Los manuscritos del Mar Muerto, como así también se les denominan, forman parte, en opinión de la mayoría de especialistas, de una extensa biblioteca que tenía un grupo separado del movimiento esenio, como indica Florentino García Martínez de la Universidad de Groningen y miembro del Comité Internacional de Edición de los Manuscritos de Qumrán. Aunque actualmente sigue en estudio:
-La identidad de las ruinas de Qumrán.
-La relación de la Comunidad con los textos de las cuevas.
-La interpretación del material hallado.
La comunidad esenia tenía su asentamiento en Kirbet Qumrán (Ruinas de la Luna) a unos 13 Km al sur de Jericó, en el desierto de Judá junto al mar muerto.
Tras la revuelta judía en el año 68 DC, los manuscritos fueron guardados en diferentes cuevas de la zona preservándolos del ejército romano, hasta el hallazgo casual de la cueva nº 1 en 1947 por el joven pastor beduino Muhammad al-Dib. Estaban envueltos en varias capas de tejidos, posiblemente impregnados en aceite y almacenados dentro de una de las ocho tinajas alineadas e intactas, las otras estaban vacías. Después de pasar por varios compradores los primeros siete rollos encontrados fueron adquiridos por la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Las excavaciones se iniciaron a partir de 1949 hasta 1956, por el Departamento Jordano de Antigüedades, junto con la Escuela Bíblica de Jerusalén dirigidos por G.L. Harding, y Roland de Vaux respectivamente. En total se descubrieron 11 cuevas que contenían fragmentos de unos 850 manuscritos, en diferentes estados de conservación. Entre ellos hay documentos bíblicos, apócrifos y los propios de la secta. Escritos en hebreo, arameo, griego y nabateo. En su mayoría, el material utilizado es el pergamino, algunos en papiros, además de las dos partes del rollo de cobre con las localizaciones de tesoros escondidos.
La datación del carbono 14, la paleografía e incluso datos internos, fechan estos documentos en su mayor parte entre el siglo III y el I AC. Por lo que estamos ante el descubrimiento más importante en el estudio de la Biblia, y el mundo que la rodea. Los libros de la Biblia hebrea están todos presentes menos el de Ester. Uno de los resultados obtenidos es comprobar la fiabilidad del texto bíblico, que se nos ha transmitido. Actualmente se conservan la mayoría de los manuscritos en El Santuario del Libro, perteneciente al Museo de Israel en Jerusalén.
Volviendo al libro del profeta Isaías, en la cueva nº 1 además del rollo que se localizó prácticamente completo y cuyo texto es similar, con pequeñas variaciones, respecto al texto masorético de nuestras Biblias actuales, también se encontró parte de otro rollo que contiene los capitulo 41 y del 43 al 66. Aunque incompleto, presenta una caligrafía mucho más bella, y un texto casi idéntico al masorético.
Estas pequeñas diferencias representan escuelas diferentes de escribas, que aportan información de una mayor antigüedad en la redacción del texto origen, ya que estos documentos hallados son copias de anteriores, debiendo transcurrir el tiempo necesario para que se desarrolle la divergencia, contra lo que algunos autores intentan adjudicándoles fechas más recientes y cambiando el autor del libro.
En este punto invito al lector a situarse en la columna XLIV del rollo de Isaías. A partir de su séptima línea comienza el capitulo 53. Lea este texto en cualquier Biblia, sabiendo que el manuscrito hallado tiene una antigüedad por lo menos 100 años AC, y que Isaías vivió en el siglo VIII AC.
¿De quién habla? Puede que la respuesta le comprometa. Pero le invitamos a leer el
capítulo 53 del libro del profeta Isaías.
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Presentación electrónica del rollo de Isaías
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