¿Quién es éste?

Estaban ante el hacedor de milagros. Habían escuchado su mensaje. Sabían de las promesas a Israel. Sin embargo, en ese domingo de ramos suscita la pregunta: ¿quién es este? La persona y la obra de Cristo Jesús nos obliga a hacernos la pregunta de nuevo. Durante la entrada de Jesús a Jerusalén la pregunta tenía varios posibles matices. Para algunos reflejaba el deseo de entender mejor la experiencia que estaban viviendo. Para otros parecía más un cuestionamiento de Jesús.

El día de la entrada triunfal hubieron personas con muchas diferentes perspectivas dentro de la multitud. Estaban los que había visto el poder de Dios manifestado en Jesús y que sabían que se llegaba al clímax de su obra. Los que creían en las promesas divinas a Israel venían contentos y en expectativa. También habían los curiosos que habían oído de Jesús y ahora esperaban ver alguna obra milagrosa. Por otro lado, los líderes del día todos estaban inquietos. Algunos estaban frustrados con él, mientras otros temían por el orden público.

¿Quién es éste…

Que se atreve a llamarse hijo de Dios?

Que rehusa seguir las expectativas que se tienen de él?

Que camina con los marginados de la sociedad?

Que hace portentos milagrosos?

Que confrontoa a las autoridades religiosas y políticas de su día?

Que anuncia la destrucción de la ciudad que lo está recibiendo?

Que viene a servir, no a ser servido?

Que cuestiona los valores sociales y económicos de su día?

Que llega a Jerusalén a morir, pero porque viene a cumplir un misión mucho más grande que la que imaginaba la gente ese día?

Que nos invita a vivir a la luz del reino?

El día de hoy estamos ante la misma pregunta, ante la misma expectativa. Nosotros también estamos allí entre el montón. También a nosotros se nos invita a proclamar: “¡Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor!” Pero también nos toca hacernos la pregunta: ¿Quién es éste?

¿Quién es éste….

Que nos invita a vivir vidas transformadas?

Que nos llama a destapar nuestros secretos y vivir de forma transparente?

Que nos llama a vivir los valores del reino?

Que espera que seamos siervos de otros, así como él lo hizo?

Que nos llama a dar nuestras vidas por otros, viviendo en la esperanza de la resurrección?

Que nos invita a caminar con los pequeños, con los marginados, con los inmigrantes, con los quebrantados?

Que nos invita a unirnos a su misión de transformación en el mundo?

Que nos invita a su gracia y a compartir su gracia con otros?

Hoy, de nuevo, estamos entre la turba a la entrada a Jerusalén.

Hoy tenemos el privilegio de cantar en expectativa.

Hoy nos llama el Señor a seguirle a la cruz y a la resurrección.

Hoy tenemos el privilegio de vivir a la luz del futuro de Dios.