Nadie puede salvar salvo Mahoma

Roda* vive con su marido y sus tres hijos, un niño y dos niñas, en Etiopía. Está sentada, relajada, respondiendo con impaciencia a nuestras preguntas y hablando animadamente con las manos. Y aunque va modestamente vestida con un vestido marrón holgado y un pañuelo blanco alrededor de la cabeza, es atrevida en los detalles que comparte. “Crecí en Yibuti. Mi familia es musulmana conservadora... Se podría decir que mi familia es musulmana radical. Vengo de una familia así. El Señor tuvo que separarme de todo eso”.

“Hace 16 años que vine a Cristo. Encontré al Señor a través de Tesfaye”. Tesfaye, cristiano, empezó siendo amigo de Roda pero más tarde se convirtió en su marido. En Yibuti, la evangelización abierta no está permitida. Así que Tesfaye tuvo que ser muy cuidadoso a la hora de poner en contacto a Roda con otros cristianos.

“Un día me invitó a unirme a él. Le pregunté: “¿Adónde vamos?” Me dijo: “A un lugar donde la gente pueda enseñarte algo importante””. Cada viernes, Tesfaye llevaba a Roda a un grupo de fieles cristianos.

“Me enseñaban el Evangelio. Yo no sabía nada. No tenía sentido para mí. Cuando oraban por mí después de una lección, les decía que no hay nadie salvo Mahoma que pueda salvar. No sé por qué, pero siguieron enseñándome su fe y me trataron muy bien. Les dije que estaban perdiendo el tiempo”.

Ante el desprecio de Roda, los cristianos aguantaron y ella siguió asistiendo a las clases, aunque sólo fuera para pasar más tiempo con Tesfaye. “Al cabo de un tiempo, ellos (los cristianos) se preguntaban “¿cómo le enseñamos y le ayudamos a entender el Evangelio?"”.

Persistente en sus convicciones, Roda no dejaba de recordárselo: “...es a través de Mahoma como tenemos que salvarnos. Cuando les decía esto, les resultaba difícil... Les admiro. Durante dos años se sacrificaron mucho por mí”.

Mensajero o Mesías

Roda era religiosa, pero su devoción estaba vacía de verdadero conocimiento. Un día, en el estudio de la Biblia, un Creyente de trasfondo musulmán le dijo a Roda. “Mahoma está muerto y Jesús, el profeta al que llamamos Isa, nació por el Espíritu y se fue a los cielos, de donde volverá. Pero los cristianos le llaman Jesucristo y dicen que también murió por nosotros en la cruz. Me dijo que preguntara a mis mayores si era verdad. Así que empecé a cuestionarme lo que creía”.

“Llevé las preguntas directamente al imán. Le pregunté: “¿Ha muerto Mahoma?” “Sí”, respondió... exactamente como había dicho el otro hombre. Cuando me dijo esto. los versículos que dicen “Jesucristo ha muerto y ha resucitado de entre los muertos” (Mateo 28), no sé cómo explicártelo... Mientras hablaba con el imán cambié. Se me aclaró... se me abrieron los ojos”.

Lo que Roda hizo a continuación fue extremadamente peligroso, y extraordinariamente audaz. “Le dije: “A partir de ahora, me inclinaré ante el Mesías, el que me ha salvado””.

Quien beba esta agua nunca tendrá sed

“Después de eso empecé a aprender porque quería”.

Mientras Roda crecía en su conocimiento de la Palabra, Dios le dio vislumbres de su herencia eterna a través de sueños y visiones. Los sueños dieron a Roda un apetito insaciable por la Palabra.

“Si había preguntas entre los alumnos, no les daba oportunidad de hablar. Estaba demasiado hambrienta de la Palabra de Dios”.

Después de aquel día todo cambió para ella. Físicamente la vida se hizo más dura al renunciar a la comodidad y seguridad de la riqueza de su familia, pero espiritualmente era como un manantial cuyas aguas nunca se secan.

“No tengo palabras para explicar cómo me ayudó Cristo. Hoy estoy viva porque Él me salvó”.

Peregrinos y extranjeros

Roda sabía que su familia no aceptaría la deshonra que les había causado.

“Me fui de casa sólo con la ropa que llevaba puesta. Sabía lo que me harían (si se enteraban)”.

Su relación con Tesfaye también cambió. La pareja se casó en la iglesia y huyó a un campo de refugiados cercano.

“Estuvimos en el campo de refugiados nueve meses. Las condiciones de vida en el campo eran malas, era deprimente. Es mejor no hablar de la comida”.

Sin embargo, fue aquí donde maduró la fe de Roda.

“Lo bueno fue que mi vida espiritual se fortaleció, porque había mucho tiempo para adorar, leer la Biblia y orar. Soy la persona que soy hoy gracias a la vida que tuve en el campo de refugiados. Puedo perseverar gracias a la Palabra que (los cristianos del campo) han sembrado en mí. Cuento el Evangelio a mucha gente. Porque realmente entiendo la verdad”.

Tesoros en el cielo

En algún momento durante los nueve meses en el campamento, Roda se quedó embarazada y decidieron trasladarse a Etiopía.

“Después de venir aquí, no teníamos una vida cómoda. Cuando mi marido encontró trabajo, yo estaba embarazada de tres meses de mi hijo.

