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Protestante Digital

 
El Pensamiento Cristiano XXIII
14
 

Diocleciano, los cristianos, y Trump

Para los historiadores no hubo emperador romano más cruel que Diocleciano. Su fiebre de poder le llevó a despreciar la vida humana para cumplir sus propósitos. La Historia se repite.

AGENTES DE CAMBIO AUTOR Óscar Margenet 04 DE JUNIO DE 2017 06:20 h

El poder terrenal envilece. Prueba de ello es el método de los ejércitos imperiales que aniquilaban al enemigo y arrasaban sus territorios para afianzar la ‘Pax Romana’ (01).



Muchos siglos antes, el rey Salomón ya anunciaba lo que nadie pudo ni podrá desmentir:



“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: ‘He aquí esto es nuevo?’ Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.” (02)



Lo que hizo Diocleciano hace diecisiete siglos incluyó la persecución, tortura y muerte de cientos de miles de genuinos cristianos.



A pesar de que la Historia de la humanidad se ha teñido con holocaustos imposibles de olvidar, siempre surgen ‘iluminados’ que abusan del poder; como ocurre con la salvaje ‘Administración Trump’ (03) iniciada el 20 de enero pasado.



¿Qué tiene esto que ver con la iglesia de Dios (04)? Mucho, aunque no lo parezca.



1. La ostentación del poder contrasta con la sencillez de corazón del genuino cristiano.



Como veremos, un despiadado monarca como Diocleciano obró para impedir que el Imperio Romano (05), que duró casi 450 años, se desplomase. Para lograr su propósito Diocleciano creó una administración imperial repartida entre cuatro gobernantes (06).



Pero, tras su muerte, la lucha por el poder terminó en la división del imperio, dando lugar a una diarquía. Sabemos que Constantino el Grande sería luego el monarca absoluto que eliminaría el culto al César, fundaría su propia iglesia y la uniría al Estado (07).



Jesús enseñó en los albores del Imperio; y la iglesia que edifica el Hijo de Dios creció portentosamente en los siglos siguientes.



Por su parte, Trump fue votado por entusiastas votantes - entre ellos cristianos - que desean ver a EE.UU. liderando el mundo. Son ellos ultra conservadores que esperan que EE.UU ‘vuelva a ser grande’ construyendo muros con México, rompiendo acuerdos con los demás países del mundo, y negando la realidad del Cambio Climático.



Analistas mejor informados que este autor nos revelan hacia dónde puede llevarnos este hombre inescrupuloso con su peligroso manejo del poder, y el coste que nos hará pagar a los habitantes del mundo (08).



En contraste, el Evangelio anuncia la llegada del Reino de Dios a la humanidad. El Plan de Redención saca a los escogidos de Dios fuera del sistema de pecado, aunque los deja en el mundo para dar testimonio de su nueva ciudadanía.



Esta tiene como principal característica la sencillez de corazón y las buenas prácticas de los fieles seguidores de Jesucristo.



Sobre esto les escribe el apóstol Pablo a los cristianos que se congregaban en Corinto, en defensa de las enseñanzas que compartía por Asia junto a Silvano y Timoteo:



“Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. Porque no os escribimos otras cosas de las que leéis, o también entendéis; y espero que hasta el fin las entenderéis; como también en parte habéis entendido que somos vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesús.” (09)



2. La opresión saca a luz la íntima debilidad del opresor y la valentía de los oprimidos.



Entraremos a leer lo que J.C. Varetto narra sobre esta página negra de la Historia (10).



“Estamos ya a comienzos del siglo cuarto. Los cristianos disfrutan de paz en casi todo el Imperio, y nada hay que haga temer una posible persecución, tan larga y tan cruel como la que pronto tendrá que sufrir.



Es imposible saber el número de personas que profesaban el cristianismo en esta época, pero el crecimiento había sido tan prodigioso, que no había ciudad ni pueblo donde no se contasen por millares.



