Sazona tu vida con sal deslumbrantemente

La sal se usaba a modo de preservante cuando no había ni frigoríficos ni congeladores. También se usaba a modo de antiséptico. La luz se usa para poder ver lo oculto. He ahí la importancia de nuestro testimonio como cristianos. No debemos subestimarlo. ¿Presentas una conducta marcada por la integridad? ¿Tu vida oculta es la misma que la pública?

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Oigo que alguno me responde que no me meta donde no me llaman… Precisamente, esa es la función antiséptica de la sal. De todas formas, no soy yo. Vamos a pensar juntos un ratito:

La Palabra de Dios, nos insta a hacer lo bueno para que seamos sal en la Tierra y para que seamos cual brillante luz:

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:13-16).

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).

Si no somos sal, si no somos la luz, sigue leyendo el siguiente versículo, a saber, la primera parte de Hebreos 12:15, y verás que dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios”. Dicho versículo no esta afirmando que se pueda perder la salvación. Lo que quiere decir es que la gente puede que considere tu conducta y rechace la salvación (llamada aquí “la gracia de Dios”) y podría usar tu comportamiento a modo de excusa. Si sigues en pecado, ¿de qué te ha salvado Cristo? Con razón podrían esgrimir el argumento de que la gracia y misericordia de Dios no se manifiestan en ti, que tanto afirmas ser depositario de la salvación.

Si es el caso, la sal no sirve para nada y no se puede hacer otra cosa que echarla fuera para ser hollada por los hombres.

¿Cómo puedes ser sal y luz eficazmente?

“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18).

“Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1ª Pedro 2:15-16).

“Porque esta es la voluntad de Dios: que, haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos” (1ª Pedro 2:15).

“De modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:8b).

“Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo” (1ª Pedro 3:16).

Si deseas que tu vida tenga el impacto que Dios quiere que tenga mientras te encuentras en la Tierra, sazona tu vida con sal y brilla con fuerza a través de tanto tu proclamación como tu conducta.

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Y si la sal y la luz se te han acercado, no cometas el error de rechazar la gracia de Dios por los errores de los mensajeros. Tampoco se te ocurra asumir que Cristo debe ser malo o que hace la vista gorda por causa de los errores de dichos mensajeros. Si la sal intenta sanarte y si la luz te intenta hacer ver, no prefieras esconderte en un recoveco oscuro hasta que la corrupción acabe contigo. No podrás alegar que la sal y la luz no te visitaron.