Ya vimos el aviso a la responsable de aquella iglesia, que era su casa, en la 2ª carta de Juan (con la 3ª, textos muy útiles para saber hacer iglesia), y cómo decirles que se sienten a tu lado, que estén contigo en tu casa, en tu mesa, o sea, decirles “bienvenido” a los que no traen al Cristo, sino otro cristo en su lugar, esos que, por tanto, son Anticristos y engañadores, supone participar de sus malas obras.
Aviso que implica la responsabilidad y autoridad de cada congregación, de cada iglesia, de cada uno de los redimidos en su comunidad, para rechazar a los que no son de la Verdad, y no lo son porque traen otra verdad, la Antiverdad, de los anticristos que ya había y siempre hubo, tantos que la cristiandad es la Anticristianidad en la mayoría de las páginas de la Historia. Hoy no estamos ni más cerca ni más lejos, seguimos con lo mismo del primer siglo (y con lo mismo del Israel nacional previo), y con tantos que traen otro cristo, con otro reino, con otra iglesia, con otro evangelio, para vivir de los cuentos que cuentan, y hacer prosélitos y siervos; unos, eso sí, contra otros, en disensión estética, pero reunidos al final en el seno de su padre, el hermafrodita que es la Antigua, donde de sí propio engendra a sus hijos, hijos de disensión, de pelea, de envidia, de muerte, esos son los que han copado el espacio de la Comunidad, como antes, hoy igual: salid de en medio de ella , pueblo mío.
Esta situación de cambio de espacio, donde en la iglesia se había instalado lo que antes se avisaba que estaba fuera, lo explicaba con lengua ligera Lutero (que ya está a las puertas el V centenario de sus tesis, a ver cómo se comen los de dentro y los de fuera la Historia), diciendo que el diablo había colocado en el trono, en lugar de Cristo, a su gran Zurullo (a mí no me miren, que eso lo escribió él, además, en mi serranía extremeña dirían cerullo), el papa, con su papado de siervos, incluidos príncipes y reyes. Pensó Lutero que era la era final, la última piedra de la Historia, y que él tumbaría al gran Zurullo; no fue así, como sabemos, y Lutero se perdió en la Historia, y quedó deprimido, y mal hablado. El bueno y afinado de Calvino vio que no era un cerullo (aunque si vas a Roma y te encuentras en medio de la plaza a ese monolito, un poco insta), sino algo más disuelto, que estaba por todas partes, y avisó; acertó porque vio la Palabra en su sentido.
Efectivamente, lo anticristiano es algo disuelto, incluso casi vapor, que se cuela por cualquier rendija, y llena con su olor a todas las esferas de la sociedad, como un Antimandato Cultural. Cuando ahora se reúnen y abrazan en ecuménica mesa, lo que ocurre no es que se encuentren gente distinta, sino que se solidifica un sector de lo disuelto, pero es la misma excrecencia. Vosotros, mirad que no los recibáis ni les digáis bienvenidos.
Entonces, ¿no hay que ser tolerantes, soportar al que se desvía un poco, ayudar a encontrar el camino, soportarnos los unos a los otros, etc., etc.? Si, con todos los redimidos ese es el camino; esa es la mesa común, el ecumenismo de la cruz, con todos los que recibimos esa vida nueva. Pero con los lobos, garrote presto. No es lo mismo. A la oveja perniquebrada, la deprimida, la herida, todas las atenciones; con los que destruyen a esas ovejas, pues aborrecimiento radical y fuera con ellos, si entraron; y si andan rondando, no los dejéis entrar. Eso es querer a los hermanos, eso es amor; que ya se lo dice el autor a la responsable de esa iglesia: tus hijos andan en la verdad, en el amor. Por eso tenían que estar atentos para que los otros, los engañadores, no entraran.
Vale, pero eso tuvo que hacerse así al principio, porque era un peligro serio para las iglesias tan pequeñas; pero ahora ya no hay que aplicar ese principio. Esto lo dicen algunos, yo lo he leído. ¿Habrá insensatez mayor? Así nos va con esas enseñanzas, con las que no se ocupan del Cristo pleno de la Escritura, sino que han ocupado el lugar de Cristo y han cambiado la verdad por sus imaginaciones. Ya, ya mismo serán puestos a la luz; se verá sus vergüenzas, que son sus glorias según su creer.
Se le dice a aquella buena hermana, la responsable de la iglesia de su casa, que tengan cuidado porque existe la situación en la que se extravían algunos, y se salen del camino, y así no tienen el final con ellos, lo que era propio del camino, pues siguieron otro, y si quieren recompensa, es decir, la culminación del trabajo, del camino, pues ellos mismos la tendrán que producir, o se la darán otros como ellos: esto es la cristiandad, salida del camino y poniendo galardones, puntos finales, según la imaginación de cada uno. Que la iglesia Romana es el mejor ejemplo de esto, sí, pero no es la única; al lado está el Islam, que nació casi al mismo tiempo, y luego vinieron tantas hermanas evangélicas. Ya, ya mismo se vienen abajo; ya, ya mismo.
Esta es la manera de hacer iglesia. Se dice que debemos progresar en todo, caminar, crecer, pero sin salirnos del Fundamento. Cuidado con los engaños; se dice que la iglesia de Roma es “conservadora”; qué va, puro progresismo, pero del malo, del que se sale del camino. Eso es lo que aquí se anuncia como peligroso, tanto que es prueba de perdición final. “El que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios”, esos son los “progresistas” de la Historia, los que cambiaron la verdad de Dios por sus imaginaciones: los conservadores fariseos a la cabeza, lo que conservaban era su influencia y poder, su mesa llena. Igual sus herederos. Quisieron conservar el Templo, “su” Templo, a su medida. Hoy siguen sus herederos. Progresistas que se desvían. Ejemplo: que en el Fundamento se dice que el obispo (pastor, presbítero) debe ser casado, con hijos, y gobernar bien su casa; pues vienen los progresistas y para conservar sus intereses enseñan que precisamente no deben casarse. Y así tantos y tantos otros casos.
Crecer desde el Fundamento, desde Cristo y con él, pero no salirse del camino. Quien se sale tiene la prueba de que no era; estaba con los otros, pero era del otro; se juntó con los redimidos, pero pertenece al homicida, están y son hijos de muerte.
Seguimos, d., v., la próxima semana; haciendo iglesia con libertad, creciendo, pero sujetos al Fundamento. Con los hermanos redimidos, que están por todas partes, consuelo, tolerancia, ánimo… Con los que vienen a destruirlos, garrote dispuesto. No se puede hacer iglesia de otra manera.
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