Personajes de Lagarterana

Érase que se era un pobre circo pobre, que llevaba dos leones amaestrados, tan hambrientos y escuálidos como sus propios dueños. Durante una importante feria, uno de los leones se murió una mañana, harto de mal comer. ¿Qué hacer?, ¿cómo seguir adelante con el espectáculo?; gente avispada por la necesidad, le quitaron la piel, y buscaron a un parado de largo tiempo, del pueblo, para que hiciera de león en la función. El pobre parado se resistía, pero… como más mordiscos da el hambre, al fin se resignó por la propina que le darían.

Vestido de león, entró lleno de miedo en la jaula del circo, procurando imitar lo mejor posible los rugidos del congénere. Éste intentaba acercarse al recién llegado, no se sabía bien si con buenas o malas intenciones. El hombre trataba de esquivar una excesiva intimidad con tan temible compañía, pero el león venga que venga, a echársele encima, como queriendo retozar con él. De pronto, acercando terriblemente sus fauces, susurró al oído del falso león:

- Oye… y a ti ¿cuánto te pagan?

En nuestro mundo actual se ven muchos personajes disfrazados si no de león, al menos de lagarterana; gente que te encuentras en la vida o te descubren los medios de comunicación, que anda disimulando su corrupción, su profesión política, su fe cristiana y su pertenencia eclesial. Aquellos dos del circo parecían bestias feroces, pero eran pobres hombres pobres, y son –y lo saben además- falsos leones, pero lo ocultan.

“Desde el Corazón” sé que existen muchos personajes vestidos de lagarterana ¿qué pensar de esos líderes políticos que reconociendo el deseo de familias, que no creen en nada espiritual, ofrecen decorativas ceremonias civiles de comunión –que crean buenas fiestas- al precio de 60 euros más 22 euros para reservar fecha y hora?; ¡qué tristes lagarteranos!.

¿Qué vestidos de lagarterana usan los partidos, que en pos de una provocativa declaración de ruptura, se unen siendo de ideologías tan distintas como contradictorias?. “Desde el Corazón” me recuerdan los grupos políticos religiosos del tiempo de Jesús, como los Fariseos, Saduceos, Herodianos, Zelotes, tan opuestos y enemigos, que se unieron con tal de llevar al Maestro a la crucifixión, ¡vaya lagarteranos!

Vestir de lagarterana tiene curiosas acepciones en el pictorerismo castellano: “dar el cante”; “ese señor de sonrisa falsa y vestido de lagarterana”; “vestirse de hortera”, o el muy significativo para ésta, mi reflexión: “no necesito pertenecer a un colectivo o ir vestido de lagarterana para sentirme orgulloso”; ¿a quién encargará un vestido tal, una Alcaldesa que quiere estar cerca de los pobres, cediendo edificios municipales a los ”okupas” para albergar la basura de los vagos; que contrata a todos los que puede de su familia, aunque los trabajos encargados sean innecesarios, ampara a quien insulta a las víctimas del holocausto, que recorta todo lo que puede a servicios públicos necesarios, mientras se monta un despacho –será para recibir a los pobres- de 350.000 euros?; ante este humilde gasto que pagan todos los madrileños, ¿qué son los 85.000 euros, escondidos en una caja que otro “lagarterano” dejó en casa de un amigo para que se la guardara por asuntos personales y familiares?, hoy imputado.

“Desde el Corazón” millones de ciudadanos –y a mí me produce una tristeza indecible- hemos visto caer impresionantes vestimentas de honorabilidad, que han desnudado a toda la familia, tras no poder realmente demostrar aún, tras varios años ya, que las fortunas tenían un origen extraño, de herencia extraña y de ingresos aún más sorprendentes. ¡Vaya disfraces! y el tiempo nos faltaría para sacar los trajes de lagarterana de políticos que se han hecho populares a base de esconderse en banderas, sin haber producido nada en el mundo del bienestar social, sólo palabras; o los que reciben dineros venezolanos, cuando en tal País con los supermercados más vacíos cada día, el pueblo carece de libertad, incluso en forma de buen humor, los que ahora sacan en forma de rumores “los pecados de la carne” no refiriéndose a las lujurias, las mentiras, la avaricia, la codicia, la pereza, y tantos otros, sino a la mala prensa que ahora tiene “comer carne roja” y “Desde el Corazón” me pregunto ¿será por eso que los de vocación espiritual dejaron de consumir las toxinas a nivel espiritual (pecados) y físico (carne)? ¡qué tristes disfraces!

Claro que a mí, lo que más me preocupa es la hipocresía de los llamados cristianos. Quienes tienen que vestir, vestidos de justicia o lagarteranas apóstatas. En la vivencia cristiana no puede haber disfraz para la fe y la obligación de nuestra ejemplaridad. ¿Cómo disfrazar el tesoro que tenemos si estamos vestidos de Cristo?; ¿cómo no compartir la mayor riqueza que tenemos, y que no solamente no se agota al repartirla, sino que aumenta cuando la derramamos alrededor a manos llenas?.