Que Lausana se define como movimiento evangélico está muy claro en el Pacto, con las afirmaciones fundamentales de los párrafos iniciales acerca del propósito de Dios y la autoridad de la Biblia.
El párrafo 3 acerca de la singularidad y la universalidad de Cristo lo podemos entender mejor prestando atención a la práctica de los dirigentes de Lausana. Dice el Pacto: “Afirmamos que hay un solo Salvador y un solo Evangelio aunque existe una amplia diversidad de acercamientos a la evangelización.”
No se puede negar la nota Cristocéntrica en la predicación de Graham y en la docencia de Stott. Como ellos los entusiastas de Lausana pueden decir a conciencia como el apóstol Pablo: “Predicamos a Cristo crucificado”.
Cuando yo terminaba mis estudios universitarios el libro de Stott
Cristianismo básico (1958) me sedujo por la claridad y riqueza de su presentación de Jesucristo. Y me parece una señal de la capacidad de este autor para ir enriqueciendo y profundizando su proclamación el hecho de que en el año 2000 nos ofreciese su libro
Cristo el incomparable en diálogo con la cultura de comienzos del siglo veintiuno.
Ahora también puedo pensar en presentaciones contextuales de Cristo, surgidas en el ámbito de Lausana, por mis amigos Vinoth Ramachandra de Sri Lanka, Kwame Bediako de Ghana, y una generación de predicadores y teólogos latinoamericanos que hemos redescubierto la humanidad de Jesús como clave para entender lo que significa el seguimiento en esta segunda década del siglo veintiuno.
[1]
REDESCUBRIMIENTO DE LA MISIÓN INTEGRAL
Como es bien sabido, en Lausana 1974 la ponencia de René Padilla y la de este servidor causaron mucha polémica. En el caso de René porque partiendo del propio contenido del Evangelio hacía una crítica severa a la equiparación entre evangelio y cultura estadounidense o “American way of life” y proponía un regreso al contenido bíblico de la buena nueva del Evangelio. En mi caso porque proponía que en el proceso evangelizador se tomase en serio la búsqueda humana de libertad, justicia y realización.
[2]
En el proceso de congresos regionales que siguieron a Berlín 1966, en Europa, Asia, África y América Latina se había empezado a redescubrir la importancia de la dimensión social del Evangelio, con sentido de urgencia. Eso explica la receptividad que encontraron las ponencias de Padilla y la mía.
Hubo presiones de sectores muy conservadores, principalmente de Estados Unidos, que querían que la misión se definiese principalmente como comunicación verbal del Evangelio a fin de obtener un rápido crecimiento numérico.
Pero
prevalecieron las voces que en los países y ambientes más diversos habían visto la necesidad de practicar una evangelización integral, a la manera de Jesús, con una presencia transformadora de la iglesia que respaldase la comunicación verbal del Evangelio.
El consenso está muy bien expresado en el párrafo 5 del Pacto de Lausana acerca de la responsabilidad social, en el cual se afirma entre otras cosas: “Expresamos además nuestro arrepentimiento, tanto por nuestra negligencia, como por haber concebido, a veces, la evangelización y la preocupación social como cosas que se excluyen mutuamente… Aunque la reconciliación con el hombre no es lo mismo que la reconciliación con Dios, ni el compromiso social es lo mismo que la evangelización, ni la liberación política es lo mismo que la salvación, no obstante afirmamos que la evangelización y la acción social y política son parte de nuestro deber cristiano. Ambas son expresiones necesarias de nuestra doctrina de Dios y del hombre, de nuestro amor al prójimo y de nuestra obediencia a Jesucristo. El mensaje de la salvación implica también un mensaje de juicio a toda forma de alienación, opresión y discriminación, y no debemos temer el denunciar el mal y la injusticia dondequiera que existan.”
[1] He estudiado este proceso en mi libro
En busca de Cristo en América Latina (Editorial Kairós, 2012)
[2] La ponencia de Padilla se puede leer en su libro
Misión Integral (Editorial Kairos, 2012) y la de Escobar en
Evangelio y realidad social (Casa Bautista de Publicaciones, 1988).
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