Gracias Dios por la vida de mi hermano y amigo Salvori quien supo hacer de su vida esa celebración para Ti, esa fiesta en el desierto.
El martes 5 de septiembre nos llegó una terrible noticia, un querido amigo había fallecido. Cuando se trata de hablar de la muerte, inevitablemente nos invade un sentimiento de tristeza, de dolor agazapado y de melancolía, y sientes que se te encoge el corazón. Quedamos a la espera de más detalles para el funeral, el lugar para acompañar a la familia, los horarios del velatorio y de la ceremonia del entierro. No se hizo esperar mucho, en cuestión de apenas unas pocas horas ya teníamos todo lo necesario para poder asistir a su despedida. La familia había preparado todo con sumo cuidado y delicadeza, y para nuestra sorpresa y deleite, sí deleite, se nos pide que asistamos con ropa floreada y colorida. El motivo también iba descrito en la misma notificación, era un homenaje a su vida y a su fe, para poder celebrarlo junto a los que más lo amaban. Salvori, quien vivió su vida a todo color y en cinemascope, en pantalla grande, porque sabía en quien habría creído y confiado, y a quien había servido y amado. Siempre diferente, especial y alegre.
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El miércoles 6 en casa hicimos un repaso al ropero, y este reflejaba que nuestras vidas muchas veces no son tan luminosas como nos gustaría, demasiados grises, demasiados marrones y negros se abarrotan en las estanterías de nuestros armarios, como un augurio y reflejo oscuro de quienes somos. Haciendo un pequeño esfuerzo encontramos alguna prenda floreada y de color vistoso. Cuando llegamos al tanatorio no hizo falta preguntar por la sala, era donde todo el mundo lucía camisas de flores y vestidos de colores vivos, solo algún despistadillo, o que su vestidor no fue generoso y no tenía ninguna prenda colorida, se presentó con un look más sobrio. La familia de nuestro amigo, serena, llena de paz y con sonrisas rebosando ternura recibían a la gran cantidad de gente que pasó a acompañarles en esos momentos. Conocido y querido por muchos, un reguero incontable de personas desfiló llenando de buenos recuerdos, de grandes anécdotas y de amor inmenso toda la sala. No sonaba a despedida, no definitiva sin duda alguna, sino a un verdadero: Hasta luego, querido Salvori, celebramos contigo la vida, porque nos volveremos a ver. Estamos muy agradecidos los que te conocimos porque llenaste tu entorno de vida, de esperanza, de estampados de flores y de amor, si hasta en la salida del entierro pude escuchar a alguno decir: Voy a comprarme más camisas de colores.
Mati Sanchiz Rodríguez
Salvador Villar, más conocido como Salvori, hizo de la Fiesta en el desierto un concepto elevado… Su barret y su camisa floreada daban fe de ello. Su barba profética (como dice Jaime F. G.), su simpatía y su amor a raudales, nos contagiarán para siempre.
Eras importante para él, te hacía sentir bien. Era como tomar un tónico revitalizante. Estar un rato a su lado, era divertido y santo, divino y terreno a la vez.
Pues sí, Jaime Fernández Garrido, a mí también me invitó una vez a jugar, no a fútbol sino a pádel… Yo no sabía si pádel era el nombre de un restaurante o de alguna montaña. En el coche mientras íbamos para las pistas a jugar me miraba y me decía: “Muy mal tendríamos que jugar para no ganarles a estos dos…”. Salvori jugó muy bien, al 200%, pero… efectivamente, perdimos. ¡Ja, ja, ja! A mí eso de que la pelota pudiera rebotar por todas partes no me convencía. El rato fue muy divertido. Gracias Salvori por enseñarme que ni en sueños debo volver a jugar a pádel.
