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A vueltas con Catalunya

Resulta insultante presuponer que todos los catalanes están manipulados respecto a esta cuestión que nos ocupa… mientras que el resto de los ciudadanos del Estado no.

DESDE MI BALCóN AUTOR Febe Jordà 19 DE SEPTIEMBRE DE 2015 17:35 h
Manifestación durante la última Diada. / La Vanguardia

Hace justo ahora tres años estuvimos conversando acerca de Cataluña (i,ii). Fue a raíz de aquella primera Diada multitudinaria, la de 2012 que, como se ha visto después, marcaba definitivamente un punto de inflexión en el devenir de nuestra pequeña historia.



Ya hubo una primera señal el 10 de julio de 2010, en la también multitudinaria manifestación en protesta por la sentencia del Tribunal Constitucional respecto al nuevo Estatut.



Y desde entonces no sólo ha llovido mucho, sino que ha llovido de todo y, en general, desde aquí, lo que se percibe es poco respeto. Hemos tenido lluvia de desprecios y ninguneo, tormentas de mentiras, descalificaciones e insultos, vientos racheados de campañas de todo tipo para denigrar a todos y a todo lo referido al proceso catalán, cortas precipitaciones de tics no democráticos que se colaban involuntariamente, o no, en los discursos políticamente correctos. Ha sido muy interesante.



De nuevo, en esta ocasión, me propongo reflexionar en voz alta. Quizá alguno quiera acompañarme.



En primer lugar me gustaría mencionar que el pueblo catalán, es decir, todos los que viven aquí, son personas que piensan. Quizá esto no haría falta decirlo, pero resulta insultante presuponer que todos los catalanes están manipulados respecto a esta cuestión que nos ocupa… mientras que el resto de los ciudadanos del Estado no. Aquí, además, tenemos la ventaja de que podemos contrastar lo que se dice en los medios españoles y lo que se aporta desde los medios catalanes. Así que, o todos o ninguno, ¿no?



Uno de los puntos importantes, a mi modo de ver, es la cantidad de personas que ha apoyado las manifestaciones ciudadanas, y lo vamos a hacer tomando la cifra mínima, la que ha dado en todos los casos el gobierno español, de alrededor de 500.000 personas (aunque parece que en realidad ha sido como mínimo el doble en cada ocasión): medio millón de personas de una comunidad de siete millones y medio. Valorad la proporción.



Un detalle al respecto, del cual creo que todos somos conscientes es que, de los que no acuden a las convocatorias, no todos son contrarios a la idea de la independencia de Cataluña. Es decir que, evidentemente, el argumento de la mayoría silenciosa es un arma de doble filo.



Otra consideración es la que se refiere a que desde Cataluña se está convencido de que una posible desconexión de España hasta la soberanía plena sería un proceso sencillo y sin coste. Por supuesto que no es así. Artur Mas advierte siempre de lo contrario, y todos sabemos que ésa es la verdad. Y más con las amenazas de poner el camino difícil y de boicots concretos por parte de todos los que nos quieren tan bien.



Sin embargo, y a pesar de todas estas consideraciones, el tema no radica en lo dicho hasta ahora. La cuestión es si en democracia existe el derecho a decidir, si en un sistema que presume de libertades ciudadanas las personas tienen derecho a expresarse, a manifestar su voluntad, entendemos que civilizada y pacíficamente. Y ésta es la cuestión central, lo que de verdad está en juego.



Tristemente, y es lo que se venía sospechando, nuestro país no puede presumir de democrático, con todo lo que conocemos de manipulación de los medios de información por ejemplo, o de cómo principalmente quedan defendidos y amparados los más pudientes y para ellos se gobierna en última instancia, y ya no digamos todos los cambios legislativos involucionistas en cuanto a derechos y libertades de los últimos años. Cuando ha llegado la hora de la verdad, quizá la primera prueba de cómo afrontar desde el Estado -democrático- un reto auténtico, de propuesta de cambio real y no como otros que se han prometido siempre, la reacción ha sido penosamente decepcionante.



