¡Qué injusto es que ambas palabras hayan corrido igual suerte frente a sus rivales, a saber:“Astronomía”, literalmente: poner nombre a los astros, y “Economía”, que no me atrevo a asegurar lo que significa, ni para qué sirve, porque, sinceramente, lo desconozco.
La Astronomía, al menos, es capaz de predecirnos con absoluta exactitud el momento y el lugar de un encuentro interplanetario o incluso interestelar. Pero la Economía, es incapaz de predecir a cómo estará el Euribor dentro de quince días.
Además, si se supiera ¿no sería información privilegiada? No, no se ría Vd. Verá… Leí primero con humor, y luego con amargura, cómo unos reconocidos eco-nomistas británicos decían, con gran repercusión mediática y hasta política, lo que llevan diciendo los eco-logistas hace décadas. ¿Que qué decían? Pues que, si seguimos como vamos, a nivel planetario, el que no queden vivas ni las cucarachas, es sólo cuestión de tiempo -por nombrar un ser superresistente. Perdone mi exageración, pero el propio Sir Nicholas Stern, autor del el estudio y ex-jefe de un prestigioso equipo de economistas del Banco Mundial, cifra en mas de 200 millones de personas las que pueden verse afectadas por las consecuencias más inmediatas del llamado cambio climático.
Pero, ¿cree Vd. que fue eso lo que destacaron los medios de comunicación? Pues no señor. Se equivoca Vd. Lo que destacaron fue que antes de eso, la eco-nomía se iba a resentir grandemente. Fíjese, y ¡nosotros con estos pelos!
Los eco-logistas ya lo venían diciendo, pero, claro, ellos defienden los espurios intereses de Greenpeace, o de WWF, o de BirdLife, o de otras entidades por el estilo, seguramente con muy oscuros y ocultos objetivos, al decir que defienden la Vida en el Planeta. Perdone Vd. mi sarcasmo.
En cambio los eco-nomistas, verdaderos amadores de la verdad y del progreso humano sostenible, si que son creíbles. ¿No cree Vd.? Perdone ahora mi ironía.
Siento bastante pena al ver que la justificada distancia entre Astronomía y Astrología, se haya instalado también entre Economía y Ecología, cuando no es justo en absoluto.
Pero vayamos más allá. Ahora resulta que a toda la caterva de agoreros sobre el fin de los días, tal como los conocemos, se suma el señor Al Gore en un encomiable intento de sensibilizar al mundo ante los desastres venideros.
¿Comprende Vd. ahora el chiste fácil del título del artículo? Y es que ser aGOREros se va a poner muy de moda. Ya verá. Cuando yo era niño, contábamos el chiste de que la policía no es tonta, que allí donde veía una colilla, decía “aquí han fumao”. Pues eso que aquí, lo queremos, o no ya estamos fumando todos. Sólo que algunos espabilados del moderno ágora mediático, parece que lo han descubierto ahora. O quizá lo que hayan descubierto es que les resulte rentable en este último rato, que según ellos, nos queda.
Y ahora le hablo en serio. Mire Vd., yo soy cristiano, como le dije, hace varias entregas. Y, como tal, acepto la palabra de Dios expresada en la Biblia, en su totalidad. Acepto lo que me gusta y lo que no. Y, aunque no sé ni el momento ni la forma, sé que las promesas del sumo Hacedor, se cumplen inexorablemente. Y he leído el libro de Apocalipsis, por cierto escrito hace casi 2000 años. Antes que a eco-logistas y a eco-nomistas le diera por estudiar la deriva del mundo. Leyendo Apocalipsis, se tienen a veces sentimientos encontrados, que van desde el pavor, a la satisfacción de ver que Dios finalmente tendrá la sartén por el mango, como se suele decir.
Pero ya sabe Vd. que los extremos son, a la vez que odiosos, injustos y casi nunca cristianos. Por un lado, no debemos temer nada que vaya más allá del propio “temor” que Dios nos pide en su Palabra y nos infunde con su Santo Espíritu, expresado éste como el mayor grado de respeto y aceptación de Su autoridad. Y por otro lado, tampoco debemos pensar que su Justicia sea vengativa, como la nuestra, la humana. Es sencillamente, lo que el Hombre, apartado de Él, se ha buscado.
Vd. y yo, si somos lo que debemos ser, humildes y temerosos de Dios, y lo aceptamos a Él como Soberano, nada tenemos que temer. Es su propia promesa. ¿No cree Vd.?
Hasta la semana que viene.
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