La semana pasada le decía a Vd. que no se puede sostener la idea que todo lo que el Ser Humano sea capaz de idear o de imaginar tenga necesariamente que existir. ¡Estaríamos listos! Lo que sostengo es, que desde los albores de la Humanidad, se encuentran muestras de ese afán de búsqueda del sentido sobrenatural de los seres y de los acontecimientos. Y en este artículo, aunque reitero que no se trata de convencer a nadie de nada, sino de llegar a admitir que el Ser Humano
real, el que existe sobre La Tierra, tiene diversas formas de conocimiento coexistentes y concomitantes, y es la fusión de los logros de esas modalidades de conocimiento lo que diseña, motiva y justifica todos nuestros actos y nuestra vida, tanto a nivel individual como social, y tanto en su aspecto material como espiritual.
¿Cómo definir la forma de Conocimiento prerreligiosa o protorreligiosa? Creo que deberíamos dibujarla como una manera más o menos individual o tribal (social), de responder a esas necesidades trascendentales que surgen en el individuo humano, cuando éste se percata de su propia limitación en la dimensión físico-temporal. Es decir, unos logros de conocimiento que nos sirvieron desde nuestros inicios como especie, tanto para explicar fenómenos naturales, hoy conocidos empíricamente, como la lluvia o el rayo; como para dotar de sentido espiritual a otros hechos, aún hoy sin resolver para muchos, como el dolor o la muerte.
Obviamente, como cualquier otra forma de conocimiento especulativo, el saber que se desprende de la búsqueda de lo sobrenatural puede estar plagado de falacias y de falsos logros. ¿Cómo no iba a estarlo?
Recordemos cómo los errores de bulto se implantaban y se implantan aún hoy incluso en el saber científico. Creo que es la propia imperfección humana en los métodos de búsqueda de la verdad lo que le lleva a falacias graves. ¿Cómo no nos iba a llevar a esos errores el tratar de descubrir realidades "sobrenaturales” tratando de conocerlas por nuestros propios medios naturales?
Por esa vía, la de tratar de encontrar el sentido, o el propósito de la propia vida, con medios y formas de conocimiento puramente humanos, sólo estaríamos avocados a inventarlos de forma más o menos coherentes, o a no encontrarlos, y hasta negarlos, como venimos viendo.
Resumen:
Modo de Conocimiento:Protorreligioso o Mitológico
Sustentación: Especulación humana acerca de deidades, o causa-efectos sobrenaturales.
Registro:Tradiciones y Liturgias Paganas o Protorreligiosas
Logros de Conocimiento: Paganismo. Filosofías espirituales. Religiones politeístas. Creencias animistas. Espiritismo. Astrología. Supersticiones. Numerología. Mitologías, etc...
Tenga Vd. cuidado aquí, porque el hecho de que la mayoría de los “logros” de este modo de conocimiento sean tenidos como despreciables en el mundo contemporáneo, ello no los ha hecho desaparecer del horizonte del conocimiento humano.
Puedo asegurarle, y Vd. podrá fácilmente comprobar, que hoy, más que nunca, existen los médiums, los adivinadores, los futurólogos, los brujos, los sanadores, los curanderos, los desarrolladores de supercherías, etc…, que están instalados no sólo ya en los medios de comunicación social, como las televisiones locales, sino en muy altas instancias, que llegan hasta los gobiernos. Conocido es el caso del presidente norteamericano Ronald Reagan, que no tomaba decisiones de estado sin consultar antes con su futurólogo personal.
Pero, si cree que todo esto no va con Vd., si piensa que Vd., o yo, estamos a salvo de todo esto, por favor, hágase una de las siguientes preguntas. ¿Nunca ha tenido una corazonada? ¿Nunca ha tomado una decisión sobre la base a un sueño o de una premonición que tuvo? ¿No ha comprado lotería pensando en que la suma, o el producto, o cualquier otra circunstancia numerológica de ese billete que le ofrecen parece "decirle algo”? ¿Le habla a sus hijos de Papá Noel o de Melchor, Gaspar y Baltasar? ¿Lo ve Vd.?
Sólo serán conocimientos mitológicos inofensivos mientras sus otros conocimientos los controlen.
Y si cree que todo esto sólo puede afectar a nivel individual, y que el hecho de Reagan era sólo el caso de un individuo que llegó a presidente, respóndame:
¿Sabe Vd. que grandes compañías aéreas internacionales no tienen asiento número 13 en sus cabinas? ¿Sabe Vd. que numerosos rascacielos no cuentan con la planta del número "maldito”? ¿Sabe Vd. cuántos atletas sanos, fuertes y jóvenes no admiten ese número en su camiseta?