Pero voy a volver, a pesar de todo, a pesar de que no se trata del punto realmente esencial, a algunas de las cuestiones que se vienen debatiendo.



¿De verdad alguien cree que desde Cataluña no se quiere poder llevar a cabo una consulta a los ciudadanos sobre el tema de una posible soberanía que sea legal y pactada? ¿Nadie recuerda que se pidió la autorización para hacer un referéndum -que ni siquiera es vinculante-, creyendo que estábamos en una democracia, después de aquellas manifestaciones ciudadanas nunca vistas? Y allí comenzaron, o más bien continuaron, los NO, NO a todo.



Y cuando lo que podría ser legal se priva, queda la opción de abogar igualmente por lo legítimo y por lo justo. Y aquí se ve claramente que toda la argumentación de legalidades vigentes -que no dejan de ser un consenso por unos años, hasta que son sustituidas por otras- queda con un peso bastante relativo. Con el eximente aún mayor de que lo que podría referirse al derecho de autodeterminación de un pueblo, recogido en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, es de rango superior a cualquier otra ley (lo cual no implica que no sea un tema complicado de todos modos, es cierto).



¿Alguno piensa, además, que 1.400.000 personas han salido a la calle a tapar las vergüenzas de corrupciones o de lo que sea a un gobierno o a varios? Más bien han salido a pesar de ello, del desencanto generalizado, de los recortes y la crisis, de toda la vida cotidiana tan costosa para muchos en estos últimos años. ¿Y nadie se pregunta por qué?



Supongo que a más de uno le suena la expresión el problema catalán. Bien, quizá se trata de eso, de que no está resuelto, de que la transición propició muchas esperanzas y que desde Cataluña se creyó que se trabajaba de veras por un proyecto común, y se ayudó incluso con pactos de gobierno para la estabilidad. Probablemente las aspiraciones de Cataluña iban un poco más allá, eran históricas, se remontaban a avasallamientos y agravios de hace siglos pero que quedaron en la memoria colectiva, siguieron acumulándose con la guerra ilegal de Franco y el trato que se recibió después, y finalmente la sentencia del TC respecto al Estatut y las recientes intervenciones para españolizar han acabado por traer a la consciencia lo que verdaderamente está en juego.



Por cierto, respecto a la lengua de Cataluña, la otra que no es el castellano -porque aquí hay dos-, el cansancio realmente ya es infinito a la hora de explicar que en el bilingüismo se habla un idioma u otro según es la lengua de tu interlocutor, que cuando giras la cara hacia uno u otro cambias automática e inconscientemente de idioma, no por molestar, no por ofender o levantar barreras, sino porque se da así en el cerebro. Y si al final resulta que lo que se ha dicho en catalán concernía e interpelaba al que no lo entendía, se traduce y punto, con naturalidad. Y no hace falta pedir perdón.



Vuelvo a mis reflexiones, que a veces me desvío. Y sigo con mis preguntas: ¿Alguien creyó que a los ciudadanos se les iba a pasar la euforia, a todos, que iban a olvidar lo que se traían entre manos y entre sueños respecto a lo de querer expresarse en libertad para su futuro? ¿En serio? Porque la participación de 2.300.000 personas que era sólo simbólica en el famoso 9-N quiere decir que no se está jugando, que se apoya la iniciativa del gobierno catalán, que se quiere ser escuchado. Por cierto, que aquí aún nos estamos preguntando cómo podía ser más democrático no votar que hacerlo…



En otro orden de cosas, no puedo pasar por alto que Artur Más ha transmitido un mensaje lógico-histórico impecable, y ha tratado a los ciudadanos como seres inteligentes, dando argumentos siempre, vaticinando que el proceso iba a ser muy difícil sin ninguna duda, asumiendo también errores. Las intenciones ocultas no las puedo conocer, pero por lo menos no me ha ignorado, ni insultado, ni se me ha reído en la cara, como han hecho día sí y día también muchos otros... ¡que se supone que quieren seducirme para que decida quedarme en España sin dudar!