Estos pertenecían a todas las clases sociales, y hasta en el mismo palacio imperial ocupaban puestos importantes. El nombre de cristiano ya no causaba el horror que había causado en siglos anteriores.



Es doloroso, sin embargo, tener que reconocer que esta mejor reputación no siempre la habían ganado por medio de un testimonio más fiel, sino por medio de mayor compromiso con el mundo del cual tenían que mantenerse separados.



La piedad había decaído mucho; el primitivo amor había sido perdido; la forma externa de la piedad subsistía, pero su eficacia era negada con mucha frecuencia, de modo que el testimonio que daban los que llevaban el nombre de cristianos, no era siempre lo que había sido en otras épocas de menos tolerancia de parte del estado.



Una tremenda persecución se acercaba, la cual pondría a prueba la sinceridad de la fe de los que militaban en las iglesias. Dios, en su alta sabiduría, iba a hacer pasar por el fuego a su pueblo, para que se conociese los que eran suyos, y saliesen purificados como oro.



Diocleciano era el emperador, y él personalmente era un hombre de quien no se podía esperar verle mezclado en un acto de esta naturaleza. Su esposa Frisca y su hija Valeria, si no cristianas militantes, simpatizaban con el cristianismo, que sin duda llegaron a conocer por medio de alguno de los muchos creyentes que había en la casa imperial.



Pero la influencia de Galerio, su yerno, quien gobernaba en Oriente, prevaleció sobre Diocleciano para hacerle consentir en llevar a cabo un ataque que fue paulatinamente recrudeciendo, hasta convertirse en una de las más espantosas y largas persecuciones que la historia recuerda.



Las primeras manifestaciones de la prueba se hicieron sentir en el ejército, donde muchos cristianos se hallaban prestando servicio. Recordaremos que la profesión militar era tenida, por muchos creyentes, como incompatible con la vida cristiana, y cuando alguno se oponía a incorporarse a las filas o a participar de las ceremonias paganas que tenían lugar en el ejército, ya estaba expuesto a una prueba que sólo terminaba con la muerte.



Leemos acerca de un tal Maximiliano, conscripto de Numidia, que rehusó decididamente tomar las armas, alegando que era cristiano y que por lo tanto no podía hacerlo. ‘No puedo vestir el emblema de vuestro servicio porque yo visto el emblema de Cristo’ - contestó a los que querían persuadirle a no exponerse a la muerte.



Permaneció fiel a su resolución y fue decapitado. En el mismo distrito un centurión llamado Marcelo, el día en que se celebraba una gran festividad, públicamente rehusó participar del festín pagano, y renunció a la profesión militar. Llevado ante el tribunal fue condenado a ser decapitado.



El primer asalto con que se inició la persecución fue llevado a cabo en Bitinia, en el año 303, en la ciudad de Nicomedia, donde el emperador estaba conferenciando con Galerio. Largas fueron las conferencias celebradas, y al fin Galerio consiguió inducir a Diocleciano a pronunciarse en contra del cristianismo, aunque bajo la condición de que no hubiese derramamiento de sangre.



El 23 de febrero, al amanecer, una banda de hombres, encabezada por el prefecto de la ciudad, atacó la casa de cultos más grande que había en Nicomedia.



Fue grande la sorpresa de los atacantes al no hallar ninguna imagen. Hallaron en cambio ejemplares de las Sagradas Escrituras, que inmediatamente arrojaron a las llamas. El edificio estaba situado en un lugar alto y se veía distintamente desde el palacio que ocupaban Diocleciano y Galerio, quienes estaban presenciando el pillaje y discutiendo si era o no conveniente incendiar el edificio.



Galerio deseaba verlo reducido a cenizas, pero prevaleció el buen criterio de Diocleciano, quien hizo notar que no se podía ordenar el incendio de la casa de los cristianos, sin que otros edificios importantes fuesen destruidos también por las llamas.



