Celebra tu vida y sus pequeñas cosas (y la de los demás)

Siempre he pensado que en mi vida tendría que suceder algo grande, por no decir gordo, que tiraría del hilo correcto que me acercaría y me propulsaría, de una manera más concreta, hacia aquello para lo que fui creada.

El día 1 de noviembre de 2016 ingresé en el hospital por una supuesta infección mal curada que, en resumidas cuentas, acabó siendo la punta del iceberg de un cáncer muy extendido.

A veces el punto de inflexión, lo que te va a propulsar hacia tu propósito, va a ser causado por tus mayores frustraciones.

Hace ya algún tiempo todas las mujeres de mi entorno empezaban a estar embarazadas, a tener hijos o a buscarlos.

Por cosas de la vida, en nuestro caso no hubiera sido sabio. A veces tienes que sacrificar cosas para que otras nuevas puedan nacer. Lo decidimos como algo temporal.

Siempre traté de no compararme con las vidas felices de maternidad de mis amigas.

Pero aquel día, en el que me dijeron que tenía un tumor y mi tripa no paraba de crecer, fue imposible no pensar que mientras las demás gestaban o habían tenido un bebé, yo estaba gestando un monstruo, algo que me estaba matando por dentro en el mismo lugar dónde las personas empiezan a existir.

Todavía es pronto para decir si en un futuro voy a poder ser como las demás o no.

El caso es que ser como las demás no debe de ser mi objetivo en la vida.

Porque nadie es, o no debería de ser, como los demás. La comparación es tan dañina que hasta te puede llegar a robar la alegría. Es por eso que yo he decidido estar agradecida por todo lo que tengo y no centrarme en lo que me ‘falta’, y estar contenta con ello.

El contentamiento y estar realmente cómoda con tu propia historia, en tu propia piel, no va a hacer que quieras agradar a los demás o a ser como los demás, sino que va a desatar creatividad y una motivación para sacar lo mejor de ti, en vez de lo peor.

Para ayudar a otros con tu vida a tu manera, no a la de los demás.

A celebrar las vidas y los logros de los demás en vez de competir por aquello que nunca fue para ti.

Al final la clave está en ser agradecido con lo vivido, lo aprendido, lo que se tiene y quien uno es. En vez de compararte, vive y disfruta de tu historia.