Hace unos años yo sólo me sentía catalana, con una herencia doble en esta España nuestra. Siempre tuve que soportar las bromitas y las puyas típicas... y cargantes. Creo que nunca he sido catalanista, y menos en el sentido de sentirme superior a otros pueblos o naciones, o en el sentido en que lo es el nacionalismo español que niega la entidad efectiva y el valor a otras realidades diferentes. Pero ahora, al final de estos tres años, creo que ya sé lo que quiero.



Como muchos de mis conciudadanos, lo que anhelo es un futuro de libertad y respeto. Simplemente. Y en esta probable andadura en que el futuro es incierto y se presenta complicado, lo hace sin embargo con todas las posibilidades abiertas de ser más justo y más solidario.



Las aspiraciones de Cataluña no son contra nadie, son a favor de vivir mejor tomando las decisiones y gestionando los recursos desde aquí, para salir todos beneficiados en la buena convivencia que nos caracteriza, por más que se diga otra cosa. La soberanía es autogestión, no fronteras.



Y antes de terminar, quiero tener una pequeña sección de agradecimientos.



En primer lugar, a todos aquellos que nos quieren tanto que nos advierten de las catastróficas y apocalípticas consecuencias de la posible separación de Cataluña y España.



En segundo lugar, a todas esas personas que con o sin esfuerzo mantienen su cerebro impermeable a cualquier argumento, a cualquier idea que no sean las consignas recibidas, ya que gracias a eso se nos fortalecen el carácter y la determinación, puesto que nos hace revisar de continuo nuestros planteamientos, llevándonos a la conclusión de que quizá no hay entendimiento posible, y habrá que vivir con ello.



Y en último lugar, a todos los verdaderos demócratas de cualquier rincón del Estado español que, aún prefiriendo que sigamos el camino juntos, reconocen que nuestras aspiraciones son legítimas, nos dicen que nos honra reivindicarlas pacíficamente, y que tenemos todo el derecho a decidir nuestro futuro.



 



i http://protestantedigital.com/magacin/12974/Catalunya_y_ciertas_verdades_incuestionables



ii http://protestantedigital.com/magacin/13002/Catalunya_iquestde_que_estabamos_hablando


 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

Moderación P+D
23/09/2015
09:47 h
15
 
No es censura sino moderación de los comentarios. El comentario al que usted hace referencia incumplía las normas y no era ni mucho menos una crítica respetuosa.
 
Respondiendo a Moderación P+D

Felipe
21/09/2015
17:04 h
7
 
Tienes muy buen juicio. Sigue luchando por El Reino de Los Cielos porque los cristianos sectareos nunca te entenderán porque su reino si que de este mundo.
 
Respondiendo a Felipe

Disidente
21/09/2015
22:25 h
10
 
JRR, no se lo tome como algo personal. Conozco excelentes personas que sostienen ideas políticas que me parecen fatales, pero intento separar personas de ideas. Cataluña no es un pueblo indígena colonizado, sino una de las CCAA más prósperas de España. La mayoría creemos que estamos mejor juntos que separados, y que en la raíz del separatismo hay un sentimiento segregador y negativo hacia nuestro país, como tristemente constato vez tras vez. Mejoremos (no dividamos) Cataluña y toda España.
 
Respondiendo a Disidente

Pau Vadillo
21/09/2015
09:15 h
4
 
El caso que planteas de una ciudad queriendo votar es absurdo. Eso de suponer la voluntad de Dios es mucho suponer eh... Una norma suprema que PP y PSOE pactan cambiar a su antojo para favorecer a bancos por delante de personas. ¿Si el 27S el pueblo catalán con sus votos da una mayoría a la autoridad/gobernantes que apuestan por crear un estado independiente, también lo entenderás como la voluntad establecida por Dios? ¿O ese argumento sirve para unos y para otros no?
 
