Las noticias sobre lo que está sucediendo a los cristianos en Nigeria se han vuelto virales. ¿Cuál es la verdad y qué puedes hacer al respecto?
Cristianos en Nigeria. / Puertas Abiertas.
Parece que, al menos, algunas partes de la comunidad global están empezando a darse cuenta de lo que está sucediendo a los cristianos en Nigeria.
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Los vídeos, artículos y estadísticas sobre los ataques violentos contra los seguidores de Jesús en este país africano se han vuelto virales. Los gobiernos han tomado nota.
Las autoridades nigerianas han respondido. Y se ha producido el habitual intercambio de opiniones en las redes sociales y en sitios web de todo el mundo.
Pero, en medio de todo el ruido y la desinformación, está la verdad. Y la verdad es que Nigeria es el lugar más violento del mundo para los seguidores de Jesús: más de 3 000 de ellos fueron asesinados por su fe el año pasado y ocupa el séptimo puesto en la Lista Mundial de la Persecución 2025.
Puede resultar difícil afrontar este hecho cuando lo que se publica y comenta en las redes sociales se reduce a titulares y reacciones rápidas.
Por eso debemos tener claro lo que está ocurriendo en Nigeria y ayudar a otros a comprender cómo pueden romper aún más el silencio en torno a esta realidad.
Aquí tienes 10 cosas que debes saber sobre lo que realmente está ocurriendo en Nigeria:
1. Los cristianos sí están siendo atacados
Varios grupos militantes islamistas han adquirido una gran presencia en Nigeria, especialmente en el norte del país, de mayoría musulmana. Entre ellos se encuentran Boko Haram y la Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP). ISWAP está vinculado a los mismos grupos extremistas e ideologías que ocuparon partes de Siria e Irak hace una década.
Tanto Boko Haram como ISWAP quieren construir un Estado islámico en el que solo se permita su interpretación extrema del islam.
En los últimos años, otros grupos militantes islamistas menos conocidos también han comenzado a operar y están avanzando hacia nuevas zonas, incluido el sur del país.
Además, miembros radicalizados y armados de la etnia fulani han sembrado el terror en el cinturón central de Nigeria, una región formada principalmente por comunidades cristianas.
La violencia es abrumadora: los extremistas fulani son responsables del 55 % de las muertes de cristianos registradas entre 2019 y 2023.
Todos estos grupos han desatado oleadas de violencia en toda la región, con miles de muertos cada año y millones de personas expulsadas de sus hogares, que a menudo sobreviven en condiciones terribles en campamentos de desplazados internos, sin poder regresar a sus hogares.
2. … pero la violencia es regional
Este nivel de violencia no es igual en toda Nigeria. La mayoría de los ataques tienen lugar en el norte del país. Muchos cristianos que viven en el sur, especialmente en lugares como Lagos —la ciudad más poblada del África subsahariana—, no se enfrentan a la violencia diaria por su fe en Jesús.
Sin embargo, cada vez con más frecuencia, la violencia ha comenzado a extenderse a algunos estados del sur, de mayoría cristiana.
3. Se trata de un conflicto religioso… pero no solo de naturaleza religiosa
En Nigeria intervienen múltiples factores. Uno de ellos es el poder y el control: todos los grupos extremistas buscan dominar el territorio y a las personas que viven en él. Otro factor es la pobreza: quien no tiene nada es más vulnerable a la radicalización por parte de los grupos islamistas.
Para el pueblo fulani, en su mayoría pastores nómadas, un factor real es la escasez de recursos provocada por el cambio climático, que ha empujado a muchos hacia el sur en busca de tierras fértiles para su ganado. A esto se suma el hecho de que la mayoría de las tierras agrícolas pertenecen a cristianos.
Sin embargo, algunos miembros de la tribu fulani se han radicalizado con una ideología islamista violenta que justifica la subyugación de los cristianos como infieles.
Esto crea un entorno en el que la religión es un componente clave de la violencia.
4. Sí, los cristianos están siendo blanco de ataques
Esta afirmación es muy controvertida, especialmente por parte del Gobierno nigeriano. Sin embargo, las estadísticas muestran un patrón claro.
Boko Haram y la Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP) han declarado explícita y repetidamente que los cristianos son su objetivo. Muchas víctimas nos han contado que, cuando los militantes fulani atacan, no solo gritan «Allahu Akbar» («Dios es grande»), sino también «Destruiremos a todos los cristianos».
Según el Observatorio para la Libertad Religiosa en África, que recopila meticulosamente datos sobre la violencia y las muertes de civiles en la región, las tendencias son claras: los extremistas matan a más cristianos que a musulmanes, teniendo en cuenta la proporción relativa de población en los estados del norte.
De hecho, si eres cristiano, tienes 6,5 veces más probabilidades de ser asesinado que un musulmán y 5,1 veces más probabilidades de ser secuestrado. Esto no hace que el sufrimiento de un musulmán sea menos trágico, solo lo hace menos probable.
