Todo lo que enseña Jesús en las bienaventuranzas es un conjunto de realidades que afectan la vida del cristiano.
¿Por qué quiere Dios recompensar tanto a los que sufren persecución por su fe en Él? ¿No podría protegerlos y hacer que eviten toda esta persecución? Nos podríamos hasta plantear cosas tan abominables como que Dios se goza del sufrimiento de sus hijos. La verdad es que el sufrimiento es una consecuencia natural del pecado.
Aunque Jesús nunca pecó, fue el que más sufrió en toda la historia de la humanidad para hacer posible el perdón de los pecados. Pablo dice que sus sufrimientos al predicar el evangelio no son más que una parte (completando lo que falta de los padecimientos de Cristo) del sufrimiento de Cristo (Colosenses 1:24).
La idea de la recompensa para los que sufren persecución viene de la enseñanza de Jesús en las “bienaventuranzas” que predicó en Mateo 5. Al leer este texto, me doy cuenta de que no es una lista de cosas que uno puede tomar o dejar. Es un conjunto de conceptos, que, en su totalidad, describen la vida del cristiano.
Por ejemplo, uno no puede escoger ser pobre, y a la vez, escoger no llorar. Las dos son parte de la misma cosa. No se puede tener hambre y sed de justicia, pero no ser misericordioso. Todo lo que enseña Jesús en las bienaventuranzas es un conjunto de realidades que afectan la vida del cristiano.
No solo es eso. Las bienaventuranzas nos ponen las cosas en su sitio. Jesús, con las bienaventuranzas nos dice que en el mundo se vive de una manera y la vida fue diseñada por Dios para ser vivida de forma completamente distinta. La diferencia del estilo de vida que describe Jesús es que la vida se centra en su relación con Dios. Es vivir la vida de la forma en que Dios la diseñó, pero en un mundo afectado por el pecado.
Es decir, poner los valores al revés y vivir sabiendo que el centro de la vida es la relación con Dios. Lo demás, lo físico, aunque es importante (Mateo 6:33), es periférico.
Una persona pobre no tiene recursos propios. No depende de sus recursos, depende de lo que recibe día a día. Cuando nos damos cuenta de que la vida no tiene nada que ver con los recursos físicos que tenemos, porque esta vida es temporal y no nos llevaremos nada de ella a la eternidad, sabremos que la vida depende de Dios. El cristiano maduro depende más de Dios que el inmaduro. Porque habrá aprendido cuánto depende de Él para todo.
A nadie le gusta perder cosas valiosas. Sin embargo, Jesús, de alguna forma, está diciendo que el que llora, es el que ha perdido lo más valioso para él. En la vida, las personas tienen cosas muy valiosas para ellas, que entorpecen su relación con Dios o simplemente toman el lugar de Dios. Necesitan perder esas cosas. La pérdida es grande y el que lo pierde llora la pérdida. Pero la ganancia es mayor. Porque al soltar lo que le impide llegar a Dios, descubre lo maravilloso que es ser abrazado por Él.
En el mundo es necesario afirmar quiénes somos y mostrar nuestra valía, la tengamos o no. Es decir, si no somos alguien, al menos aparentarlo. Jesús, en cambio enseña que es necesario ser feliz con ser uno mismo. Dios nos hizo con un propósito y con unas características concretas y nos valora por ser así. Intentar ser lo que no somos, no hará más que llevarnos a la frustración. Por lo tanto, ser mansos y aceptar quienes somos en Cristo, nos permitirá recibir lo que no podemos comprar con dinero – auténtico valor.
La injusticia nos rodea por todas partes. El que busca la justicia necesita un punto de referencia que le permita saber lo que es justo e injusto. Nuestro punto de referencia es Dios. De ahí, el hambre y la sed de justicia se podría definir como hambre y sed de Dios. Uno que se alimenta de Dios se encuentra llenando de lo que sacia de verdad y además, ese alimento espiritual se convierte en una fuente inagotable para esa persona. No volverá a tener ni hambre ni sed.
Un efecto de la injusticia es la tendencia a protegerse uno mismo y dejar de lado las necesidades de los demás. Jesús enseña que el que está satisfecho en Dios, es el que también se da cuenta de las necesidades de los demás, es misericordioso. Sin embargo, darse cuenta es solo el primer paso. Hay que dar el segundo y ayudar al necesitado. Al hacerlo, el que ayuda recibe lo que da, misericordia.
Uno habla de lo que tiene en el corazón. El que tiene un corazón sucio, habla de cosas sucias, por el contrario, el que tiene un corazón limpio, su conversación es limpia. Esta persona ha experimentado un cambio de valores. El que tiene sus valores en orden es el que identifica a Dios en la creación. Es capaz de ver a Dios.
La lucha por el poder, por tener más cosas, nace de un corazón que no entiende que todo depende de Dios. Al contrario, uno que tiene paz interior porque depende de Dios, es capaz de ayudar a otros a encontrar paz. Les ayuda a saber que todo depende de Dios y luego les ayuda a dar orden a sus vidas.
Sin embargo, el pacificador – el que vive las bienaventuranzas en su conjunto - en lugar de ser alabado y recibido abiertamente, sufre persecución. ¿Por qué? Porque refleja la verdad con su vida. Los que le rodean son confrontados con la mentira de sus vidas. No lo soportan. Antes que evaluar sus vidas y descubrir que lo mejor que pueden hacer es perderlo todo por ganar la auténtica vida, prefieren expulsar al que les causa remordimiento de conciencia.
Jesús les dice a sus discípulos que se gocen cuando esto ocurra. No porque les están pegando o les están expulsando de su comunidad. Sino porque su vida es auténtica. Produce el efecto deseado – confrontar al otro con la verdad.
Finalmente dice que sus discípulos son sal y luz. La sal que pierde sus cualidades no sirve para nada. Una luz que no alumbra es inútil. Un cristiano que no refleja la verdad de Dios con su vida también es inútil.
En el mundo hay más de 260 millones de cristianos que se enfrentan a la persecución porque sus vidas confrontan a sus vecinos con la verdad. Necesitan apoyo en oración. Esta es la razón por la que la Alianza Evangélica Mundial organiza el Día Internacional de Oración (DIDO). Es un día para orar por cristianos que sufren persecución y tú tienes la oportunidad de ser parte de este día.
Pronto habrá más información sobre el DIDO de este año y podrás saber cómo ser parte de esta iniciativa.
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