevocable y no obstante maravillosa... cuando se toma el camino correcto, hacia el sol, en dirección al objeto rojo que sabemos está allí para siempre, a pesar de las nubes pasajeras... se abre, se extiende, una tierra nueva.

Al mismo tiempo, es un lugar que ya conozco. Quizá lo he soñado... o la imaginación funciona así. Paseo como si hubiera estado siempre aquí, como si hubiera crecido y montado en bicicleta por estas calles, y hubiese asistido a todos los cambios de negocio de ese local de la esquina.

Las cosas más bellas, las que más importan, no son necesariamente las que parecen más nuevas. Quizá sólo hace falta un cambio de luz. Están ahí, esperando a que hagamos una pausa y las veamos de verdad. Estoy al final de este camino, primero de muchos otros. Ya he hecho todas las preguntas que necesitaba, ni más ni menos. He dado los pasos. He obedecido.

Veo las calles limpias, los carteles de las bebidas refrescantes, los postes de la luz en forma de cruz (vacía, siempre será vacía), los ladrillos burdeos puestos con mesura, con sabiduría. Veo los cristales de las casas, los periódicos de hoy, los aspersores llorando sobre la hierba, intermitentes. Huelo el café, la gasolina, el cuero de los asientos de algunos coches. Soy un extraño, un extranjero en todas partes.

No tengo amigos más que los que son tan intermitentes como el llanto de los aspersores, con los que he compartido carretera. Mi piel está dorada por el sol y cubierta de espigas. Estoy bien acompañado. Cuando esto acabe, cuando entregue el maletín con el dinero dentro de dos semanas, podré volver a casa.

El yo de antes ya se ha ido, y vuelve otro. Al final, como después de muchas películas, se me ha hecho corto. Tocará buscar un nuevo objetivo, una nueva ciudad al final de la carretera, pasear por nuevas parcelas sembradas... pero con el mismo sol reconfortante, alto en el cielo.

Por hoy ya basta. Mañana vendrá con nuevos males, y con otras ilusiones. Dios, gracias por esta tierra nueva.