Hace unos años nos encargaron a Salvori y a mí llevar los talleres de la campaña de “Mi esperanza” de la Asociación Billy Graham en la Iglesia Evangélica de Bonavista (Tarragona) preparando a los ujieres, entregando los materiales, etc. Por respeto a las canas le dejé que se encargara de los talleres y yo me dediqué a la parte logística: cajas, libros, ofrendas, power point, PC, cables… En uno de los viajes a Barcelona relacionados con la campaña, teníamos una conversación animada en catalán… cuando me soltó: “Soy de Marbella”. Al principio pensé que era una broma y resultó no serlo. ¡Un malagueño hablando catalán mejor que yo! Luego nos metimos en asuntos escatológicos, como el que no quiere la cosa.
En cierta ocasión abrió su iglesia para que pudiéramos tener un encuentro literario con el escritor Lucas Magnin. No faltaron ni el café ni las pastas. Dolors y Salvori, los perfectos anfitriones. También me consultaba sobre buenos libros de Editorial Clie. Recuerdo cuando me encargó que le buscara el pack del Interlineal de la Biblia completa. Copio literalmente, le dije: “Voy a preguntar… a ver si te los regalan”. La respuesta de Salvori: “¡¡¡Aunque bautista, creo en los milagros!!!”. Le contesté: “¡¡¡Fortalece tu fe, yo soy pentecostal y creo en los milagros!!!”. Era fácil reír con él. La sorpresa (para los dos) vino unos días después, cuando “los Alfonsos de Clie”, que lo conocían y lo tenían en gran estima (siempre me enviaban saludos para él), me comunicaron que le regalaban el pack. Ser el portador de tan buenas nuevas para Salvori, me llenó de alegría. Al poco Salvori me envió una foto de los libros recibidos con un bonito texto de agradecimiento que hice llegar a Clie.
[photo_footer]Salvori y Benji, junio 2023.[/photo_footer]
En junio de este año le envié un mensaje porque le echaba de menos. Conseguí que quedáramos. Un milagro, un regalo del cielo, como diría su hija Laura. Yo le ofrecí tomar un café, él me obligó a un desayuno completo. Así que una mañana de finales de junio nos fuimos a desayunar su famoso “lacón amb pà de vidre” (no me dejó pagar, era de Marbella ;) ). Se encontraba bastante bien, así que hicimos un recorrido histórico de nuestras vidas, bastante parecidas en muchas cosas. Ambos nos habíamos criado en una iglesia bautista, ambos habíamos estudiado en un seminario en España (él en el IBSTE y yo en el CSTAD). Luego ambos habíamos continuado nuestros estudios teológicos en Latinoamérica, por lo que podíamos entender movimientos que venían de allende los mares con la perspectiva del viajero. Salvori obedeció a un llamado pastoral pudiendo ser de bendición en varios lugares de España acompañado de su amada Dolors, mientras por mi parte, junto a mi amada Mati, servimos en la docencia en el mismo CSTAD y en el departamento de misiones de AD. Cuando, sin querer, en nuestra conversación surgían temas de divisiones de iglesias o cosas por el estilo, era curioso cómo estos y otros episodios tristes Salvori los tamizaba por medio de frases breves y siempre positivas. Tras un rato buenísimo juntos, nos levantamos. Lo acerqué a su casa y me hizo entrar, quería regalarme un par de libros de su amigo Eduardo Delàs (autor con el que me he deleitado, en especial con sus últimas aportaciones aquí y aquí).
Su esposa Dolors, con su cariño acostumbrado, le hizo sentarse para encargarse ella de buscar los libros. Finalmente, Salvori, me dedicó uno de los libros y antes de irme me pidió que orara por él. Nos abrazamos e hice una sencilla oración de agradecimiento por su vida y su ejemplo, y para que Dios siguiera acompañándole en esta etapa. Me despedí de la parejita y me dirigí hacia casa con la extraña sensación del que va a bendecir y vuelve bendecido.
Estar con Salvori fue una auténtica fiesta, aunque ambos andábamos en ese momento por algún tipo de desierto, pero Salvori supo celebrarle a Dios una preciosa “fiesta en el desierto”. Literalmente hizo suyo, encarnó, aquel maravilloso texto bíblico de Éxodo 5:1. Así que desde hoy voy a imaginarme a Moisés, Aarón y a Salvori junto al Señor del cielo y de la tierra. Y sí, a Salvori, lo imaginaré con su gorro y su camisa floreada. No creo que nadie se atreva a ponerle una camisa blanca… conociendo su inclinación futbolística.
