Continuamos nuestro periplo por Bolivia y Perú, lo cual me ha permitido contactar con hermanos que pueden hablarnos del tema de la predicación, el cual hemos estado abordando desde P+D.
Por ello aprovechamos la oportunidad para entrevistar a
Francisco Vergara, Pastor de la Iglesia Evangélica Presbiteriana y Reformada en el Perú, Congregación Jesucristo Señor, en el distrito de La Molina (Lima, Perú). Es profesor en la Universidad Seminario Evangélico de Lima (SEL) y cursa estudios de doctorado en PRODOLA.
Estudió Contabilidad en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Educación en la Universidad San Ignacio de Loyola, Teología en el SEL y en el FCS-College. Está casado con Ruth Céspedes. Tienen una hija, Ana Esther.
Pregunta.- Es necesaria una formación básica para poder predicar?
Respuesta.- Para predicar se necesita una formación básica. En los inicios de mi vida cristiana comencé a predicar a mis compañeros en el barrio y en la universidad. Si bien es cierto que en ese primer momento no tenía mayor conocimiento de la Palabra de Dios, no obstante el Espíritu de Dios me permitió no decir nada inapropiado. Después de muchos años, conversando con un colega en el ministerio, recibí una palabra alentadora. Él me dijo: si hablabas de Cristo, de nuestra condición pecadora y la salvación sólo por la fe en Cristo, entonces no te preocupes. Fue la comprensión de que debía hacerlo con mejor orientación la que me impulsó a ir al Seminario y estudiar para el ministerio.
P.- Se está hablando mucho de la Predicación Expositiva. ¿Es que es un método nuevo o estamos hablando de la predicación de toda la vida...?
R.- En los cursos de Homilética que se enseñan en los Seminarios se muestran las distintas formas de predicación: Textual, Temática o Expositiva. Últimamente se enseña también acerca de la predicación Narrativa. La predicación expositiva no es nueva, se ha redescubierto, que es diferente. Fue la forma de predicación que se ha utilizado en buena parte de la historia de la iglesia cristiana y que ha caracterizado a grandes predicadores; es la forma de predicación que permite, por un lado, que el predicador exponga todo el consejo de Dios y, por otro, ayuda a que el creyente pueda ser edificado escuchando no textos aislados de la Palabra sino pasajes completos en su contexto.
P.- ¿Se han alejado los predicadores modernos de este tipo de predicación?
R.- En efecto, podría decirse que los predicadores de hoy, al menos un grupo de ellos, se han alejado de esta forma de predicación debido, en principio, a que es más laboriosa pues demanda un mayor tiempo de trabajo con el texto. Algunos señalan que la predicación expositiva era más apropiada en la época moderna, pero que en este período posmoderno lo que cabe es la predicación narrativa. Lo cierto es que muchos predicadores de hoy han elegido otra forma de predicación que demanda menos del predicador y que complace a la audiencia, sin tomar en cuenta las exigencias de Dios.
P.- Usted forma parte del equipo de las Escuelitas de expositores bíblicos. ¿Cuándo y por qué se creó este ministerio?
R.- El ministerio de Escuelitas fue iniciado en Colombia por Jorge Atiencia, y estaba dirigido básicamente a laicos. En el Perú iniciamos las Sociedades de Expositores Bíblicos que se enfoca más en la preparación de pastores en ejercicio, aunque también participan líderes de ministerios que tienen responsabilidad de predicar en las congregaciones donde sirven. Este ministerio fue impulsado por la visita de John Stott en 2001; aunque su inicio como SEB tardó un poco más. Antes de eso se tuvo un proceso de capacitación que duró tres años básicos y un año adicional para la graduación de quienes sirven como tutores o facilitadores. La elección para la participación de los pastores fue vista como una necesidad impostergable debido a su responsabilidad de predicar a la congregación permanentemente y a la influencia que eso conlleva. La visión de formación de pastores en predicación expositiva fue tomada por Desarrollo Cristiano en el Perú, que dirigen Jorge y Nelsa Zolezzi.
P.- ¿Necesitan más formación los predicadores en América Latina? ¿Cuál su diagnóstico?
