Dios está por hacer algo totalmente nuevo

A veces me ha parecido que cuando alguien hace una proclama como esta, en realidad no va a suceder nada verdaderamente nuevo. Las frustraciones vividas, por haber albergado falsas expectativas, han sido tantas que difícilmente uno puede creerle a cualquiera que diga que lo nuevo de Dios ya está aquí y que además, tal o cual ministerio será el catalizador de esas pretendidas "novedades" del cielo sobre nuestro país o sobre la Iglesia en el mundo. Lo cierto es que después de tantos años, y hasta el día de hoy, todavía no han sido ciertos tales presagios.

Sin embargo, después de más de cuarenta años y especialmente en estos últimos años de gran crisis mundial, el Espíritu del Señor está diciéndonos claramente, como nunca antes, que estamos ante un nuevo escenario espiritual y un alarmante cambio de paradigmas sociales y morales que nunca hubiéramos imaginado. Después de tanta espera para recibir esa Gracia abundante de Dios sobre la Iglesia de Jesús en España, yo estoy convencido, que está a las puertas, "pronto saldrá a la luz", aunque esto pudiera parecer predicar en el desierto del escepticismo para muchos descreídos.

Las Escrituras manifiestan un acento especial sobre la palabra "nuevo o nueva". El Señor nos advierte proféticamente que Él "hace cosa nueva" y que pronto saldrá a la luz. Nosotros mismos somos "nuevas criaturas...y por lo tanto las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". También Jesús afirma que "el vino nuevo, en odres nuevos se ha de echar", esto nos habla de un elemento nuevo y poderosamente fermentador como es el vino, que viene del exterior afectando a nuestro ser interior y además, nos dice que algo debe transformarse de viejo y resabiado, como son nuestras viejas experiencias y ciertos patrones desfasados, y ser trasvasado a un recipiente nuevo (un odre nuevo).

Sin duda esto tiene que ver con la obra interna, a la vez que externa, del Espíritu Santo en nuestra vida. El término "nuevo/a" es una de las palabras favoritas de Dios para describir un cambio radical e inminente. Aun los cristianos tenemos que volver una y otra vez a lo nuevo de Dios, "renovándonos en el espíritu de nuestra mente cada día".

No me atrevo a describir todo lo que intuyo del Señor para este tiempo nuevo, pero puedo asegurar que será algo sorprendente, tanto en la forma como en el fondo de la cuestión. Somos muchos los que estamos deseosos de ese "nuevo día" de Dios sobre nuestro país. Mientras rompe el día y huyen las sombras de la oscura y larga noche espiritual que hemos vivido hasta hoy, nos disponemos a recibir "esos nuevos tiempos de refrigerio de la presencia del Señor".

Esto no lo podemos provocar ni adelantar de ninguna manera, ni siquiera con los ayunos y oraciones (que no son infructuosos ni mucho menos) de ese pequeño y fiel remanente que incesantemente ha clamado y sigue clamando al Cielo por este nuevo día sobre este país nuestro. Lo que está a punto de suceder, es un acto soberano de los designios divinos sobre España y esto se producirá solamente por la pura gracia de Dios (me reitero en ello); por lo tanto, no hay ningún mérito en nosotros, aunque inconscientemente lo quisiéramos tener. Porque algo grande y poderoso viene sobre toda la península ibérica en medio de un mar de conflictos sociales y humanos y nuevas convulsiones económicas impredecibles que sacudirán todas las autocomplacientes estructuras humanas del mundo entero.

Por lo cual, me anticipo a decir con todo mi corazón que bienvenido sea el día de Su poder sobre todos nosotros, despidiéndome con esta doxología: ¡Solo a Dios y solo a Él sea toda la gloria!.. Amén y amén.