Déjame darte cinco razones por las cuales me opongo a esta doctrina.
No. Lo siento mucho amigos. El Purgatorio no existe. ¡No, no, no! O el cielo o el infierno. O la vida eterna o la condenación eterna. Es así de sencillo. Después de la muerte o estarás cara a cara con tu Salvador Jesús o sufrirás la ira del Cordero. No hay un tercer camino. Por lo tanto digo no al Purgatorio.
Déjame darte cinco razones por las cuales me opongo a la doctrina del Purgatorio.
01.- No creo en el Purgatorio porque no aparece en la Biblia
Los cristianos evangélicos somos guiados por la luz de la Escritura. La Biblia sólo hace mención de dos estados post mortem, a saber, la bendición eterna o la condenación eterna. Jesús habló con mucha claridad sobre este punto: “e irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46). O castigo o vida. No hay otro sitio. Cualquier persona que profesa fe en el Purgatorio va en contra del testimonio del Nuevo Testamento y la enseñanza del Señor Jesús.
02.- No creo en el Purgatorio porque es un invento de la Iglesia Católica Romana
Aunque algunos teólogos primitivos tales como Orígenes y Ambrosio especularon sobre la posible existencia del Purgatorio, el término en sí no apareció hasta el siglo XII y la doctrina no llegó a formar parte del Catolicismo hasta el Primer Concilio de León (Francia) en el siglo XIII. Pero la verdadera culpa fue del Papa Gregorio el Grande (540-604). Fue él quien propuso la idea de que cualquier pecado (menos el pecado mortal) podría ser purgado en un lugar misterioso llamado Purgatorio. Debido al legado de Gregorio, la Cristiandad posterior avivó la doctrina y la incorporó en su teología oficial. El Purgatorio, pues, es una enseñanza fabricada por teólogos, papas y concilios; no es la Palabra autoritativa de Dios.
03.- No creo en el Purgatorio porque es un insulto a la expiación de Cristo
Cuando Cristo salva a los pecadores, lo hace de forma perfecta y completa. Su obra de expiación fue impecable. Su sangre es suficiente para cubrir todos los pecados del pueblo de Dios. El Dios de la Biblia no requiere algo más que el Evangelio para perdonar a los pecadores eternamente. Jesús es la salvación porque su obra salvadora es totalmente completa y perfecta. En el sacrificio de Cristo, no falta nada. Como enseña Hebreos 10:10 los creyentes somos santificados “mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”. El pecado es perdonado mediante el poder salvador de Cristo; no por un lugar de sufrimiento imaginario llamado Purgatorio. Tal doctrina escupe en la cara de Cristo y repudia la obra bendita del Hijo de Dios.
04.- No creo en el Purgatorio porque ofrece falsa esperanza a los pecadores
A nivel práctico, el Purgatorio es peligroso porque consuela a las personas de manera falsa. Enseña que los pecadores pueden seguir pecando libremente y luego arreglar las cuentas con Dios después de la muerte. ¿Dónde ofrece la Biblia semejante esperanza? Una y otra vez el Nuevo Testamento exhorta a los hombres (y mujeres) a huir del pecado como si fuera una serpiente venenosa. La palabra clave del Evangelio apostólico fue: “¡Arrepentíos!” La Iglesia primitiva nunca dio esperanza a las almas que no se habían arrepentido. No habrá paz para los impíos, dijo el Señor (Isaías 57:21). Como todas las falsas doctrinas, el Purgatorio da a luz una religión carnal digna de víboras, cerdos y cabras que no quieren apartarse de su maldad.
05.- No creo en el Purgatorio porque es un negocio
Y en el último lugar, el Purgatorio se trata de una de las estrategias de marketing religioso más exitosas de la historia del mundo occidental. Aquí en España, por ejemplo, se ofrecen misas especiales para interceder por las almas por familiares difuntos. ¿Y quién paga por dichas misas? ¡Las familias por supuesto! Y a veces se encienden velas especiales (que también cuestan dinero) para que su alma pase más rápidamente a la patria celestial. ¡Oh, maldito engaño! ¿Qué tipo de representación del Todopoderoso es éste? ¡Como si Dios pudiera ser sobornado! “Tu dinero perezca contigo porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” (Hechos 8:20). El Purgatorio distorsiona la imagen del Dios bíblico, el cual actúa por amor, gracia y fidelidad. ¡Nunca por interés económico!
Conclusión
Pues, allí lo tenéis. Mi manifiesto contra el Purgatorio. Así que no, el Purgatorio no existe. O el cielo o el infierno. ¡Al infierno con la doctrina del Purgatorio! ¡Y al cielo con todos aquellos que aman al Señor Jesucristo!
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