Al día siguiente, apareció el primer decreto de los cuatro que fueron promulgados durante esta persecución, el cual estaba concebido en estos términos: ‘Las reuniones de los cristianos, con fines religiosos, quedan prohibidas; las iglesias cristianas tienen que ser derribadas, y quemados todos los ejemplares de la Biblia; los que ocupan puestos de honor o rango tienen que abjurar la fe o ser degradados; en los procesos judiciales debe emplearse la tortura contra los cristianos, de cualquier rango que sean, los de rango inferior que no ocupan puestos oficiales serán privados de sus derechos de ciudadanos y libres, y los esclavos, mientras permanezcan cristianos, no podrán recibir libertad’.



Como se ve, no se trataba de dar muerte ni procesar a los cristianos, sino de prohibirles sus cultos, destruirles sus libros, quitarles los derechos civiles, a fin de que por falta de acción y propaganda, pronto se extinguiesen. Un cristiano al leer el decreto fijado en un lugar público se indignó al punto de despedazarlo delante de todos los que lo leían y comentaban.



Esta bravata no condujo a nada práctico a favor de la idea que quería defender y sólo sirvió para dar a los paganos un motivo de venganza, lo que hicieron torturándolo y luego haciéndolo perecer en la hoguera.



Un incendio que estalló en el palacio donde residían Galerio y Diocleciano fue atribuido a los cristianos, pero nadie conocía a otro culpable sino al mismo Galerio, que repetía la triste farsa de Nerón al culpar a los cristianos del incendio de Roma.



Pero el pretexto bastó para que se extremasen las medidas violentas. Todos los familiares de la corte, entre los que había muchos cristianos, fueron sometidos a la tortura para conseguir que los supuestos culpables fuesen descubiertos.



Las mismas Frisca y Valeria no escaparon al rigor de las medidas, y se les obligó a que ofreciesen sacrificios a los dioses como acto de demostración pagana que haría desaparecer las sospechas que algunos abrigaban acerca de sus simpatías a la causa perseguida.



El edicto se hizo conocer en todas partes, causando el estupor consiguiente a todos aquellos contra quienes estaba dirigido. Una de las características de esta persecución es el ataque llevado contra los escritos que servían de base a la fe cristiana.



Al entrar los soldados en las iglesias, se apoderaban de todos los libros, y las casas de los obispos y hombres doctos eran requisadas cuidadosamente, y cuanto libro caía en manos de esos censores ignorantes, iba directamente a las llamas.



El cuidado puesto por los que amaban la palabra de Dios, pudo, sin embargo, hacer fracasar el plan destructor de los enemigos de la verdad. El erudito historiador Neander (11), al referirse a este hecho dice así:



‘Es evidente que el plan consistía en extirpar totalmente al cristianismo. Había algo de nuevo en la determinación de privar a los cristianos de sus escritos religiosos En las anteriores persecuciones se esperaba suprimir la secta suprimiendo a los maestros y directores.



Ahora ellos se habían dado cuenta de la importancia de estos escritos para preservar y propagar la fe cristiana. Y no hay duda, que la destrucción de todo ejemplar de la Biblia (si esto hubiera sido posible) hubiera sido más eficaz que la destrucción de los testigos vivos de la fe, cuyas muertes sólo lograban hacer levantar un número mucho mayor, que venían a ocupar sus puestos.



Además, si hubiera sido posible destruir todo ejemplar existente de las Escrituras, se hubiera cortado la misma fuente de la cual brota continuamente, con fresca e invencible energía, el verdadero cristianismo y la misma vida de la iglesia.



Por mucho que los predicadores del evangelio, los obispos y los ministros, podían ser ejecutados no más, todo era en vano, mientras este libro, por medio del cual podían formarse nuevos predicadores, quedase en poder de los cristianos. Es cierto que la transmisión del cristianismo no era inseparable y necesariamente unida a las Escrituras.



Escrita no en tablas de piedra, sino en las tablas del corazón, la divina doctrina, una vez alojada en el corazón humano, podía por su propio poder preservarse y propagarse para siempre.



