Báscula mentirosa

Dedicado a todos aquellos que ponen un pie tras otro sobre la báscula convencidos que es una máquina mentirosa o, por lo menos, exagerada.

No es que sea ni exagerada ni mentirosa. Lo que pasa es que no puede pesar la carga que pesa en el alma:

“Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza; como carga pesada se han agravado sobre mí” (Salmo 38:4).

Menos mal que la báscula física no puede contabilizar ese tipo de peso porque garantizo que, si pudiera, reventaría.

Pero hay una ventaja cuando el pecado pesa tanto. Y es que se puede hundir mejor en el fondo del mar:

“El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”(Miqueas 7:19).

La pregunta del millón, por tanto, es ¿cómo quitarse ese peso?

Acudiendo al Salvador, es decir a Cristo, quien dijo:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-30).

¿Cómo podía afirmar eso Jesús?

La respuesta es que Cristo pagó por nuestros pecados. Él cargó con nuestra culpa:

“Dios cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6c).

¿Prefieres seguir cargando con tu culpa sabiendo que Cristo ya lo ha resuelto todo por ti si te arrepientes y le sigues? No importa lo que pese nuestro pecado. Cristo pagó por todo. Lo único que impide que Él cargue con tu pecado es si tu rechazas la oferta de salvación que te ofrece.