La formación de la cristiandad: triunfo de los enemigos de Pablo

Habíamos dejado a nuestro Pablo todo enfadado con lo que estaban haciendo Pedro, Bernabé y una buena parte de los miembros judíos (y el resto callados) de la gran iglesia de Antioquía. No dejemos pasar la ocasión de pensar.

Lo que estaban haciendo los gálatas, en cuanto a recibir como verdad las enseñanzas de los que enseñaban cosas semejantes a las propuestas por los que llegaron a Atioquía de parte de Jacobo, produjo en Pablo el mismo enfado que mostró contra Pedro y Bernabé. Todo esto es así. Pero todo esto demuestra que la cristiandad que se está formando corresponde a lo que Pablo aborrece y condena públicamente. Una cristiandad que se ha salido de la gracia (no la quiere como gracia) y, en consecuencia, tiene otra cruz redentora, otro evangelio, otro Mesías.

Eso que se dice, que Europa está fundada en los valores judeocristianos, y que esa cristiandad está fundada, sobre todo, en las doctrinas que incorporó al cuerpo primitivo el apóstol Pablo, no se corresponde con lo que tenemos en el texto sagrado y en la historia. Todo lo contrario es lo cierto; las iglesias del Nuevo Testamento que se empiezan a asentar en doctrinas corruptas (de demonios lo llama nuestro Pablo), y su posterior crecimiento y expansión suponen el triunfo de lo que Pablo tiene por negación del Redentor.

Con lo que se ve en la que vemos, realmente los que han triunfado son los enemigos de la cruz de Cristo. Pasó con él, en lo que se ve. El triunfo de la Verdad lo reciben los que son de la Verdad, y esos no se ven casi nada (aquí estamos nuestro grupito). En Antioquía, por lo que se ve luego, el triunfo fue de los que venían de parte de Jacobo (que no sabemos qué parte tenía en eso Jacobo); en las iglesias de Galacia de los que, alucinados, apartaron y los que habían apartado…

Si a Pedro y Bernabé les dice lo que les dice, ¿qué le hubiera dicho nuestro Pablo a, por ejemplo, Atanasio cuando escribió la biografía de Antonio? Pedro no sabemos qué respondió a Pablo (sabemos que siguieron en el camino), quizás tuvo la tentación de recordar que Pablo presumía de “hacerse de todo a todos… a judíos como judío, a gentiles, como gentil… para ganar a más”. No sabemos si lo dijo, pero sabemos que eso no era así. Lo suyo era “apartarse de la verdad y no andar rectamente”, nada menos. Sí sabemos lo que diría Atanasio sobre la gran ruina que trajo al cristianismo con la dichosa biografía, punto de referencia para el corrupto monacato del futuro, pues con ello, podría justificarse, he colocado a este personaje, con tantos seguidores y fama, en el campo de la “ortodoxia” frente a Arrio. Tenerlo como uno de los nuestros es una gran cosa para la causa. Pues así fue. Así fue cómo se corrompía la cristiandad. Cuando poco después de la muerte de Atanasio, Crisóstomo publicara una poderosa obra “contra los detractores de la vida monástica”, es evidente si queremos ver que nada menos que esos dos padres (con otros muchos), han engendrado siervos al servicio del monstruo del monacato. ¿Qué tiene que ver el modelo de vida de los eremitas y monjes con la enseñanza de Pablo? ¿Es esa cristiandad la que su funda sobre las novedades teológicas del apóstol? Es claro que no.

El modelo, que se reconocía de más relevancia, el de los estilitas, ¿es de Pablo o de los demonios? Pues lo defienden los defensores del bautismo contra el demonio, y los de la señal de cruz contra los demonios, y los defensores de la ortodoxia contra los herejes. Si quieres ver, que se ve bien, (hasta de dejos) los pilares de la cultura europea, los valores judeocristianos (lo que, en teoría de algunos, produjo Pablo), ve la columna donde está subido Simeón. Tienes cuarenta años para mirar (dicen que tantos se llevó allí subido, con subidas temporales del pedestal; unos menos también son muchos). Allí estaba, y nadie escribió en contra, nadie “reprendió públicamente”, la cristiandad, la ortodoxia trinitaria, los sacramentos como medios de gracia, la clerecía, la iglesia del demonio, en suma. ¡Eso no es lo que Pablo enseñó!

Esa cristiandad corrompida y corruptora, tiene y usa la Escritura. Atanasio, Crisóstomo, Teodoreto de Ciro (el que mejor presenta, como modelo superior, a Simeón estilita) … son grandes predicadores, dispuestos a sufrir y dar su vida por Cristo, con un gran manejo y conocimiento de la Biblia. ¡Y están corrompiendo a la Iglesia! La Iglesia no solo se pudre por falta de Biblia, lo normal en la historia es que la han corrompido los que la usan, y tienen un notable conocimiento de la misma. ¡Los que prohíben, por ejemplo, la Biblia, tienen un gran conocimiento de la misma! No lo olvidemos.

Pasa igual que pasaba antes. Israel, siempre arruinado y lleno de infidelidades, es el portador y conservador de la Escritura. (Lo cual, tenerla, siempre es un bien.) Ahora la cristiandad, la “Iglesia”, siempre arruinada y llena de infidelidades, es la portadora, “arregladora del canon”, y conservadora de la Biblia en su nueva etapa. ¡Un desastre! Por poner un caso, antes con esa Escritura, los judíos no “vieron” a los gentiles, ni los quisieron en la mesa común; luego, la cristiandad, “como nuevos hebreos” (lo dice Alonso de Oropesa, que siempre hay que leer), no ve sino a los que ella misma ha vestido, se convierten no en siervos de esa Palabra, sino en los creadores de la misma.

No sigo más. Estos tres ratitos de conversación de las tres semanas, fueron escritos de un tirón. No creo que lo firmen muchos. Pero es el campo donde hay que ver si queremos ver. “Teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias…” Pablo ya lo dijo. Desde la periferia, seguimos. No te quedes con los que sostienen la columna de Simeón.

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[title]Por un año más[/title]

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