R.- Hay un déficit de preparación en los predicadores latinos. Muchas veces se asume que si tienes un llamado al ministerio cristiano eso es suficiente para que te ocupes de las responsabilidades propias de un pastor. A ese llamado hay que sumarle preparación para que nuestro servicio al Señor sea mejor cada vez. En el Perú, según datos de hace casi una década, eran muchos los pastores que tenían poca o ninguna formación para el ministerio. Algunos tuvieron que asumir esa responsabilidad muy súbitamente, y una vez en la obra ya no tuvieron el tiempo ni consideraron la necesidad de prepararse, pues ya se les había conferido el “título”.
P.- Acaba de estar en Bolivia. ¿Cuál el objetivo de su estancia en este país andino?
R.- Hace unas semanas estuvimos en Bolivia (Cochabamba) en un Encuentro Continental de Formación de Facilitadores. El propósito de nuestra visita fue recibir capacitación o entrenamiento para que todos los que intervenimos como facilitadores nacionales o regionales estemos mejor equipados para llevar adelante el proceso de formación en Predicación Expositiva. Esta formación comprende un proceso de tres años. El compromiso asumido es que debemos replicar este proceso que redundará en beneficio del Pueblo de Dios.
P.- Cuando se prepara una exposición, ¿es importante conocer y entender el contexto donde están insertos los oyentes, conocer sus desafíos, sus problemáticas? O una exposición surge del criterio personal del predicador.
R.- En el movimiento de predicación expositiva que venimos alentando se consideran tres aspectos fundamentales para la predicación: Fidelidad, Claridad y Relevancia. Están conectados y sirven para no desviarnos de lo que la Palabra del Señor nos indica. Cuando se habla de
Fidelidad se hace referencia al texto; es decir, que el predicador no tiene la libertad de decir lo que se le antoje sino que está obligado a decir lo que dice Dios en su Palabra, y eso demanda una adecuada comprensión del texto en su contexto original. Por
Claridad queremos indicar que se trata de que nuestras estrategias comunicacionales, nuestro estilo oratorio, deben ser suficientemente claros para que los oyentes tengan una recepción adecuada del texto predicado; pero además requiere que el mensaje sea comprensible a nuestra audiencia. Y cuando se señala que la predicación debe tener
Relevancia queremos decir que el predicador debe conocer bien el contexto de los oyentes, de tal manera que el mensaje que se comunique llegue a su mente y corazón porque le habla de sus vivencias cotidianas. Decimos que debemos construir un puente desde el mundo bíblico al mundo actual. Si solo conocemos el mundo bíblico puede ser una clase interesante de historia bíblica, pero si no tiene conexión con la situación contemporánea del oyente, no se habrá logrado que el oyente moderno vea la importancia de escuchar a Dios, quien sigue hablándonos hoy a través de su Palabra.
P.- ¿Debe ser el predicador el primero en entusiasmarse, apasionarse, por el mensaje a exponer?
R.- El mensaje debe llegar primero a la mente y al corazón del predicador, para que éste pueda transmitirlo. Los estilos pueden variar según el temperamento o personalidad del predicador, pero lo que no puede cambiar es que el mensaje debe tocar primero al predicador para que luego toque a los oyentes del predicador.
P.- ¿Escasea el don pastoral cuando se predica o enseña? ¿Se están preocupando los predicadores por inspirar respeto y afecto por parte de quienes los oyen?
R.- En América Latina privilegiamos la relación y por tanto esperamos que el Pastor esté visitando constantemente a los miembros de la congregación, de manera inopinada. Los pastores debemos entender que el tiempo es limitado. Una manera en que podemos ganar el tiempo que nos falta es dando a la preparación de los sermones el tiempo necesario, pues desde el púlpito podemos dar a todos los asistentes, y no sólo a los pocos que podamos visitar en la semana, una perspectiva adecuada de la misericordia de Dios, y también de sus demandas. Muchas veces queremos que nos mimen por lo que decimos, pero la Palabra no sólo tiene muestras del amor de Dios hacia nosotros, muchas veces encontramos que nuestra desobediencia o resistencia a su dirección acarrea problemas. Necesitamos exponer todo el consejo de Dios, y buscar que nos respeten y aprecien por la honestidad de nuestro mensaje, no por ser zalameros para congraciarnos con la asistencia. Creo que la primera prioridad tiene que ver con la opinión de Dios sobre nuestro ministerio.