Respondiendo a Pau Vadillo

Disidente
21/09/2015
22:13 h
9
 
La expresión de la autoridad (que no la voluntad) establecida por Dios no es de Antón, sino de la Biblia, en Romanos 13, que manda obedecer a la autoridad salvo si va contra la Ley divina. El separatismo catalanista no es ley divina, o al menos yo no encuentro el texto bíblico que apoye esto.
 
Respondiendo a Disidente

Daniel
24/09/2015
19:12 h
17
 
Tampoco es ley divina la Constitución Española. Dios no ha permitido que la represión que hemos sufrido los Catalanes a manos de goviernos Castellanos por más de 300 años haya acabado con nuestra identidad. Dios ha provisto para nosotros una ley aún mayor que tu querida constitución; La declaración de derechos humanos: "Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico,
 
Respondiendo a Daniel

Disidente
25/09/2015
17:13 h
19
 
Daniel: En un Estado de derecho, La Constitución no es ley divina (ni mi querida), el Estatut tampoco, pero la primera está por encima, cumple el PIDH (lo dice la UE, la ONU...), nos ampara a ti y a mí, y debe cumplirse. Veo resentimiento en tus palabras por la Historia que estudiaste (Por cierto, gobierno es con b). Dime, ¿la gente del Rosellón son franceses?¿Y el Val d'Aran?. Hablaría contigo si hubiese más espacio. Si eres cristiano, me preocupa tu identidad. Mi identidad está en Cristo.
 
Respondiendo a Disidente

Daniel
21/09/2015
01:17 h
3
 
Antón... ¿La constitución española es la norma suprema y la voluntad de Dios que la respetemos? Disculpa que te diga que lo que dices es una absoluta ABERRACIÓN. ¿Quieres decir que todas las leyes que existen y han existido en la historia son por la voluntad de Dios y su voluntad es que las cumplamos todas? ¿Los negros que se saltaron las leyes luchando por sus derechos, ofendieron a Dios? El razonamiento que esgrimes es pobre en contenido y aberrante en la forma.
 
Respondiendo a Daniel

Disidente
21/09/2015
22:08 h
8
 
Lo que es una aberración es comparar el Estado de derecho con la esclavitud.
 
Respondiendo a Disidente

antón
21/09/2015
09:29 h
5
 
La voluntad de Dios es respetar a las autoridades, como enseña el apóstol Pablo, y la Constitución Española expresa la máxima autoridad que emana del pueblo Español. Si contra un enunciado tan claro queréis hacer vanas alegaciones, allá vosotros. Quien escupe contra el cielo, se moja la cara. Tras un golpe de estado, cuando una provincia o ciudad catalana quiera volver a España ¿qué argumentos tendréis? en cuanto la independencia se tuerza el 33% a favor se convertirá en 20% a favor
 
Respondiendo a antón

Daniel
24/09/2015
19:07 h
16
 
Antón, gracias a Dios la autoridad de una democracia emana del propio pueblo. Fíjate si Dios es sabio que no ha permitido que la constitución Española esté por encima de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual reconoce lo siguiente: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural. ¡¡¡¡¡ALELUYA, GLORIA A DIOS!!!!!
 
Respondiendo a Daniel

Disidente
25/09/2015
16:45 h
18
 
Daniel,¿has leído lo que dijo la corte suprema de Canadá en lo de Quebec,ni la UE ni otros sobre la interpretación de ese derecho?.Resumo:La Constitución ya lo cumple.Democracia no es imponerse un 51% sobre el 49% en un momento dado;de ahí surge la "democr. orgánica" y el fascismo¿Has visto "La ola"?Democr. es respetar las reglas sin violentarlas, y cambiarlas si hay consenso como con la de 1978(91% catalanes votaron sí,más que el Estatut).Es proteger al INDIVIDUO de abusos en aras de un ideal.
 