Pero expuesta a las muchas fuentes de corrupción que existen en la naturaleza humana, el cristianismo, sin la fuente de las Escrituras a la cual recurrir para recobrar su pureza, hubiera sido oprimido, como lo enseña la historia, bajo el peso de errores y corrupciones, y pronto habría sido imposible reconocerlo.



¿Pero era posible a la arrogancia humana llevar a cabo este pérfido plan para la supresión del cristianismo? El brazo del despotismo puede olvidar todos los derechos privados; ¿pero le era posible llegar tan lejos como a destruir todo ejemplar existente de las Escrituras, no sólo los que se hallaban en las iglesias, sino los que había en las casas particulares?



El reino de las tinieblas, fiel a su carácter, pudo ciegamente imaginarse que nada escaparía a su investigación, y que por el fuego y la espada, podía destruir lo que estaba guardado por un poder superior y por la providencia’”.



En nuestro próximo artículo terminaremos con la segunda parte.



Hasta entonces, quiera nuestro Dios conceder a su iglesia amor por el estudio y exposición de las Escrituras. Para compartirla no con palabras de humana sabiduría, sino como Palabra exhalada del Espíritu. El Señor la implante en nuestros corazones y mentes, y nosotros la expresemos a nuestros semejantes con fe y sencillez, para que haga todo aquello para lo cual fue enviada (12).



 



-------ooooooo0ooooooo-------



 



Notas



Ilustración: Diocleciano persiguió a la iglesia e hizo de ella una atracción circense; Trump se ha convertido en el foco de atención por su arrogante y peligrosa ignorancia. Dos maneras de usar el poder como si fuese propio.



http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ano-305-diocleciano-renuncia-al-imperio_8677



http://static4.businessinsider.com/image/56c640526e97c625048b822a-480/donald-trump.jpg



01. Pax romana (en español: Paz romana), es una expresión en latín utilizada para referirse al largo periodo de estabilidad que vivió el Imperio romano, caracterizado tanto por su calma interior como por su seguridad exterior, lo que le permitió alcanzar su máximo desarrollo económico y expansión territorial antes de su final.



02. Eclesiastés 1:9-11.



03. Desde su llegada al poder de la primera potencia mundial, Donald Trump comenzó a desmantelar to realizado por su predecesor Obama. Recientemente bajó a EE.UU. del acuerdo mundial sobre Cambio Climático, rompió convenios con la Unión Europea y amenaza salir de la Organización de las Naciones Unidas.



04. Así denomina el apóstol Pablo a la iglesia que edifica Jesucristo (Mateo 16:18). Se refiere a ella tanto en forma general como local (1ª Corintios 1:2; 10:32; 11:29; 15:9; 2ª Corintios 1:1; Gálatas 1:13; 1ª Timoteo 3:5).



05. Se llama así a la tercera etapa del romanismo, comenzada 27 años antes del nacimiento de Jesús, y finalizada en el año 476 de nuestra era. Cuando Jesús ministraba en el territorio bautizado por el imperio como Palestina, había más de sesenta millones de súbditos habitando en 4,5 millones de km2.



06. A ese modelo se lo denominó ‘Tetrarquía’, y de allí surgió el apodo ‘Tetrarca’ adjudicado a Diocleciano.



07. Puede leerse al respecto otro artículo en ‘agentes de cambio’; enlace:



http://protestantedigital.com/magacin/41561/El_Estado_el_ejercito_y_las_primeras_iglesias_cristianas



08. Recomiendo conocer la opinión de César Vidal, entre la de otros analistas políticos internacionales; enlace:



http://protestantedigital.com/multimedia/41419/Politica_de_Trump_analisis_de_Cesar_Vidal



09. 2ª Corintios 1:9-11.



