El domingo 25 de mayo de 1890 el tren ya había cruzado la frontera francesa y entrado en España, apenas le quedaban 20 kms de vía ferroviaria para llegar a su primera escala, San Sebastián. Desde allí haría transbordo hasta su lugar de destino, Madrid.

Beatrice Spiers se puso a meditar en lo curioso que había sido que la Directiva de la Unión Bíblica (1) la nombrara a ella como la primera obrera para niños en Europa continental. Seguramente el hecho de ser la sobrina del fundador Josiah Spiers había pesado a su favor en la elección. Esperaba estar a la altura de su misión. Había sido enviada a España para trabajar con los niños en las escuelas dependientes de las organizaciones misioneras y para expandir el sistema de lectura de la Unión Bíblica. Su mente entonces la llevó a las historias que su tío Josiah Spiers le había contado tantas veces sobre cómo se inició el movimiento de la Unión Bíblica.

Josiah era un inglés de 30 años con bigote, empleado de una oficina en Londres. Era tímido en extremo, si podía evitar las palabras, lo hacía. Había sido invitado a una reunión especial donde estaría predicando un estadounidense, Edward Payson Hammond, quien era conocido como el evangelista de niños. Spiers se dio prisa, tomó el ómnibus y se dirigió a recoger a un grupo de niños de su escuela dominical. De manera diligente llegaron a la reunión en la Capilla de la Calle John de Londres. Aquel verano de 1867 prometía ser caluroso, Spiers no paraba de secarse el sudor con su llamativo pañuelo rojo. (1)

El joven Josiah Spiers se había informado sobre “el evangelista de niños”. Supo que estaba casado con Eliza Overton y que Edward Payson Hammond se había convertido en cristiano escuchando himnos. Fue educado en varias escuelas estadounidenses y terminó su educación teológica en Edimburgo. En Escocia, comenzó a predicar en lugares donde no había actividad cristiana y obtuvo un buen fruto de su trabajo. De regreso a Estados Unidos en 1861 predicó en Chicago, Illinois, donde conoció a Dwight L. Moody. El evangelista de niños y su esposa viajaron por Egipto, Palestina y varios lugares de Europa. Payson era un compositor de himnos que llegaron a ser muy reconocidos. Algunos de sus himnos alegres eran de los preferidos de Charles H. Spurgeon, el pastor bautista londinense de la congregación más grande de su época.

Niños y adultos se dieron cita para escuchar a Payson. Era una reunión especial para niños y para maestros de Escuela Dominical.  . Aquel hombre trajeado y de barba poblada, tenía la habilidad de ver desde los ojos de un niño. Contaba anécdotas, cantaba algunos de sus himnos alegres y entonces enseñaba el Evangelio de manera sencilla, simple y clara. Los niños disfrutaban, eran conmovidos con lágrimas y abrían sus corazones a Jesús. En una época en que no era habitual este tipo de reuniones especiales para niños, y cuando otros predicadores enfatizaban el fuego y el azufre en sus sermones, Payson predicaba sobre el Amor de Dios manifestado en Jesucristo. En la Inglaterra victoriana, los niños eran simplemente espectadores inactivos en las ceremonias de la iglesia, pero Hammond les hacía participar y les llevaba a tener una relación personal con Jesucristo como Señor y Salvador. Aquella chispa iluminó la visión de Josiah sobre el trabajo con niños. Aunque Spiers como buen inglés, huía de los emocionalismos de Payson, sintió que su cabeza le iba a estallar, su corazón había anhelado transmitir el mensaje de Jesús de una forma más eficaz, pero ahora había visto que era posible una nueva manera de transmitir la Palabra de Dios a los niños. Oró poniendo todo en las manos de Dios.

[photo_footer]Retrato del evangelista de niños y compositor de himnos estadounidense, Edward Payson Hammond (1831-1910).[/photo_footer]

El domingo 2 de junio de 1867, a las 8 de la noche, quince niños de 7 a 12 años se reunieron en la casa de la calle Essex, nº 309 del suburbio de Islington al norte de Londres, propiedad del artista Thomas Hughes (conocido como “el piadoso Hughes”). La reunión la dirigieron Josiah Spiers, Thomas Hughes y otro amigo. Los niños que fueron invitados a esta reunión eran del vecindario, siendo uno de ellos el hijo del matrimonio Hughes. Josiah Spiers cantaba, les enseñaba himnos y coros, y también les contaba historias de Jesús.

Todo era tan entretenido, informal y tan diferente a los sermones aburridos que habían tenido que escuchar sentados en el templo, además de las insípidas lecciones de la Escuela Dominical, de las cuales habían tenido que participar, que todos los niños regresaron la semana siguiente con algunos de sus amigos. El 17 de noviembre, la casa de los Hughes ya contaba con cincuenta niños en su salón. Se hizo evidente que necesitaban un auditorio más grande, así que el día 8 de diciembre del mismo año 1867 abrieron una escuela en Londres con sesenta y cinco niños. El movimiento también adquirió un nombre que habría de perdurar por casi cien años, la Misión de Servicios Especiales para Niños (CSSM, por sus siglas en inglés: Children’s Special Service Mission). Muchos de aquellos primeros niños que asistieron a aquellas reuniones terminarían sirviendo en algún ministerio de la obra del Señor posteriormente.

