Greeley volvió a la carga en 1997, en la misma revista, señalando que pese al revuelo que causó su artículo anterior poco se había hecho para mejorar las cosas, (2) así que insistía en la necesidad de autocrítica y corrección. Ahora en el 2006, el documento de los obispos de California reconoce que uno de sus problemas más serios será trasmitir la fe católica a la nueva generación, y la agencia
Zenit comenta que “Una encuesta de 2002 llevada a cabo por el Pew Hispanic Center encontró que es más probable que las generaciones más jóvenes, al contrario que sus padres que fueron inmigrantes, adopten religiones no católicas o que sean agnósticos”.
Al igual que los obispos de América Latina, algunos obispos y pastoralistas estadounidenses se ponen a la defensiva y acusan a las iglesias evangélicas de proselitismo. Así por ejemplo el escolapio español Mario Vizcaino que dirige el Instituto Pastoral del Sudeste en Miami, decía: “El proselitismo protestante crece increiblemente por todo este país. Nos afecta especialmente en esta región porque hay más iglesias protestantes y fundamentalistas que católicas sirviendo a la población hispana. Esto es algo dramático”.(3) Agregaba que el cambio de iglesia suponía una profunda pérdida de identidad.
Otros en cambio
reconocen que la deserción de los católicos puede deberse a fallas pastorales serias y falta de sentido de misión en las parroquias católicas, que son a veces unidades homogéneas de irlandeses, polacos o italianos, cerradas por el etnocentrismo. Juan Díaz Vilar, un jesuita español que dirigía el Departamento de Evangelización del Centro Católico Hispánico del Nordeste, en Nueva York, dice que con su crecimiento las iglesias evangélicas, a las cuales llama “sectas”, “nos están mostrando el vacío de nuestro enfoque pastoral y de evangelización. En este sentido pueden ser una ayuda, alertando a la Iglesia Católica sobre la necesidad de avanzar para tener una iglesia que sea más personal, servicial y comunitaria... una iglesia donde todos ‘se sientan en casa’”.(4)
El franciscano Roberto González, obispo auxiliar de Boston, también se refiere a las iglesias evangélicas como “sectas” porque según él “recalcan aspectos del mensaje cristiano que separan de la totalidad del mensaje”. Sin embargo, se pregunta qué es lo que las iglesias evangélicas dicen que resulta tan atractivo, y responde: “Que el corazón del cristianismo es una relación personal con Jesucristo como Salvador y Señor, en quien encuentro perdón del pecado y novedad de vida. ¡Qué Cristo lo es todo! Entonces todo lo demás, todo aquello que la iglesia defiende en términos de fe y de moral surge de la relación con ese centro de la historia universal que es la persona de Jesucristo.”(5) Y lo que González propone para su iglesia es “redescubrir su centro y su punto de partida en la persona de Jesucristo, proclamar sobre todo y en todo la soberanía de Jesucristo”.
Un estudio de dos sociólogos, no vinculados a ninguna iglesia, ofrece algunas pistas adicionales para entender este fenómeno. Al estudiar los conflictos de identidad en católicos hispanos de segunda generación Wade Clark Roof y Christel Manning observaron que las iglesias que atraían más a los jóvenes hispanos eran las que tenían planes y metodologías claros, dirigidos a servir a las necesidades de una población en proceso de transición, destacando entre ellas los Bautistas, Pentecostales y Adventistas del Séptimo Día. Estas iglesias establecen rápidamente congregaciones en ambiente muy variados, proveen la posibilidad de relaciones personales cara a cara en pequeños grupos, una experiencia de relación personal con Dios, y oportunidades para expresión de sentimientos en un ambiente festivo. “Mucho del éxito de estos grupos radica en la capacidad de proveer ministros hispánicos que son sensibles al deseo de las personas de aferrarse a sus raíces étnicas todo lo que sea posible al mismo tiempo que se adaptan a la cultura estadounidense”. Llegan a la conclusión de que “El Protestantismo Evangélico hispano parece ofrecer una especie de resolución, de fervor religioso combinado con la identidad étnica y la legitimación de los nuevos valores más estadounidenses acerca del trabajo y la responsabilidad familiar. Según Greeley los protestantes hispanos de Estados Unidos tienen mayores ingresos y nivel educativo que los hispanos católicos. Cualquiera sea la explicación de estas variantes, las experiencias emocionales en congregaciones pentecostales y evangélicas probablemente ayudan a los latinos a ordenar sus vidas en forma responsable y son una influencia estabilizadora de la vida personal y familiar”.(6)
Los estudios sociológicos, basados en estadísticas y observación de tendencias sociales respecto al hecho religioso, pueden ser muy útiles para los pastores y líderes que se preguntan acerca del estado de sus iglesias y la mejor forma de cumplir con su misión. El crecimiento numérico de los católicos les trae aparejado un desafío formidable. Por cada sacerdote católico en los Estados Unidos hay 1,230 fieles, pero en el caso de los católicos hispanos del país hay 9,925 fieles por sacerdote. Del total de sacerdotes en Estados Unidos sólo un 6.3% son hispanos, es decir un total de 2,900. De ellos sólo 500 nacieron en el país.(7) Para una iglesia que en su culto y su ministerio depende fundamentalmente en su clero la tarea es gigantesca. Si pudiese movilizar a los laicos, como lo hacen las iglesias evangélicas habría menos problemas. Si los sacerdotes pudiesen casarse habría menos escasez de vocaciones. Pero como sabe el lector bien informado, en estos dos supuestos hay toda una teología y una tradición que van en sentido contrario. En la próxima entrega de esta serie propondremos las conclusiones pastorales y misionológicas de estas observaciones.
(1) Andrew Greeley, “Defection among Hispanics” (America July 20, 1988); pp. 61-62
(2) Andrew Greeley, “Defection among Hispanics (Updated)” (America, September 27, 1997); pp. 13.
(3) Mario Vizcaíno, Sch.P."The Hispanic Presence in the Southeast" The Catholic World Nov.-Dec. 1990.
(4) Juan Díaz Vilar, S.J. “Hispanics and the Sects in the United States" The Catholic World Nov.-Dec. 1990, pp. 263-265
(5) Roberto O. González, "The New Evangelization and Hispanics in the United States" America Oct.. 19, 1991, pp.268-269.
(6) Wade Clark Roof y Christel Manning, "Cultural Conflicts and Identity: Second- Generation Hispanic Catholics in the United States" Social Compass 41 (1), 1994, p. 181..
(7) Datos tomados de la página web de los obispos católicos estadounidenses www.usccb.org
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