Centro libre de humor

Meditando en mi error y en la necesidad de pedir cita urgente al oculista, observaba el panorama. Los ascensores se llenaban y vaciaban de gente seria. “Alguna conexión ancestral habrá entre la limitación de humos con la de humor, me dije, quizás mi error no sea tan grave.

Encontrar humor en los pacientes debe ser tan difícil como encontrar una aguja en un pajar (perdonen la exageración andaluza que llevo en la sangre, mi caso no se resuelve con diálisis).

Más tarde, harta ya de esperar en la sala de desesperación, me di una vuelta y observé varias más. La sala de observación, de rehabilitación, de quirófano, de despertar... llegué hasta la sala de dilatación. Todas con las puertas cerradas. Entonces alguien me dijo que aquella zona era para personal autorizado y cabizbaja, volví a la sala de espera.

Una chica se acercó y dispersó mis pensamientos al hacerme entrega de un periódico gratuito donde aparecía la noticia: Día contra la violencia de género. A mí me gusta más la expresión: Violencia contra las mujeres. Y como el pensamiento no para, quise hacer una similitud entre lo que mis ojos acababan de ver, y la noticia: Qué poco humor debe haber en una casa donde la mujer es maltratada, o violentada, como ustedes quieran. Quizás en los partes de las denuncias debería constar: “Hogar libre de buen humor por culpa de los malos humos”.

Al mismo tiempo, consciente de mi ignorancia, me preguntaba si habrá hospitales donde ingresar a estos especimenes. Si habrá centros de rehabilitación donde los maltratadores puedan entrar por una puerta, y salir por otra como persona reformada. Si habrá ascensores que estén dispuestos a llenarse de depravados y vaciarse de regenerados. Si habrá salas donde despertar a estos violentos, para de abrirles los ojos a otra realidad, que no es la suya.

Claro que antes habría que operarlos de algo. Pongamos por ejemplo, del cerebro, y dilatárselo. Si usted sabe la respuesta, no se calle ¡Dígala! Hay muchas mujeres en la lista de espera de sonrisas sanas. La mía está en Jesús.