[photo_footer]Fotografía del fundador de la Unión Bíblica, Josiah Spiers.[/photo_footer]

La influencia de los métodos del evangelista de niños, Payson Hammond, propició programas semejantes en otras partes de Londres. Uno de estos estaba liderado por Tom Bond Bishop quien era empleado de aduanas del gobierno británico. Este y Spiers se conocieron en abril de 1868 y pronto se incorporó al comité que había formado Spiers para organizar las reuniones en Islington. Al cabo de trece meses de aquella primera reunión, había un promedio de 300 niños que asistían a las reuniones semanales y en un registro ya figuraban 687 nombres. El tímido Spiers temía hablar con adultos, pero delante de los niños se crecía de manera extraordinaria. Bishop, tenía 28 años y estaba dotado para escribir y organizar. Ambos formaron un excelente tándem para dirigir el nuevo movimiento. Bishop era bueno organizándolo todo, menos su propio atuendo, por lo que a veces iba con calcetines de diferente color (3), o incluso con un zapato diferente en cada pie.

Al pensar en Bishop, a Beatrice se le dibujó una pequeña sonrisa en sus labios. La señora que tenía sentada frente a ella en el vagón del tren la miró extrañada. A su lado iba una niña que la miraba con curiosidad, con unos ojos muy grandes. Beatrice no pudo evitarlo y mirando fijamente a la pequeña se puso bizca, causando una sonora carcajada en la niña.

La joven Beatrice ya había hecho el transbordo y ahora se dirigía hacia Madrid. Era un viaje en un tren nocturno, pero no le apetecía echar una cabezada, prefirió seguir repasando mentalmente las historias de su tío Josiah. (Continuará)

Reflexión

El tándem Spiers- Bishop sería clave en la extensión del movimiento de la Unión Bíblica por todo el mundo. Si el pañuelo rojo en un sentido representaba a Josiah Spiers, bien podrían dos calcetines de distinto color hacernos pensar en Tom Bishop. Ambos tenían algo en común, una pasión desbordante para que los niños conocieran las Buenas Noticias de Jesús. El calor, el sol, el cansancio… no frenaban a Spiers, así como tampoco el prolongar la elección de los calcetines perfectos frenaba a Bishop, al fin y al cabo ¡todos los calcetines son bonitos y útiles! Es curioso que aquella práctica anecdótica de Tom Bishop de ponerse calcetines de distinto color, nos recuerde en la actualidad a los discapacitados. La Unión Bíblica siempre rompió moldes y estereotipos, y entendió que las Buenas Noticias de Jesús son relevantes para todos los niños y por tanto deben ser compartidas con niños y niñas, sean pobres, ricos, sanos, enfermos, discapacitados… buscando imitar en todo al Maestro de Nazareth, Aquel que dijo: “Dejad a los niños venid a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mt. 19:14).

Haz clic aquí puedes saber más sobre el movimiento de la Unión Bíblica: https://unionbiblica.com/.

En medio de una pandemia, de una situación completamente anómala, propongo que podamos orar con y por los niños/as que empiezan el curso escolar. “Orad sin cesar” (1 Tes. 5:17). Pasemos tiempo a su lado. Nada puede sustituir el tiempo y el amor que les dediquemos.

Notas

1. 
   

   El nombre original del movimiento fue Children’s Special Service Mission (CSSM), como se le reconocería por casi cien años. Fue en la reunión de mayo de 1960 en el centro de conferencias cuáquero de Old Jordans, en la campiña inglesa al oeste de Londres, donde el liderazgo decidió el cambio del nombre por el de Scripture Union como nombre oficial para todo el mundo (o sus traducciones como ‘La Ligue pour la Lecture de la Bible’, ‘Bibellesebund’ y ‘Unión Bíblica’).

   
   


2. 
   

   En honor al fundador de la Unión Bíblica, Josiah Spiers, el pañuelo rojo llegaría a ser uno de los distintivos del movimiento de la Unión Bíblica a nivel mundial. Michael Hews, La Historia de dos visiones- La historia de la Unión Bíblica en todo el mundo. Traducción de Ernesto Zavala, abril 2001. (Documento pdf).

   
   


3. 
   

   En diciembre del 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down, respaldado por la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. El síndrome de Down es una alteración genética causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual. Una de las iniciativas que se suele llevar a cabo para dar visibilidad a esta celebración es el ponerse calcetines de distinto color. Más información: https://www.un.org/es/observances/down-syndrome-day