Bueno, hermanos y hermanas, se acerca el gran día. Dentro de nada, me caso. Faltan días. ¡Aleluya!
¡Qué gozo tengo por dentro! Gozo por poder celebrar la feliz unión matrimonial con tantos seres queridos. Gozo por proclamar públicamente nuestro amor el uno por el otro. Y gozo porque sé que nuestro Dios sigue haciendo milagros. ¿Por qué digo esto? Porque si ves una foto de mi futura mujer, te preguntarás, “¿Cómo es humanamente posible que una chica tan asombrosamente bella como ella se enamorara de nuestro pelirrojo norirlandés Will? ¡Es un milagro aún más grande que si la selección inglesa ganara el Mundial!” ¿Os acordáis de la Princesa y el Sapo o de la Bella y la Bestia?
Sólo os digo una cosa, amados: ¡la oración funciona! ¡Sí, señor! Hasta los hermanos más feitos de la congregación nos convertimos en modelos guapísimos cuando el favor de Dios se derrama sobre nosotros. ¡Aleluya de nuevo!
Estando consciente, pues, de que me despido de la soltería después de veintinueve largos años, pensé que hoy sería el momento perfecto para dejaros a vosotros -mis amigos solteros aquí en España- un regalito, una especie de testamento espiritual para animaros en la fe. Por tanto, os lo doy en la forma de este humilde artículo titulado:
Consejos para mis amigos solteros. Espero que os sea de gran provecho.
Consejo 1: Sirve a Dios aún si no estás casado
El primer consejo que os doy es servir a Dios a topé. Ponte a la disposición de tu iglesia local y dile al pastor que cuente contigo por lo que sea. ¿Predicar? ¡Amén! ¿Cantar en el equipo de alabanza? ¡Amén! ¿Cocinar? ¡Amén! ¿Evangelizar? ¡Amén! ¿Dar de comer a los pobres y necesitados? ¡Amén! ¿Limpiar los baños de la Iglesia con lejía y un cepillo de dientes? ¡Amén y amén!
Sirve, sirve y sirve y cuando hayas servido todo lo que puedas, sirve un poco más. Vamos, sirve a Dios hasta que huelas a pollo asado.
El soltero tiene muchísimo más tiempo libre que el casado y por eso puede ser de gran bendición para todos en el Templo del Señor. Dijo Pablo: “El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer” (1 Corintios 7:32-33). Invierte tu tiempo, tu sangre y tu sudor en el Reino de Cristo y busca oportunidades de servirle dondequiera que estés. Y, por favor, sírvele con una sonrisa radiante en la cara.
Sonríe para la gloria del Señor. ¡Dios no te ha ungido con limón! Contagia a otros con el gozo de Dios. No hay nada peor que encontrarte con gente que ‘sirve al Señor’ con la cara más larga que un asno deprimido.
Así que, ¡sirve a Dios con todo tu ser! ¡Y sírvele gozosamente! Dios te bendecirá grandemente. Hasta tu sudor será un olor fragante al Señor.
Consejo 2: Asegúrate de ser el hombre/ la mujer perfecto/a
Siendo hombre, sé que los tíos nos preocupamos bastante por encontrar a la chica perfecta. En primer lugar, hay que reconocer que tal persona no existe. Hablar de una persona perfecta es como hablar de un mando para los semáforos, de un sapo atractivo o de un cerdo araña.
Simplemente no existe. Lo que hace falta es encontrar a alguien que ande en el temor de Dios.
Pero antes de preguntaros por la mujer ideal –y ahora me dirijo exclusivamente a los chavales- hay algunas preguntas más fundamentales que todos los cristianos solteros deben preguntarse a sí mismos antes de pensar en tener novia. Permitidme soltaros unas tres de ellas...
La primera pregunta es: ¿soy un hombre? Dios no creó a un niño en el huerto del Edén. Hizo a un hombre. El plan de Dios es que se casen hombres, no niños mal criados. Un hombre de Dios debe ser maduro, emocionalmente estable, responsable y capaz de cuidar a una mujer de Dios. Así que, si todavía estás tratando de ser el ‘payaso de la Iglesia’ para estar constantemente llamando la atención de las muchachas hacia ti mismo, esto es un signo seguro de que no deberías estar pensando en buscar novia. Vas a maldecirla en vez de bendecirla si eres sólo un niño con cuerpo de hombre. Un niño sólo piensa en sí mismo mientras que un hombre se preocupa por su amada.