Una semana después de nuestro desayuno “lacónico” mi hija Keren se bautizaba en la Iglesia Protestante de Salou. Escogió una preciosa canción para el momento de su bautismo, que tocaría el grupo de alabanza cuando ella saliera de las aguas. La canción fue esta que hoy comparto contigo y con todos los lectores… “Fiesta en el desierto” de Montesanto. La canción daba una explicación del gozo que Keren tiene dentro. Unos padres llenos de alegría, vivimos aquello como algo increíble. Al poco de bautizarse, Keren se fue a visitar a su hermana Keila y a Josías, su esposo, a Murcia para asistir a unos campamentos cristianos. La fuimos a despedir mientras se iba en un coche compartido. Nos envió varios mensajes en el transcurso del viaje. Poco antes de llegar a su destino nos pidió que oráramos por ella… no quería despedirse de la conductora sin orar por ella. Y allí, ya en Murcia, nuestra tímida hija menor, abrazó a aquella mujer que acababa de conocer orando por ella, para que Dios la bendijera. Porque Salvori, tú lo sabes bien, donde está Dios siempre hay fiesta.
El martes 5 de septiembre, recibimos un pequeño mensaje diciéndonos que Salvori había partido con el Señor. En el grupo de la Iglesia de Salou compartieron las instrucciones o recomendaciones para la Ceremonia de celebración por la vida del Pr. Salvori:
«El Pr. Salvori ha partido con su Papá del cielo. Seguro que desde ya, está cantando a pleno pulmón himnos de alabanza. Que no os quepa duda que en el cielo hoy han cambiado de look, han cambiado el blanco por las camisas floreadas en su Bienvenida.
¿Por qué vestía con camisas floreadas el Pr. Salvori? No era solo cuestión de estilo, era una declaración de intenciones. Quería celebrar la vida plena que está en Jesús. La muerte la tenemos representada en el imaginario colectivo de color negro, pero en Cristo la muerte se vuelve gozo, alegría. Y ese era el talante del Pr. Salvori: Alegría por dentro y por fuera.
Nos encantaría que nos acompañarais recordando cómo era y celebrando su vida.
PD: A él le hubiera gustado que vinieras floreado o colorido a la ceremonia.»
Llegado el miércoles, mi esposa y mi hija Keren se vistieron con ropa floreada… y los tres nos fuimos al tanatorio de Tarragona. Allí, frente a la estupefacción de las personas que había en otras salas, nos unimos a un nutrido grupo de camisas floreadas… Saludamos a tus hijos, a Gerard y a Laura (creo que nos faltó saludar a Jeremies), maravillosos, y le dimos un abrazo grande a Dolors. Sabrás perdonarme, Salvori, pero yo fui de negro porque era la mejor ropa que tenía, pero te aseguro que voy a conseguir una bonita camisa floreada y cada vez que la use pensaré en ti, hasta que nos volvamos a ver… Aunque mientras tanto, “trobarem a faltar el teu somriure”, ¡no lo dudes!
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Gracias Dios por la vida de mi hermano y amigo Salvori quien supo hacer de su vida esa celebración para Ti, esa fiesta en el desierto.
Os dejo la letra de la canción de “Fiesta en el desierto” que parece hecha para Salvori:
En Santiago uno, verso dos
Está escrito que tenga gozo
Cuando pase por diversas pruebas
Porque de allí saldré victorioso
Mi lamento cambiaste por danza
Ya no hay tristeza, solo alabanza
Mi lamento cambiaste por danza
Ya no hay tristeza
Yo danzo, en el proceso
Y grito, "No moriré"
Doy vueltas, no me avergüenzo
Hay fiesta, fiesta en el desierto
Aunque venga la enfermedad
Mientras viva te alabaré
Aunque mis labios quieran callar
Mientras viva te alabaré, ¡eso!
Aunque el desierto me quiera secar
Mientras viva te alabaré
Aunque la higuera no florezca
Mientras viva te alabaré
Benji Gálvez
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