10. La Marcha del Cristianismo, Capítulo Cuarto: Años 300-606, páginas 140-145.



11. Johann August Wilhelm Neander, (1789 – 1850), fue un teólogo e historiador eclesiástico alemán, maestro - entre otros - del historiador Edmond de Pressensé, frecuentemente citado por Varetto. Nació como David Mendel; a su padre se lo conocía como el ‘judío vendedor ambulante’. Al convertirse a Cristo cambió su nombre por el que llevó hasta su muerte.



12. Isaías 55:11.



Importante: todas las referencias y énfasis en negritas son del autor de este artículo.


 

 


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COMENTARIOS

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TeoGraduado
07/06/2017
11:38 h
13
 
No te centres en su persona, sino en sus actos. No tenemos que atacar a nadie, pero por wjemplo lo de retirarse del acuerdo de Paris respecto a la ecología dice mucho de sus intereses.... como ser humano es tan dino como cualquier otro; pero su ideología es dañina para muchas personas en su país y esta semana lo ha sido para el mundo entero.
 
Respondiendo a TeoGraduado

Earendil
10/06/2017
04:14 h
14
 
Estimado TEo Graduado. Pues precisamente su decisión respecto a los intereses de su país, en contra de la ideología del cambio climático es una de sus decisiones con la que puedo estar de acuerdo. Y que le pregunten a los africanos, que desean el desarrollo industrial nuestro, si no sería igualmente beneficioso salir del acuerdo de Paris. Lo curioso es que, de modo tan veloz y superficial, se diga en medios "cristianos", que las decisiones políticas de este político son "no-cristianas".
 
Respondiendo a Earendil

TeoGraduado
07/06/2017
11:35 h
12
 
No se juzga antes de tiempo, se "juzga" en base a unos frutos
 
Respondiendo a TeoGraduado

Óscar Margenet Nadal
05/06/2017
16:16 h
7
 
A post # 4: estimado Luis Alberto (flash). El Maestro también enseñó a juzgar 'con juicio justo' (Juan 7:24). Antes de morir por las decisiones injustas de Diocleciano (o de cualquier otro déspota terrenal como ocurre hoy) los genuinos seguidores de Jesucristo juzgaron que era justo obedecer a Dios antes que a esas autoridades que pretendían ser adoradas junto a sus ídolos. El que pierda su vida por causa de Cristo la ganará (Mateo 16:25; Marcos 8:35; Lucas 9:24). DTB.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

TeoGraduado
05/06/2017
11:28 h
5
 
Tema complejo lo que insinuas. En 500 caracteres solo decir que Jesús se opuso a las autoridades socioreligiosas de su tiempo, los exégetas ateos tienen claro que la condena de Jesús fue por rebelde y amenaza a las estructuras de poder. Bonhoeffer se alzó contra Hitler y también lo hicieron sacerdotes católicos. Los profetas contra reyes, etc. Cuando un sistema es vejatorio y coloca a personas en lugares de víctima, la responsabilidad de denuncia profética es un acto de seguimento por amor al pr
 
Respondiendo a TeoGraduado

Óscar Margenet Nadal
05/06/2017
15:56 h
6
 
A post #3: Efectivamente Galo Nómez, los ambiciosos de poder ilimitado se apoyan en el lema 'el fin justifica los medios'. Sean de derecha, centro o izquierda, los tales son hijos del diablo (1ª Juan 3:8); están en sus lazos, 'practican el pecado', mienten como el 'mentiroso y padre de mentira'; hurtan, oprimen, son injustos, obran injusticia, desechan la palabra de Dios, trastornan los caminos rectos del Señor, matan y destruyen (Juan 8:44; 10:10, Hechos 10:38; 13:10) y muchos le siguen. DTB.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

Earendil
06/06/2017
09:51 h
11
 
Cuando supe de la candidatura de Trump, el personaje era a mi parecer, en los político, muy mal candidato para la presidencia de los EEEUU. También me parecía una persona de pocio fiar por lo que en su vida personal (tres matrimonios no hablan precisamente de una constancia personal). Pero desde ese tiempo he visto tales ataques , desprecios y juicios en su contra que he empezado extrañamente a tener simpatía por él y su administración. Este artículo es uno de esos que lo ha hecho posible.
 
