Recuperemos el valor de la palabra

Después del Diluvio universal Nimrod es definido en el libro de Génesis como  ‘el primer poderoso en la tierra’¹. Hijo de Cus, nieto de Cam y bisnieto de Noé, fue cazador, guerrero, conquistador de tierras y fundador de ciudades.  De él descenderían los asirios, creadores de un imperio caracterizado por el desarrollo de las artes, la arquitectura, el urbanismo y una política de Estado impiadosa. Según algunos la idea de fabricar ladrillos cocidos para utilizar en la construcción en lugar de la piedra se debería a los miembros del clan de Nimrod asentados en la llanura húmeda de la Mesopotamia.

Lo cierto es que en los comienzos de nuestra civilización post-diluviana la gente tenía un lenguaje común y usaban las mismas palabras. Pero, llegó un día-bisagra en la Historia de la comunicación oral y escrita de la humanidad. Coincide con la decisión de los hombres de construir una torre que llegase al cielo para hacerse de un nombre reconocido en la faz de la tierra. Esta decisión no fue ignorada por Dios:

“Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.” ²

Hay aspectos ligados a la naturaleza humana que han cambiado muy poco desde el Diluvio. Citaré algunos:

1. La unidad de un pueblo es posible.

En la mayoría de las marchas cívicas en reclamo de derechos humanos no respetados por el poder constituido es común escuchar el estribillo ‘el pueblo unido jamás será vencido’. Que haya sido indebidamente apropiada por facciones políticas es una verdad que no tiene tutía³. El texto bíblico revela la existencia de un pueblo unido luego del Diluvio.

2. Hablar un mismo idioma es factor de unidad.

El lenguaje es fundamental para la comprensión entre los humanos. La unidad de un pueblo se ve fortalecida por la existencia de una lengua madre común; lo que no debiera llevar a nadie a legislar prohibiendo o coartando el derecho de aprender otros idiomas.

3. Un pueblo unido emprende obras grandes.

Esta, que pareciera ser una verdad de Perogrullo, es habitualmente olvidada por las clases gobernantes. Muchos siguen sosteniendo que conviene ‘dividir para reinar’⁴. Desearía que muchos aspirantes a políticos y gobernantes viesen una obra en construcción en la que todos los gremios trabajan sincronizadamente, y luego la comparasen con otra en la que cada uno hiciese lo que le toca pero ‘a su aire’⁵. La grandeza de una obra no reside solamente en la manera en que se realiza sino por cómo responde al fin para el cual fue pensada.

4. La unidad, el idioma y buenas obras humanas son dones de Dios.

Esta afirmación es real si aceptamos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios como unidad (varón y mujer)⁶, con capacidad de cooperar y comprendernos socialmente para realizar  obras dignas de la aprobación de nuestro Creador. 

Lo triste de esta historia fue el objetivo buscado por un pueblo unido por la ambición de un hombre poderoso: recibir la gloria que le corresponde solo al Creador.

Somos lo que hablamos

El trajinado ritmo de la vida que soportamos se hace visible en la agenda que registra todo lo que hacemos en días, horas y minutos de cada semana.  Sería interesante que un día de estos rompieses con tu programa y te preguntases simplemente qué valor tiene lo que dices y haces: ¿Cómo relacionas lo que piensas, lo que hablas y lo que haces?

En un mundo apremiado por necesidades creadas por el marketing, la mayoría acepta que para sobrevivir hoy día es necesario mentir, decir medias verdades, faltar a la palabra empeñada, no cumplir con promesas y deshacer contratos, el matrimonial incluido.

La vulgarización del lenguaje le va quitando valor a las palabras. A medida que se multiplican las excusas disminuye la cotización de la expresión verbal. Se piensa que una buena excusa hace quedar bien a la persona incumplidora. Total, todo el mundo tiene razones para excusarse. Es tanta la competitividad que hasta tenemos un ranking de excusas.

Los que actúan insensiblemente para con los demás ¿en qué se diferencian de los mentirosos, irresponsables y maleducados? ¿En que lo hacen ‘con mucha clase’?

No saber cuándo decir NO, tener el SÍ fácil, es abrirle la puerta a muchos problemas. Por el contrario, oponernos a responder bajo presión es una muestra de honestidad.

