Que llueva

Por Mati Sanchiz

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Ruego al cielo que llueva alegría, que la pena nos está rompiendo, que el dolor duele demasiado y la resiliencia se está fugando con su amiga calamidad, la flexibilidad de los años jóvenes se está perdiendo y si se estira más nos quebramos sin remedio. 

Que las noches se están haciendo muy largas, más frías y muy amargas, la oscuridad cada vez es más oscura y la tormenta cruenta arrasa. Que llueva, que caigan esas gotas frescas, suaves y balsámicas, las que alimenten la tierra, las que rieguen las ganas, las que regalan frutos buenos para mañana. Que llueva esperanza, sonrisas, abrazos y confianza, que las amarguras son harto amargas y precisamos la dulzura que sana la ponzoña y recompone el alma.

Que lluevan certezas, que las mentiras son demasiadas y muy pesadas, que una hambruna de honestidad nos oprime y nuestros estómagos están hinchados de parásitos que nos roban la lealtad, una anorexia de integridad ofuscó nuestro apetito y la sed de justicia se sacia con falacias inventadas. Que llueva ternura a mansalva, la suavidad que necesitan nuestras manos para acariciar piel con piel. Que llueva coraje ese que despierta a los valientes, que levanta héroes de estar por casa, sin mallas y sin capa, pero con la audacia y valentía para vivir con alegría. Que llueva amor sin mesura y sin medida, que nos llegue desde el infinito y nos lleve más allá, que sea el vehículo, el camino y la meta, que sea el aliento y el alimento. Que llueva el cariño que abrace todas las partes rotas, que convoque la paz, que invite a venir de vuelta las sonrisas y la alegría.

Que llueva, que llueva alegría. 

Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar… Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. (1 R 18:44-45)

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Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien… para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. (Mt 5:44-45)