Respondiendo a Earendil

Óscar Margenet Nadal
06/06/2017
09:30 h
10
 
A posts # 8 y 9: Luis Alberto, sigo intentando saber qué parte del artículo comentas con tus numerosos posts. Parece que deseas escribir tu propio artículo. ¿Por qué no lo haces? La ICAR está llena de blogs. ¿Acaso no te lo permiten? Para seguir a Jesucristo no basta con obedecer lo que te digan las instituciones humanas u otros hombres, por buenos que parezcan. "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio." Juan 7:24. Dios te bendiga, te lo deseo de corazón.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

flash
05/06/2017
23:42 h
9
 
Como decía amigo Oscar, a ese tipo de juicio me refería, porque no sabemos la intención ni la historia del otro. Pregunto: “¿Quién puede juzgar con juicio justo? ¿Quién? Los Padres solían esconder los pecados del prójimo. Decía Macario: “Como Dios cubre el mundo, así el Abbá cubre los defectos del prójimo”. Saludos y a caminar como Jesucristo, ÚNICO que no ha juzgado a nadie, no ha juzgado ni al más pecador de la historia: Judas.
 
Respondiendo a flash

flash
05/06/2017
23:26 h
8
 
Los Padres de la Iglesia nos enseñan sobre la crítica, la maledicencia y la calumnia. Al menos esto es lo que me ha enseñado la Iglesia. Dice San Pablo “No juzguéis NADA antes de tiempo”. Santiago es más directo: “Tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo? Dice Simón el Sirio: “Conocer tu pecado vale más que resucitar muertos”. Jesús no nos ha llamado a juzgar. Dejar que otros juzguen, Jesús nos ha llamado a llevar en nuestros cuerpos la injusticia de los demás. Me refería a este tipo de juicio.
 
Respondiendo a flash

flash
04/06/2017
23:21 h
4
 
No juzgar dice el Maestro, pero parece que nos entra por un oído y nos sale por el otro. Dice San Pablo: "Sométanse todos a las autoridades constituidas". Aquí radica el principio del origen divino del poder que abarca para todos los tiempos. El cristiano obedece, el que desobedece, se convierte en un ZELOTE, que por aquellos tiempos luchaban contra la dominación romana. Jesucristo no se rebeló contra las autoridades de su tiempo. Creo que nos falta mucho para ser cristiano.
 
Respondiendo a flash

Galo Nómez
04/06/2017
17:21 h
3
 
En efecto, Trump fue elegido por muchos cristianos. Cabe agregar que muchos emperadores después del 380, cuando el cristianismo fue proclamado religión oficial y única del Estado, comenzaron a perseguir a los paganos, no religiosos y fieles de otros credos con la misma virulencia que lo sus antecesores lo hicieron con lis creyentes. Y eso dio pie para que en el Medioevo surgieran dos crueles imperios cristianos: el Papado y Bizancio
 
Respondiendo a Galo Nómez

Mayorgase
04/06/2017
16:20 h
2
 
No entiendo este artículo, bien podria haberse llamada Diclesiano, los nativos americanos y Cristiano Ronaldo y hubiese resultado lo mismo. Porque el Sr Oscar no reconoce que es anti-estadounidense, y pro-izquierdista? No entiendo el propósito del artículo o de esta columna. Se edifica la identidad cristiana con el?, o se fortalece la obediencia a Dios al leer sus lineas? No deseo ser duro con mis palabras y no apruebo todo lo que hace Trump pero Dios lo ha puesto alli, a menos que no sea asi.
 
Respondiendo a Mayorgase

TeoGraduado
04/06/2017
07:18 h
1
 
Óscar espero la segunda parte del artículo. Esta vez he estado de acuerdo en muchos puntos.
 



 
 
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