Dios ama a las personas sordas

Las personas sordas forman una cultura propia dentro de una cultura. Son personas que vienen de todo estrato social y económico y lo que les une es un idioma en común: el idioma de los signos. En países como España, existe una asociación para ellos que les ayuda a afrontar las dificultades propias a sus vidas debido a su incapacidad para oír. Con el fin de que toda la sociedad sea consciente de sus necesidades, se celebra el Día Internacional de las personas sordas.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

En España se les reconoce como personas dignas de todo respeto e inclusión en el tejido social. Sin embargo, existen otras culturas que tratan a las personas sordas de otra manera. Una de esas culturas se encuentra en Asia Central. No nombraremos los países para no poner en peligro la integridad física de las personas en cuestión.

Las personas sordas, en Asia Central, son consideradas una maldición, por lo tanto, ni quieren a estas personas, ni las tratan con dignidad. Es por ello por lo que, cuando se les trata con amor y respeto en el nombre de Jesús, ellos abrazan a Jesús con todas sus fuerzas.

Aisha* es una mujer de Asia Central que nació sorda. Nunca fue querida pero cuando llegó la pandemia, su situación empeoró significativamente. Nadie la visitaba ni se acordaba de llevarle comida. Al pasar tanta hambre, llegó a sentirse tan aislada y abandonada que llegó a la conclusión de que no valía la pena seguir viviendo. Un día tomó un bidón de gasolina y se roció con ella con la intención de prenderse fuego y morir.

[photo_footer]Seminaristas sordos en Asia Central[/photo_footer]

Justo cuando terminó de rociarse con la gasolina, vio a alguien que se acercaba a su casa. Era un hombre sordo que llevaba una bolsa de comida en su mano. Cuando llegó a ella, le preguntó qué hacía. Ella le contó todo lo que le había pasado y que ya no quería seguir viviendo. Hablaron durante mucho tiempo y él le pudo explicar a ella por qué estaba buscando a personas sordas para darles de comer.

Esto le llevó a presentarle a la persona de Jesús. Ella se entregó a Jesús esa misma noche. Era como que había vuelto a nacer dos veces ese mismo día.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Esta es una historia asombrosa de cómo Dios llega justo a tiempo para mostrar su amor dando vida por medio de la acción de amor de otra persona. Aisha es solo una de muchas historias similares.

En otro lugar hubo un grupo de personas sordas que se reunían con regularidad. Ellos sintieron la necesidad de ir a un país vecino para encontrar a personas sordas en ese país y compartir el amor de Jesús con ellos. Cruzaban la frontera entre los dos países de noche por el mismo lugar cada vez. En el país vecino encontraron a otras personas sordas que también recibieron a Cristo en sus vidas. Fue una labor que dio mucho fruto. 

[photo_footer]Formación en lenguaje de signos en Asia Central.[/photo_footer]

Una noche, cuando volvían de haber estado con sus amigos del otro lado de la frontera, un policía fronterizo les detuvo. Les preguntó lo que hacían por allí. Ellos le contaron que con regularidad estaban pasando al país vecino por ese lugar para hablar con otras personas del amor de Dios. Él se quedó atónito porque ese lugar era un campo de minas. Nadie debería poder pasar por allí sin ser afectado por una bomba. Dios protegió a aquellos evangelistas para que pudieran alcanzar a otros con el mensaje de su amor.

*Pseudónimo para proteger la identidad de la persona.