Refiriéndose a la novela en general, aquél a quien yo llamo el único,
Miguel de Cervantes, escribió que “la novela es un camino por do la lengua castellana puede mostrar con propiedad un destino”. El género novelesco es muy amplio. Ahora mismo se está leyendo mucho la novela histórica. En su libro TREINTA AÑOS DE NOVELA ESPAÑOLA, Antonio Iglesias dice que la novela histórica no ha pasado. “Vive hoy, sobre todo en España, una época de floración, anticipada por Ramón J. Sender en los años treinta, mas que es ahora cuando rinde sus frutos más granados”. La novela histórica ha tenido cultivadores como Tolstoy, Clarín, Walter Scott, Benito Pérez Galdós, Ramón Solís, Ricardo Fernández de la Reguera, Susana March, José María Gironella y otros escritores que forman legión.
TIEMPO DE BEATAS Y ALUMBRADOS es una novela histórica. Una muy buena novela. Su autor,
Manuel de León de la Vega, es hombre de amplia cultura. Atraído en su juventud por la carrera sacerdotal, cursó estudios de Latín y Humanidades en el Seminario Menor de Toro y Filosofía e Historia en el Seminario de Zamora. Obtuvo el diploma de magisterio en la Universidad de Zamora. Posteriormente hizo un “Master” de Teología en Madrid. Al abandonar la Iglesia católica se trasladó a La Felguera, en Asturias. Allí ejerce el pastorado en la Iglesia de Cristo y escribe. De entre sus publicaciones cabe destacar ALBORES DEL PROTESTANTISMO EN ASTURIAS y LAS PRIMERAS CONGREGACIONES EN ASTURIAS. Durante un tiempo dirigió las revistas ASTURIAS EVANGÉLICA y VÍNCULO. Actualmente es redactor fijo en la revista por internet PROTESTANTE DIGITAL y colabora regularmente en PERIODISTA DIGITAL y en RENOVACIÓN. Su último trabajo de investigación es un grueso volumen que lleva por título LA ESPIRITUALIDAD EVANGÉLICA EN EL SIGLO XVI. LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES.
TIEMPO DE BEATAS Y ALUMBRADOS fue
premiada en la primera edición del Certamen de ADÁN convocado por la revista PROTESTANTE DIGITAL, de Madrid, y por PUBLICACIONES ANDAMIO, de Barcelona. El escritor, periodista y pedagogo Jordi Torrents, prendado del trabajo de Manuel de León, escribió que se trata “de una novela atípica que parece querer adentrarse en la narración de hechos históricos, cuando, en realidad, se sumerge en lo más profundo del alma humana. La Reforma protestante –sigue Torrents- la inquisición y las ansias de poder sobre el hombre, pues, sucumben ante esos mares interiores oscuros e iluminados a la vez. Ágil, detallista y cautivadora, la novela de Manuel de León recorre el camino que, en cada uno de nosotros, busca la verdad”.
Esta novela se estructura en torno a once capítulos. He aquí los títulos de cada uno de ellos: Roma, 1527. La perfecta alumbrada. Valladolid 1520. La noche del Edicto de gracia, 1525. Verano de 1529.
Los castillos y palacios alumbrados –luteranos. Guadalajara. La incomunicación. La traición. El silencio conventual y el mercader Mejía. La peste y la muerte de Francisca.
El autor se mueve en el siglo XVI, el siglo de la Reforma religiosa iniciada por Lutero en Alemania. Fue ese un siglo tenebroso. Desde la invasión de los pueblos del Norte en el imperio romano, ningún acontecimiento había provocado en Europa estragos tan prolongados y universales como la guerra encendida en el foco de la Reforma.
Los dos partidos que ensangrentaron a Europa, católicos y protestantes, se acusaban recíprocamente de la responsabilidad de estas desgracias. La Historia aún no ha dictado su veredicto, pero no hay que acusar a la Reforma, sino a los excesos y abusos de la Iglesia romana. El historiador belga Francois Laurent escribió en 1881 que “resistiendo a las justas exigencias de los precursores de Lutero, no sólo trajo Roma la revolución religiosa del siglo XVI, sino que, al negar la libertad a los protestantes, provocó la lucha”.
En la novela de Manuel de León echo en falta un prólogo. La literatura novelesca no siempre incluye este texto que precede al cuerpo de la obra, lo sé, pero en TIEMPO DE BEATAS Y ALUMBRADOS, Manuel de León no es sólo un novelista histórico, es también un realista histórico.
Da comienzo al relato presentándonos al doctor
Francisco Delicado, personaje real, escritor de la primera mitad del siglo XVI, nacido en algún lugar de la provincia de Córdoba. Auténtico fue también el viaje que en la novela realiza a Italia. Manuel de León dice de él que era especialista en enfermedades venéreas y le atribuye una misión: “la idea de viajar sólo tenía un objetivo: escribir y publicar en Venecia un libro sobre los lugares donde se reproducía la sífilis y descubrir la permanente corrupción que había en Roma”.
A partir de aquí de León escribe páginas bellísimas sobre el oscuro mundo de los judíos conversos, la inquisición, las guerras civiles, los reyes corruptos, los alumbrados y más.
A éstos, a los
alumbrados, concede atención especial en la novela. Constituían los alumbrados un movimiento que tenía sus raíces en los siglos XVI y XVII. Practicaban una forma de espiritualidad cercana a los franciscanos. Entre los judíos conversos los alumbrados eran muy queridos. En 1628 protagonizaron un acontecimiento escandaloso del que Gregorio Marañón dijo que “fue un episodio típico de la secta de los alumbrados o iluminados”. En la novela de Manuel de León, una alumbrada, Francisca, ocupa muchas páginas. Tras una vida confusa y de salto en salto, que incluye la toma de hábitos en un convento de monjas, “desengañada de la vida religiosa, procuraba vivir la religión como un pícaro más de aquella sociedad”.
Esta novela responde a un doble objetivo: permitir al lector adquirir una información precisa sobre personajes y hechos históricos y ofrecerle interpretaciones fidedignas sobre tal o cual personaje o corriente de pensamiento. El autor no puede citar las innumerables personalidades políticas y religiosas desde cinco siglos atrás, pero ilustra admirablemente la extrema diversidad de sistemas que dieron vida a aquellos mundos.
Manuel de León ha reunido una documentación considerable que le ha servido para confeccionar la novela. Aquellos siglos estuvieron llenos de tantos fantasmas que no se entiende cómo el común del pueblo pudo soportarlos. El título de la novela sugiere la inmersión del autor en el mundo de las supuestas fuerzas sobrenaturales que pretenden situarse más allá de los límites del entendimiento. En suma, una preciosa novela que nos introduce en otra época, cuando la superstición, en mayor medida que ahora dominaba en instituciones políticas, en cabezas coronadas de reyes y reinas, en atrios de iglesias y catedrales. Existen maneras de creer en Dios y de trampear con Él. Según Pascal, “llevar la piedad hasta la superstición es destruirla”. Manuel de León lo confirma en TIEMPO DE BEATAS Y ALUMBRADOS.
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