Peregrinos

No sé si es fruto de la casualidad, o quizá causalidad, el hecho de que, en esta semana, justo cuando cumplo años, me haya enterado de dos grandes pérdidas, dos estimadas personas que además fueron mis profesores entre 1995 y 1999 en la Universidad de Alcalá de Henares.

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Manuel Leonetti fue el primer docente que me enseñó a evaluar como se pide ahora, dando valor al estudiante. Me insistió en que a la hora de abordar cuestiones lingüísticas es vital partir de la intuición propia para, desde la misma, reflexionar y llegar a conclusiones importantes. Aprendemos a hablar y a comunicarnos antes de comenzar la escuela. 

Joaquín Rubio Tovar es el medievalista más importante que he conocido en persona. En una ocasión, comenzamos a charlar sobre C.S. Lewis, a quien él también admiraba mucho. Le regalé la obra “Cartas del diablo a su sobrino”, pues en una de estas conversaciones me comentó que conocía más los escritos académicos que los apologéticos. Hablamos también de “Una pena en observación”. Conectamos. Disfrutaba mucho en sus clases. Él me enseñó a leer los textos medievales, también a descargar la bibliografía de mis trabajos para compensarlos con mi opinión, con aquello que yo interpretaba y deducía a partir del estudio y la lectura de los textos.

Hoy cumplo 46 y, como diría medio en broma mi cuñado refiriéndose a esta etapa de la vida, “a partir de los 40, uno ya le da la vuelta al jamón”. La ciencia afirma que cada vez somos más longevos. La Biblia dice que 70 son los años del hombre, y 80 los más robustos. No voy a entrar en discusión. Sin embargo, no he podido evitar cierta sensación de vértigo al mirar hacia atrás y hacia delante, lo recorrido y lo que, supuestamente, me queda por avanzar. 

[photo_footer]Ilustración de ArteMagaral.[/photo_footer]

Me ha venido a la cabeza la idea del peregrino. En tiempos romanos, era la persona que tenía una ciudadanía de otro estado (distinto al romano) aunque viajara o residiera por un breve tiempo en territorio romano. Viajar nos diferencia de los animales porque implica ser (conscientes) y decidir. El viaje de cada persona está asociado con su progreso en la vida, es una experiencia que trasciende más allá del aquí y del ahora. 

Damos por hecho que mañana vamos a continuar este camino que transitamos hoy, pero no lo sabemos. 

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La Buena Nueva sigue siendo relevante hoy. El mayor peregrino de todos los tiempos hizo un viaje de ida y vuelta para abrir un nuevo y mejor camino. No importa la edad que tengamos, ni si la mitad del “jamón” luce algún hueso desgastado y reseco. Estamos de paso, y este viaje terrenal tiene sus días contados, pero aun nos queda una peregrinación fuera de este mundo que nos marcará por la eternidad.