P.- ¿Debe el predicador evaluarse cada cierto tiempo? Si es así, ¿cómo debe llevar a cabo esta evaluación? ¿Debe la iglesia evaluar a sus predicadores?
R.- En el desarrollo de las funciones pastorales, uno de cuyos componentes es la predicación, debemos estar dispuestos a evaluarnos permanentemente. Es curioso que tengamos programas de formación continua en el ejercicio profesional de todas las disciplinas científicas, pero en la predicación o pastoral pensamos que una vez salidos del Seminario y recibida la ordenación, ya está todo. En las Sociedades de Expositores Bíblicos alentamos a que todos los participantes nos sometamos a un proceso de evaluación de nuestra práctica homilética, al menos entre colegas de ministerio. Lo ideal es que los predicadores seamos suficientemente humildes para que al interior de nuestras congregaciones formemos equipos de evaluación de nuestras predicaciones. Eso no significa perder autoridad o el respeto de la congregación; creo que sería una ganancia porque se vería que nuestra preocupación está en la congregación y queremos saber cómo se recepciona lo que decimos, y si realmente está tocando las mentes y los corazones de los oyentes.
P.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a unos oyentes con una buena preparación bíblico-teológica o de otra índole?
R.- La sociedad es muy visual, pero no de la que lee, sino de la que ve televisión, cine o lo que sea. Una de las dificultades que apreciamos en nuestro tiempo es que no hay una actitud de evaluación de lo que el predicador anuncia desde el púlpito. Somos una audiencia muy pasiva. Siempre desafío a los miembros de la congregación en la que sirvo a que después de escucharnos predicar tengan la actitud de los creyentes de Berea, de analizar si lo que decimos está de acuerdo a la Palabra; pero eso demanda que lean la Palabra para poder hacer ese análisis. Debemos redoblar esfuerzos para instruir bíblica y teológicamente a los creyentes que el Señor ha puesto bajo nuestra responsabilidad pastoral.
P.- ¿Se le resta autoridad a la Biblia si se admite que está culturalmente condicionada?
R.- La Biblia fue escrita a lo largo de 1600 años, los autores son muchos y con distintos trasfondos y formación personal. Es decir, que hay elementos de la cultura de su tiempo que debemos tomar en cuenta; sin embargo, afirmar que la Biblia está condicionada culturalmente creo que puede contribuir a minar la autoridad, pues nos enfrentamos a las dificultades que de ello se derivan: ¿Cuál es el límite de ese condicionamiento? ¿Quién determina lo que es condicionado culturalmente y lo que trasciende las culturas? ¿Cuáles serán los nuevos parámetros establecidos por nuestra cultura? ¿Qué pasará cuando nuestra época sea historia y existan otros patrones culturales?
P.- ¿Qué significa la oración para quien expone la Palabra?
R.- La oración es un elemento importante en la preparación de los sermones. Recordemos que fue la primera tarea a la que se consagraron los apóstoles, y que establecieron una norma para las generaciones posteriores. La Palabra de Dios fue inspirada por el Espíritu Santo y debemos pedirle a Él que nos ilumine y dirija en la gran responsabilidad que significa anunciar la Palabra de Dios a Su Pueblo. Pero no debemos usar la oración como excusa para la pereza intelectual de abocarnos al estudio necesario. Debemos orar y estudiar la Palabra para dar a los fieles la alimentación espiritual necesaria para su crecimiento y madurez.
P.- ¿Cuál es el último libro que ha leído? ¿Podría recomendarnos un libro sobre Predicación?
R.- Estoy terminando de leer un libro sobre el pensamiento de Kierkegaard, que es un poco desconocido en el mundo de habla hispana. Sobre el tema de predicación puedo mencionar el de Cecilio Arrastía,
Teoría y práctica de la predicación, aunque está fuera de imprenta. No tuve la ocasión de escuchar personalmente a Arrastía, pero he escuchado de personas, que aprecio por su entrega a la predicación y que considero, además, buenos predicadores, que Arrastía fue el mejor predicador de habla hispana. Me parece un buen libro no sólo por eso sino porque hace una buena combinación entre los elementos teóricos y la aplicación de esos principios teóricos, de modo que cumple el título del libro, que versa sobre la teoría y práctica homilética.
Finaliza la entrevista. Gracias a Francisco Vergara por darnos una pequeña muestra de la predicación desde una perspectiva latinoamericana.
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