La superstición y las creencias no fundamentadas son hoy de tal peso en el mundo, que me atrevería a afirmar que constituyen una de las corrientes de pensamiento que más crece estadísticamente hablando. Tampoco creamos que sean vestigios del pasado. En absoluto, cada vez aparecen nuevos logros de este modo de Conocimiento que podríamos calificar más coyunturalmente de "mitológico”, aliándose con otros como el saber científico/económico y filosófico/político. ¿Quiere Vd. algunos ejemplos? )Qué son, si no, los mitos de la segunda mitad del siglo XX como el de la
Igualdad de Oportunidades a través de la Democracia, el mito del
Estado del Bienestar a través de la Ecotecnología, el mito de ciertas Operaciones Triunfales televisivas? Son afirmaciones que, a nivel social, gozan de una aceptación absoluta, incuestionada e incuestionable, pero que no resisten un minuto de reflexión profunda. Piénselo.
En definitiva, creo que ninguno estamos a salvo de esta modalidad del saber. Por muy desprestigiada que esté en ciertos círculos, sigue teniendo peso y condicionando en mayor o menor grado la vida de las personas.
No me pararé en este artículo en describir el profundo desprecio que siento por aquellas personas que, a sabiendas, de la falacia de este pensamiento, lo usan en beneficio propio, por razones puramente económicas o de otro tipo. Pero baste decir que ese desprecio viene motivado menos por el hecho de que no buscan la verdad, y más porque utilizan la mentira como herramienta de alienación. Y los cristianos sabemos quién es el padre de la mentira. ¿No?
Tengo más cuidado, y respeto, en no juzgar ni condenar a aquellas otras personas (y somos casi todos), que, por desconocimiento o por descuido, a veces caemos en la superstición de no pasar bajo la escalera, o creer en la promesa de un político mendaz.
Cabe, finalmente, preguntarse si no tiene nada de positivo esta modalidad de conocimiento. ¿Todo lo que conocemos a través de ella es perverso y dañino? Bueno, me he hecho estas preguntas durante algún tiempo, y, sinceramente, no he encontrado absolutamente nada positivo en los logros de estos conocimientos mitológicos antiguos o modernos. Los considero alienantes para cualquier persona. Aunque para no acabar este apartado con tanto desdén (pues al fin y al cabo forma parte de nuestra naturaleza también), reconoceré que las mitologías antiguas han dado lugar a grandes obras de la fantasía humana: en la literatura, en la música, en la pintura... Como ejercicio final, piense en obras de arte que le hayan impresionado y que estén basadas en cualquier mitología. Estoy pensando concretamente en el cuadro del dios
Marte descansando de Velázquez, el cual siempre voy a admirar en El Prado, cada vez que paso por Madrid, y tengo tiempo.
Pero le ayudo con otras:
La Odisea, de Homero, en la Literatura:
El Anillo del Nibelungo, de Wagner, en la Música;
La Fragua de Vulcano, de Velázquez, en la Pintura. Y, si quiere algo más moderno:
Blade Runner de Ridley Scott, en el Cine; o si es Vd. de los más jóvenes
Lara Croft, Tomb Raider: The Angel of Darkness, de Eidos Interactive y Core Design, el mundo de los videojuegos.
Creo sinceramente que el Ser Humano de todos los tiempos, si no conoce al verdadero Dios bíblico, necesita, en mayor o menor grado, de la fantasía mitómana para dotar de significado su propia existencia.
Con la afirmación anterior, podríamos dar por acabado este artículo, y quizá su relación de diálogo semanal de Vd. conmigo. Podríamos acabar el artículo si nos bastara con las cinco formas de conocimiento que llevamos descritas. Igualmente y por esa afirmación, Vd. también podría poner fin a su relación dominical con estos artículos y conmigo.
En ambos casos, sea por una razón o por otra por la que deje de leer, debe Vd. de admitir que lo hace de forma voluntaria, es decir, porque Vd. piensa que le basta con esto. Que está Vd. convencido de que no hay nada más allá en el campo del conocimiento. Que Vd. puede vivir perfectamente con sus conocimientos innatos, con sus conocimientos aprendidos por su experiencia, con sus conocimientos aceptables y aceptados por la Ciencia, con sus convicciones morales, éticas, filosóficas en definitiva, y con las pequeñas o grandes manías y supersticiones de las que poco a poco se irá librando.
Pero, si sigue Vd. leyendo la semana que viene, admita que también lo hará libremente, es decir, porque piensa que hablar de Dios, o en este caso leer acerca de Dios, pueda aportarle algo a su conocimiento y a su vida.
De cualquier forma, le pido a Vd. que antes de dejar de leer o de seguir leyendo los artículos que le quedan a esta serie, se tome unos minutos para recapitular todo lo dicho hasta el momento. Para ello, le servirá mirar los Resúmenes de cada uno de los Modos de Conocimiento tratados en los capítulos anteriores.
Si Vd. decide finalmente no seguir y no adentrarse en el conocimiento que busca a Dios, y en su hallazgo por revelación. Me gustaría que reconociera que nosotros, los creyentes, –como he tratado de dejar claro en cada uno de los artículos- no despreciamos ninguno de los conocimientos humanos. Lo único que decimos es que no nos bastan.
Y si decide Vd. seguir con su lectura, tanto si lo hace por mera curiosidad, como si es por verdadero interés, ya verá como no quedará defraudado.
En cualquier caso, de nuevo gracias por haber llegado hasta aquí.
Hasta la semana que viene.
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