Respondiendo a Disidente

Jota Ene
23/09/2015
09:05 h
14
 
¿ La censura también es una practica de PD ? Hice uno de los primeros comentarios sobre este artículo alegando (en el mismo sentido que otros) que me parecía una desviación del cometido de un magacín "cristiano" divulgar contenido político y además parcializado y tendencioso ...pero he aquí que no lo han publicado. Me parece que aceptar una critica, mucho mas cuando es en términos respetuosos es parte de los riesgos que se asumen al publicar algo....Censurar las opiniones es ir demasiado lejos
 
Respondiendo a Jota Ene

barcemar
22/09/2015
16:22 h
13
 
Es cierto que hay razones que la razón no conoce y es cierto que de una manera extrañaestamo siendo impulsados a un camino que ninguno, ni unos ni otros queremos. Tal vezcomo un castigo preapocalíptico estamos siendo divididos y troceados contrariamente a nuestras voluntades. No podemos ir en contra de lo que vemospor encima de voluntades humanas. Aun sintiéndonos españoles y catalanes nos llega de manera extraña aquello que no queríamos. Amo mis raíces de uno y otro lado. Que Dios nos guarde...
 
Respondiendo a barcemar

Disidente
22/09/2015
11:58 h
12
 
Personalmente, el ninguneo a nuestra Ley de leyes unido a la (complicada reconoce Vd; insostenible veo yo) apelación al PIDH, observados repetidamente en los argumentos separatistas, me suena a entrenamiento colectivo. Eso y las alabanzas a Mas, que hace poco no creía en la independencia, imputado, con un partido sumido en escándalos de corrupción, una gestión calificada como de las peores de la UE, por no hablar de Pujol...Y termina insinuando que no soy demócrata si disiento. ¿Vd no ofende?
 
Respondiendo a Disidente

Pablo
22/09/2015
10:12 h
11
 
La manipulación es evidente. Llevan usando el dinero de todos los españoles durante muchos años para inculcar desde pequeñitos una diferenciación "negativa" sobre el resto de españoles. Es tan evidente que hasta en campamentos cristianos, con niños de 13-14 años, ya empieza a haber una discriminación negativa gracias a la "falsa identidad catalana" que les inculcan en los colegios y sociedad. El resto de niños españoles suelen tratar a todos por igual. Es mentira, y una tontería el título.
 
Respondiendo a Pablo

Migosa
21/09/2015
11:27 h
6
 
Este artículo me parece absolutamente inapropiado para esta plataforma: No hay en él, a pesar de su extensión, la más mínima alusión al Reino eterno de Dios, el que prevalecerá cuando todos los demás reinos y dominios desaparezcan bajo el Rey de Reyes (Apocalipsis 11:15). El único Reino en el que hay verdadera libertad, la del Hijo (Juan 8:36).
 
Respondiendo a Migosa

JRRiudoms
20/09/2015
23:08 h
2
 
Sería bueno que todas aquellas personas que dicen que los que desean la independencia de Catalunya son insolidarios, sectarios, rompedores de unidades y herramientas del diablo (entre otros píropos), dijesen lo mismo a los hermanos y hermanas de las naciones que se independizaron del Imperio Español. Es extraño, pero ninguno de estos Estados ha pedido volver al regazo de la "Madre Patria"... Y tan "diabólicas" son las naciones que quieren ser independientes como las que ya lo son. Atentamente
 
Respondiendo a JRRiudoms

antón
20/09/2015
13:26 h
1
 
Si se acepta que la constitución española puede ser reformada o revocada por una votación cualquiera (aberración jurídica), luego en una hipotética Cataluña independiente, todos quienes quisieran volver a España podrían ejercer también el derecho a decidir no?? por ejemplo la ciudad de Barcelona podría votar al PSOE o al PP y querer volver a España no?? La constitución española es la norma suprema, y la voluntad de Dios es respetarla porque expresa la autoridad establecida por Dios.
 



 
 
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