La persecución digital: tecnología al servicio de la opresión

Vivimos sumidos en la era digital y esto no es algo nuevo, en nuestra sociedad existen varias generaciones que no han conocido un mundo anterior a esto. La mayoría estamos acostumbrados a llevar encima, las 24 horas, un teléfono móvil conectado a internet de forma continua. Tecnologías como el reconocimiento de voz que utilizamos con asistentes virtuales como Alexa o Siri, o el reconocimiento facial y dactilar que nos sirve para desbloquear nuestro teléfono inteligente, forman parte de nuestra vida y las hemos interiorizado completamente.

¿Pero que me dirías si te cuento que estas mismas tecnologías que hacen tu vida más fácil, podrían ser utilizadas para ejercer opresión sobre ti y tu familia?

No estoy hablando de teorías conspiranoicas (o no) sobre el espionaje y el robo de datos de grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley. Te estoy hablando de una realidad que están viviendo actualmente cristianos de países como China o India.

Y es que estos dos países tienen un par de cosas en común que influyen directamente en este tema: Ambos son grandes potencias tecnológicas a nivel mundial y en ambos países existe la persecución religiosa. Esto nos pinta un panorama en el que los gobiernos represivos de ambos países se valen de los avances tecnológicos como herramientas para alcanzar sus fines, siendo la persecución de cristianos uno de ellos.

En China hemos podido ver claramente la evolución hasta este punto. Este país asiático, conocido por sus detenciones ilegales de cristianos y su ingreso en centros de “reeducación”, se ha visto sobrepasado por el crecimiento de la Iglesia cristiana china. Puesto que es muy difícil detener y encarcelar a 90 millones de cristianos, el gobierno se ha centrado en el desarrollo de la tecnología necesaria para poder monitorizarlos y tenerlos vigilados. Es por ello por lo que, en algunas iglesias pertenecientes al Movimiento de las Tres Autonomías -el único grupo de cristianos que cuenta con el “beneplácito” del gobierno para realizar sus actividades- se han comenzado a instalar cámaras equipadas con sistemas de reconocimiento facial. Estas cámaras unidas con el sistema de vigilancia ya vigente en la sociedad permiten reconocer e identificar a cualquier persona que asista a la iglesia. Además, en conjunción con el “Sistema de Crédito Social” puesto en marcha en China, que evalúa la “reputación” de una persona en función de un análisis de todos los datos personales obtenidos, podría causar que muchos cristianos chinos se enfrenten a restricciones y sanciones por el simple hecho de practicar su fe.

En India encontramos una situación similar en la que el gobierno, formado por el partido conservador e hinduista BJP, ha comenzado a introducir un sistema de reconocimiento facial a nivel nacional. El objetivo (según ellos) es el de facilitar el trabajo de la policía. Sin embargo, se ha comprobado que esta tecnología de reconocimiento es poco fiable a la hora de identificar gente con rasgos pertenecientes a etnias minoritarias (como por ejemplo la piel oscura). Esto provoca una discriminación sistémica e institucionalizada que, junto a la influencia de los medios de comunicación controlados por el gobierno, coloca a los cristianos en una posición de vulnerabilidad con respecto a la opinión pública.

A pesar de todo esto, la mayoría de estos avances tecnológicos no son malos en sí mismos, sino que está condicionados por la gente que los utiliza. Y es que en muchas ocasiones estos medios también pueden ser de bendición.

Durante la pandemia del Covid-19 muchos cristianos aislados por la persecución y las restricciones sanitarias han podido seguir manteniendo contacto con otros hermanos a través de internet. Se han repartido en Biblias electrónicas en países de Asia Central y África, facilitando el acceso a la Palabra de Dios a muchas personas. Cristianos en necesidad han podido ser atendidos y se les han impartido seminarios, capacitaciones y discipulados a través de aplicaciones de mensajería y videollamada.

La inventiva, la inteligencia y la capacidad de adaptación son características que Dios ha dado a la humanidad y que con un buen uso pueden bendecir al mundo. Sin embargo, cuando se utilizan para cometer injusticias y oprimir al débil y al necesitado, es necesario unirnos, apoyar a aquellos que sufren y luchar contra estas injusticias. 

Oremos por los cristianos que sufren persecución mediante estos medios.