La segunda pregunta es: ¿puedo proveer sus necesidades económicas? Un hombre no sólo debe ofrecer apoyo emocional a su pareja sino también estabilidad económica. Esto no quiere decir que tienes que ser el Bill Gates de tu círculo cristiano, pero sí significa que tienes que tener una buena actitud hacia el trabajo duro.
Dios siempre enviará su bendición sobre tales personas; nunca sobre los vagos y perezosos que chupan de los demás. En los días del Antiguo Testamento, los hombres del Señor se aseguraban de que sus esposas tuvieran un techo sobre sus cabezas, una cama donde dormir y comida en la nevera. Si no puedes proveer para una chica, entonces definitivamente no es el momento adecuado para pensar en empezar una relación.
La tercera pregunta es: ¿puedo proveer sus necesidades espirituales? Los hombres –como la Biblia deja bien claro- son las cabezas del hogar. Un hombre de Dios es responsable, en gran parte, por el bienestar espiritual de su esposa. Esto significa que debes ser capaz de enseñar a tu futura mujer (y a vuestros niños) la sana doctrina. Además, debes asegurarte de que ella está en un ambiente de Iglesia donde las Escrituras se predican clara y constantemente.
Pero si no tienes pasión por la Palabra ni sed por la búsqueda de Dios, ¿cómo crees que podrás edificar espiritualmente a tu esposa? Respuesta: ¡no lo harás! Si Cristo no es el centro de tu vida ahora cuando estás soltero, te aseguro que tampoco será el centro de tu vida matrimonial en el futuro.
Si os hacéis estas tres sencillas preguntas antes de pensar en una relación, un montón de vidas se salvarían de tantas innecesarias tragedias. ¡Innumerables corazones no tendrían que ser rotos! En vez de preguntaros por la chica perfecta o adecuada, preguntaos, ¿soy yo un chico perfecto/ adecuado para una sierva del Señor?
Así que, preguntaos a vosotros mismos una vez más: ¿Soy un hombre? ¿Puedo proveer sus necesidades económicas? ¿Puedo proveer sus necesidades espirituales? Y si la respuesta es “sí” a todas estas preguntas entonces seguid buscando al Señor y su justicia y todo lo demás (incluso una mujer de Dios, si el Señor así lo desea) se te añadirá (Mateo 6:33).
Consejo 3: Aprovecha bien tu tiempo libre
El último consejo que quiero dejaros, queridos solteros, es: ¡aprovecha bien tu tiempo libre! Aprovecha cada instante de tu vida. Vive en santidad, busca al Señor incesantemente y brilla con la luz de Jesús. Eres un diamante en las manos de Dios. Cristo dijo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
Quiero subrayar la importancia de amar al Señor
con toda tu mente. Es importante que entiendas que puedes usar tu cerebro para la gloria de Dios.
No es pecado pensar. ¿Dónde dice el Nuevo Testamento que Jesús quiere que sus seguidores sean tontos y crédulos? ¡La credulidad no es fe!
Estamos viviendo en la primera década del Nuevo Ateísmo –movimiento iniciado por la publicación del
Espejismo de Dios de Richard Dawkins en el 2006- y por lo tanto, cada vez más universitarios españoles dicen ser ateos. En medio de esta realidad tan abrumadora, hacen falta jóvenes estudiosos y preparados que sepan defender la fe con profundidad y pasión (no jóvenes crédulos).
La soltería es un tiempo maravilloso para devorar libros, estudiar hasta las tantas de la madrugada y afinar tus pensamientos. Así que, ¿por qué no oras al Señor por los sesos de Einstein? Desarrolla tu capacidad intelectual. ¿Cómo? Pues, aprende capítulos y libros de la Biblia de memoria, analizar los argumentos ateístas de los incrédulos y estudiar formas de derribarlos con eficacia, hacer un curso online de teología, etc. Sé diligente e industrioso. Mi querido amigo –el misionero Francisco Jiménez- suele referirse a la juventud española como “un gigante dormido”. No seas otro gigante dormido. No seas como aquel vago que era tan (pero tan) vago que se levantaba tres horas antes para estar más tiempo sin hacer nada. Haz algo para Dios aprovechando bien el tiempo porque los días son malos (Efesios 5:16). ¡Venga, usa tu mente para glorificar a tu Padre!
Conclusión
Ánimo en todo, amigos solteros. Para recapitular lo que hemos dicho hoy: 1) sirve a Dios aun si no estás casado; 2) asegúrate de ser el hombre/ la mujer perfecto/a; y 3) aprovecha bien tu tiempo libre.
¡Qué Dios os levante y fortalezca para transformar la faz de esta nación tan necesitada de España!
Hasta luego, hermanos.
Hasta luego, hermanas.
Bye bye, soltería…
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