Quiero esa herencia

Un mendigo, por muy pobre que sea, sonreiría al saber que la herencia que le espera es considerable. Le importan poco sus condiciones actuales sabiendo que pronto tendrá millones en el banco. Y eso no es nada en comparación con la herencia de la que vamos a hablar:

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“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13-14).

La esperanza de los que confían en Cristo para el perdón de los pecados consiste en que tienen una herencia que es tan valiosa que es inconmensurable. Es una herencia segura y la garantía es el Espíritu Santo. Nota que estos versículos te dan las pautas para ser beneficiari@ de dicha herencia: Creer en Cristo y, al tener el Espíritu Santo, vivir en santidad.

“Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:18).

Pues te acabo de decir que puedes acceder a dicha herencia depositando tu fe en la persona y obra del Señor Jesucristo. Eso debiera alumbrar los ojos de tu entendimiento. Pero espero que ese conocimiento no se quede meramente en tu cabeza. No, espero te transforme y que dicha sabiduría se manifieste en tu forma de ser y hacer. Si no, no sirve de nada adquirir datos:

“Sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5).

El problema pues resulta ser ese. Si has deseado a otra persona sexualmente (aunque no hayas hecho nada), o si te has apartado de la voluntad de Dios (aunque solo sea en tu mente y no haya pruebas de ello), o si has codiciado cosas que no eran legítimamente tuyas (aunque no las hayas robado), las has puesto por delante de Dios volviéndote en idólatra. Si es tu caso, quedas excluid@ de la mayor herencia que exista, a saber la vida eterna en el Reino de los Cielos en compañía de Dios.

Si te das cuenta que en vez de esa herencia lo que te espera es el Juicio, entonces recapacita y reacciona antes de llegar a la sala del Juzgado. En estos momentos te encuentras en la antesala pero tienes esperanza. Deja que alumbre tus ojos porque te he dicho lo que necesitas al principio: “Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación”. ¿Quieres la salvación? ¿Conoces la palabra de verdad? Se llama “evangelio”. Muy brevemente, el Evangelio se resume de la forma siguiente: El perdón de los pecados para quienes se apartan del mal y no intentan alcanzar la herencia por mérito propio sino por lo que hizo Cristo en la cruz por ellos. A ellos, y solo a ellos, se les concede el indulto divino:

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“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).