Para complicar aún más la situación, existe un grave problema de anarquía en el norte de Nigeria. El secuestro se ha convertido en un negocio muy lucrativo que financia la expansión islamista y está vinculado a grupos terroristas activos, con más de 20 000 personas secuestradas entre 2019 y 2023.
Se sabe que muchos de estos bandidos atacan a cualquiera que pueda pagar un rescate, pero han aprendido que los cristianos —y especialmente los líderes religiosos cristianos— pueden alcanzar rescates más altos. Esto hace que sean objetivos especialmente vulnerables.
5. No ocurre solo en Nigeria
La violencia islamista radical se está extendiendo por muchos países del África subsahariana. Los militantes islamistas y las bandas criminales radicalizadas están aprovechando los conflictos existentes, la inseguridad y la pobreza en países como Sudán y Eritrea en el este, Níger y Burkina Faso en el oeste, la República Democrática del Congo en África Central y, más al sur, Mozambique.
Una vez más, hay numerosos factores y motivaciones diferentes. Sin embargo, existe un denominador común: las ideologías islamistas extremistas que intentan hacerse con el control de regiones enteras de África y persiguen a los cristianos y a todos los que no comparten sus creencias.
Nigeria es el epicentro de esta violencia y, si no se contiene allí, las consecuencias para el resto del continente serán devastadoras.
6. Debemos escuchar a las víctimas
Es fundamental dar voz a quienes están más cerca de la violencia, en lugar de limitarse a discutir estadísticas desde la distancia.
Los supervivientes nos relatan la brutalidad de Boko Haram y de ISWAP, que han declarado pública y repetidamente que librarán el país de cristianos e infieles.
Muchos nos cuentan que, durante los secuestros, sus captores les dicen cosas como: «Si fueras musulmán, no te torturarían así», o que su sufrimiento terminaría «si simplemente se declararan musulmanes».
7. Tenemos que dejar de debatir términos y alzar la voz ahora
Desde que se difundió la noticia sobre la violencia, muchas personas debaten si lo que está ocurriendo a los cristianos puede considerarse un «genocidio». La palabra es muy cargada emocionalmente.
Según el derecho internacional, se deben cumplir requisitos específicos: no basta con que se asesine a muchas personas, sino que debe demostrarse la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
El uso del término «genocidio» tiene un umbral muy alto, ya que implica la obligación de los gobiernos de actuar. Por eso, centrarse en el debate terminológico puede distraer de lo esencial: la necesidad urgente de actuar.
Parece evidente que Boko Haram, ISWAP y los militantes fulani han cometido crímenes internacionales, sean considerados genocidio, limpieza étnico-religiosa o crímenes contra la humanidad.
Los gobiernos y organismos internacionales, como las Naciones Unidas, deberían investigarlo más a fondo, pero sin dejar de proporcionar la asistencia que se necesita con urgencia.
Millones de personas están desplazadas ahora mismo. Miles están siendo asesinadas. Tenemos que romper el silencio y traer curación ya, sin esperar a que se acuerden los términos.
8. Los medios de comunicación no siempre han acertado
Es poco probable que los medios hayan ignorado deliberadamente la violencia. De hecho, el tema de la persecución contra los cristianos nigerianos está empezando a ganar espacio en la prensa general, aunque ha sido tratado con más frecuencia en medios cristianos.
Sin embargo, muchos periodistas seculares han aceptado sin cuestionar las afirmaciones del Gobierno nigeriano de que la violencia no tiene un componente religioso.
Por ejemplo, describen los ataques de los militantes fulani como «enfrentamientos» entre agricultores y pastores, cuando en realidad se trata de ataques planificados y armados contra comunidades cristianas indefensas.
9. La gente está perdiendo la fe en que el gobierno actúe realmente
El Gobierno ha detenido y procesado a algunos miembros de Boko Haram y de ISWAP; sin embargo, no ha mostrado el mismo empeño con los militantes fulani.
Las personas sobre el terreno no confían en que nadie vaya a pagar por estos crímenes. Han visto cómo se detenía a cientos de sospechosos a lo largo de los años para luego liberar a la mayoría sin cargos ni juicios.
El derecho a la vida, garantizado en el artículo 33 de la Constitución nigeriana de 1999, carece de sentido si el Estado no actúa con decisión para castigar a quienes lo violan.
La cultura de impunidad que impera solo provocará más derramamiento de sangre y seguirá erosionando la confianza de la población en el Estado de derecho.
10. Tú puedes marcar la diferencia
Ha llegado el momento de romper el silencio sobre las matanzas que están ocurriendo en Nigeria. Únete a la campaña Levántate África de Puertas Abiertas y firma la petición que reclama seguridad, justicia y restitución.
Levanta tu voz en la petición y pide a la comunidad internacional que tome nota, actúe y promueva la restauración. Ora por Nigeria y por su Gobierno. Y ora por tus hermanos del África subsahariana, que arriesgan tanto simplemente por seguir a Jesús.
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