¿Considerando el suicidio?

El hecho de tener pensamientos suicidas es muy real (Job 3:9-13). Ahora bien, hay un total de tres suicidios mencionados en el Antiguo Testamento y 1 en el Nuevo: Judas. Y créeme, no quieres emular dichos ejemplos.

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Como digo, es una realidad con la que nos topamos demasiado a menudo. Hasta Cristo hizo frente a dichos pensamientos. Fíjate lo que dice Mateo 4:5-6: “Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo”.

Y Jesús hizo frente a dicha tentación con la Palabra de Dios y venció.

Eclesiastés 7:16-17 también nos llama a reflexionar con las palabras siguientes: “No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?”

Querid@ lector/a: No sé qué dificultades estás experimentando. Puede que te sientas desbordad@ por tantas circunstancias angustiantes pero, el suicidio no es la solución. Razona conmigo:

Lo que quieres es acabar con tus problemas, no con tu vida. No confundas ambas cosas. Quitarte la vida no borra los problemas sino que te agrega más a los que ya tienes.

Lo digo muy en serio. Un suicidio no es otra cosa que huir de los problemas actuales pero lo único que consigues es que otros tengan que lidiar con dichos problemas aparte de con otro adicional.

Y si crees que de todas formas eso no te incumbe porque ya no tendrás que lidiar tú con ello, piensa de nuevo:

Por muy grandes que sean tus problemas ahora mismo, son problemas temporales y se pueden resolver. Tras la muerte, los problemas son eternos y no se pueden remediar. Mientras sigas con vida, tienes esperanza pero no si pasas a la eternidad. Deja que me explique:

Hebreos 9:27 afirma que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Lo único que logras con el suicidio es dejar los problemas temporales atrás para meterte en una situación irremediable. Sales de Málaga para meterte en Malagón. No quieres hacer eso sino resolver los problemas mientras todavía puedas hacerlo.

Si mueres sin el Señor y Salvador Jesucristo, no tienes remedio. Pero si acudes a Él en arrepentimiento y fe durante esta vida, tu eternidad está resuelta. Además, si tienes a Dios en tu vida, tienes acceso al Todopoderoso que te ayudará a superar las dificultades ante las que te encuentras:

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah” (Salmo 46:1-3).

Por todo ello, deducimos que si tienes a Cristo, es tontería recurrir al suicidio. Y si no tienes a Cristo, más te vale de todas formas seguir en esta vida antes de que pases a la eternidad sin el Salvador para que te proteja:“Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1ª Tesalonicenses 1:10c).

En vez de dejar que tus pensamientos te lleven a considerar cosas negativas, dirígete al Salvador y cuanto antes mejor.