En un contexto en el que es común presumir de saberlo todo avergüenza a muchos reconocer no saber de lo que se está hablando. ¿Acaso reconocer que no estamos al tanto de algo no es mejor que dar a entender lo contrario? Nada tiene de malo pedir a nuestro interlocutor que nos explique aquello que no entendimos. Y callar, cuando todo el mundo opina con ligereza, no es señal de debilidad. Por el contrario, se requiere mucha fortaleza para no entrar a ser parte de una charla superficial y errática que, casi siempre, termina sembrando rencores e inquina.

Ser ‘gente de palabra’.

Por todas partes oímos juramentos usados igual que inmorales salvoconductos. Invocando a Dios, o a cualquier otro nombre, se jura comúnmente con insultos. Se trata de gente que ‘no es de palabra’, cuyo valor real es insignificante. A ellos Jesús enseñó así:

“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” ⁷

La persona sensata y de convicciones firmes no necesita de nadie que le susurre qué debe hacer en situaciones duras. Sabe dónde está parada y qué debe responder a cada pregunta.

Sin embargo, estamos rodeados de engañadores - aún en congregaciones locales – que usan de la palabra para ocultar a los más débiles el camino correcto.

“Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción.” ⁸

Los ‘amigos’ del justo y sufriente Job despertaron la ira de Dios porque no hablaron con rectitud de Él. Job sí lo hizo⁹ a pesar de haberlo perdido todo.

El rey David fue perseguido por gente mentirosa; aún orando por sus enemigos ellos le devolvían mal por bien; a tal punto que clamó a Dios:

“Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; Han hablado de mí con lengua mentirosa; con palabras de odio me han rodeado, Y pelearon contra mí sin causa. En pago de mi amor me han sido adversarios; Mas yo oraba. Me devuelven mal por bien, Y odio por amor.” ¹⁰

Los discípulos le confesaron a su Maestro  ‘ahora entendemos’ ¹¹recién después de que el Espíritu les revelase lo que habían oído de su boca. Por eso Jesús les explica:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Los primeros creyentes de la naciente iglesia de Jesucristo eran permanentemente atacados por los de la circuncisión (judíos) quienes les exigían que volviesen a cumplir la letra de la Ley.

Por eso el Apóstol Pablo les recomienda con insistencia:

“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.” ¹²  Nadie mejor que Pablo para afirmar rotundamente:

“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.” ¹³

Algunas minorías radicalizadas exigen protección de la justicia para luego exhibir públicamente su cultura, instalarla en los multimedios –aún en los ‘cristianos’- y así ganar adeptos. Son tiempos estos cuando conviene re leer al Apóstol Santiago. Él advierte a los creyentes que es necesario ser misericordiosos con todos pues nuestra misericordia triunfará sobre el juicio:

“Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.” ¹⁴

¡Ay de aquellos que en nombre de la libertad hablan abusando del Derecho y usan la justicia mal administrada para restregársela en la cara a los demás!

Parece algo difícil de comprender, pero los cristianos estamos en el mundo sin pertenecer a él. De modo que es absolutamente posible dejarnos guiar por el consejo paulino:

 “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.” ¹⁵

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” ¹⁶

Padre justo y misericordioso: ayúdanos a hablar de tu Hijo, el Verbo que se hizo carne para revelarnos quién eres; y a hacerlo de corazón en el Espíritu, para honrarte con nuestra boca.

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Notas.

Ilustración:

01. Génesis 10:8.

02. Ibíd. 11:5-9.

03. Expresión coloquial del 1770, que la RAE define como un ungüento medicinal hecho con óxido de cinc, para aplicarse a los ojos y ver mejor. Con el paso del tiempo, varió la grafía original de la frase y se pasó a decir y escribir no hay tu tía (la RAE recomienda escribir no hay tutía) para expresar que algo no tiene remedio, o que no hay esperanzas de alcanzar lo que se desea.

04. ‘Divide et impera’ es una norma latina aplicada por la Roma Imperial para dominar la sublevación de un conjunto de ciudades. Aplicada por Julio César y luego por Napoleón, también lo hizo el Imperio Británico en la India.

05. Expresión coloquial que significa ‘como desee’, ‘de la manera que quiera’.

06. Génesis 1:27.

07. Mateo 5:37.

08. 2ª Pedro 2:18,19.

09. Job 42:8.       

10. Salmo 109: 2-5.

11. Juan 16:29,30,33. Esta respuesta les dio el Señor después que ‘Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.’

12. Efesios 4:25.

13. 1ª Corintios 4:20.

14. Santiago 2:12.

15. 1ª Timoteo 6:3-5.

16. Efesios 5:18-20.