“Teníamos lo que necesitábamos. Dios proveyó para nosotros. Hubo momentos tristes y difíciles, pero, sobre todo, Dios nos fortaleció. Yo no mido a Jesús con cosas terrenales. Hay algo que la Palabra me ha enseñado: “Pedid lo que necesitéis cada día y se os dará” y “Buscad el reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura””.

 

Retírate o te mataremos

Después de que Roda y Tesfaye se mudaran, ella sólo volvió a casa una vez. “Hubo un funeral. Fue más o menos cuando di a luz a mi hijo”. Su familia aún no sabía que se había convertido al cristianismo. “Oré y alguien oró por mí, me dijeron “Vete, Dios está contigo””.

Envalentonada por la seguridad de la protección de Dios, Roda hizo lo impensable, plenamente consciente de que estaría rodeada de musulmanes. “Fui con un collar de oro del que colgaba una cruz. Me preguntaron “¿Qué collar llevas? ¿Eres cristiana?””.

Roda recordó el versículo de Lucas 9 que advierte que Jesús negará a quienes se avergüencen de Él. “Les dije: “Sí, soy cristiana. No es una religión, sino una forma de vida”. Sus hermanos comenzaron a agredirla verbalmente. “Me dijeron: “Te mataremos”. Yo les dije: “No voy a morir, tengo muchas cosas que hacer. No es mi momento””.

“Gritaron: “¿Cómo ha ocurrido algo así en nuestra fe? ¿Cómo te has convertido en un infiel?”

“Intenté hablar con ellos. Les dije: “No os preocupéis, tengo el Evangelio”. Hice que se sentaran y compartí la Verdad con ellos. No sé cómo me escucharon. Era el Espíritu Santo el que hablaba, no yo. El hizo que escucharan. Mi madre no podía decir nada, estaba conmocionada”.

Después, la madre y el hermano de Roda vinieron a visitarla a ella y a Tesfaye. “Primero vino tranquilamente. Mi madre le dijo a mi marido: “Te daré cualquier cantidad de dinero. Por favor, divórciate de mi hija”. Tesfaye respondió “No, no me divorciaré de ella”. Entonces empezó a insultarnos”.

“Mis vecinos fueron testigos de todo. Mi madre no paraba de gritar: “Quiero matarla. Nunca ha habido nada cristiano en la historia de nuestra familia. ¿Cómo se ha convertido en una “infiel”? Matarla es yihad (sagrado)”. Al día siguiente, vino uno de mis hermanos y, al igual que mi madre, dijo: “Tengo que matarte. Debes arrepentirte o tendré que matarte”. Pero yo le dije: “No me inclinaré por una causa muerta como el islam. Me inclinaré por una causa viva””.

Y las demás cosas se te añadirán

Aunque Roda no fue asesinada, su familia la abandonó totalmente. Siguen amargados por la vergüenza que ella trajo a su nombre. “Me llaman y me preguntan: “¿Qué es de tu vida? Es insignificante. Él (Tesfaye) no tiene dinero, y ésta no es una buena vida. Antes tenías criados, no debías trabajar ni estar tan sola””.

“Yo no lo veo así. Una de las cosas que me hace feliz es que Dios me dice: “Todas estas cosas perecen y pasan, pero vivir con el Señor es para siempre”. Lo que tengo no es religión, es vida. Una vida que continúa después de la muerte, y esto es lo que les digo”.

Pero ella y Tesfaye luchaban por llegar a fin de mes. “Los niños eran bebés. Estábamos en una situación difícil. No tenía dinero para trabajar”. Tesfaye tampoco tenía siempre trabajo fijo para mantener a su familia. “Mientras estábamos en estas condiciones, llegó la oportunidad de formarnos. Vuestro ministerio nos tendió la mano. La capacitación que recibimos fue para entender cómo empezar un negocio y poner en práctica nuestros planes”.

Puertas Abiertas invitó a Roda y Tesfaye a talleres prácticos sobre negocios y animó a Roda a empezar a aplicar sus nuevos conocimientos. Durante la capacitación, Roda aprendió principios empresariales básicos. También le proporcionamos los recursos básicos para poner en marcha su puesto de zumos frescos y polos.

“Hacer zumo, si trabajas duro, tiene beneficios. Cuando obtienes beneficios, ¿qué haces con ellos? ¿Cómo tratamos a los clientes? Si una persona quiere atraer clientes, a veces la calidad debe superar el coste y para que el negocio funcione hay que vender volumen”.

“Empecé poco a poco vendiendo polos. Ahora las paletas de hielo dan buenos beneficios después de recibir la formación, hubo muchos beneficios. No tenía vasos. No tenía máquina. Trabajaba con cosas prestadas de otros. Luego me compraron vasos y una máquina, también aguacates y mangos”.

El pequeño puesto de zumos de Roda, con sus coloridas sillas de plástico y su sombrilla roja, no es lujoso, pero atrae a clientes que repiten por la calidad y el buen precio de los zumos.

“Pude pagar la matrícula escolar que antes no podía. Había pedido prestado a mucha gente, pero todas las deudas que tengo las he pagado. Ahora tengo mi propia máquina”.

Artículo de Puertas Abiertas España