Si me preguntaras qué versículo bíblico considero el peor citado de toda la Biblia, respondería sin vacilar: “Mateo 7:1”. ¿Qué dice? "No juzguéis para que no seáis juzgados".
Hoy día es demasiado común citar este versículo de memoria sin entender nada de su significado original. ¿Por qué Jesús dijo esto?
¿Ser un discípulo del Señor en el siglo XXI realmente quiere decir que no se nos permite pensar por nosotros mismos y juzgar con juicio espiritual? Sería de gran ayuda leer el contexto del versículo en cuestión. Así que esto es lo que vamos a hacer hoy. Aquí está el versículo en su contexto original:
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: "Déjame sacar la paja de tu ojo", y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano(Mateo 7:1-5).
Una vez que se lee el pasaje en su totalidad, entonces la expresión "No juzguéis para que no seáis juzgados" no parece demasiado difícil de entender.
Jesús estaba golpeando contra un espíritu de hipocresía que condena a los demás por las faltas y pecados de los cuales el acusador es culpable. Si vives una vida secreta de pecado e iniquidad, ¿quién eres para atreverte a hablar en contra del pecado de otra persona en público? ¡Eso es el colmo de la hipocresía! Una vez que hayas sacado la viga de tus ojos, entonces podrás juzgar con justo juicio y discernir por el Espíritu del Señor. Juan 7:24 nos ordena en términos explícitos: “Juzgad con justo juicio”. No es pecado juzgar. De hecho, Dios nos manda a juzgar.
Por lo tanto, sería más correcto decir que es pecado no juzgar.
El gran problema de citar erróneamente este versículo es que estamos acabando, de una manera muy sutil, con toda forma de juicio en la fe cristiana, la cual es una idea muy anti-bíblica.
Jesús dijo las palabras registradas en Mateo 7:1, pero recuerda que Él es el Juez Todopoderoso (1 Pedro 4:5) que enviará a sus ángeles para echar a los apóstatas al fuego eterno del infierno. Jesús juzga con juicio justo. Sus feroces palabras, dirigidas a los fariseos y a la élite religiosa del Israel del primer siglo eran innegablemente críticas (al igual que las palabras de los profetas del Antiguo Testamento). Dijo que si no se arrepentían de sus pecados, entonces perecerían. Ahora bien, ese tipo de mensaje no es muy ‘amoroso’ según la nueva moda de fe utilitaria y pragmática que ha nacido en nuestra generación, pero no importa lo que diga el
Evangelio light o el
Evangelio de mantequilla, lo que cuenta es la Palabra de Dios.
Tu destino eterno depende del Señor, no de ministerios fabricados por hombres que sólo procuran conseguir éxito, dinero y popularidad. He visto a predicadores y teólogos evangélicos dando entrevistas en la televisión con miedo a la hora de afirmar dogmáticamente que Jesucristo es el único camino de salvación. Por temor a ofender han hecho más mal que bien. No juzgaron con juicio justo. Pecaron contra el mandato de Dios.
Si juzgar está prohibido a los santos- como muchos creen erróneamente- entonces, ¿quién era Pablo para juzgar el caso de incesto en Corinto (1 Corintios 5)? ¿Quién le dio a Pedro el derecho de acusar a Ananías y Safira de mentir (Hechos 5)? Crisóstomo, un gran hombre de Dios y predicador de la Palabra en el siglo IV, escribió que debemos corregirnos unos a otros, pero no como un enemigo que busca venganza, sino como un médico que busca sanar. Un espíritu recto debe dominar nuestro juicio.
Nos juzgamos de acuerdo a la norma bíblica y, al hacer esto, nos libramos del engaño y obedecemos el mandato de Dios. Juzgamos para obedecer a Dios, no para difamar ni hacer daño a los rebeldes.
Traduzcamos todo esto en un ejemplo práctico: digamos que un hombre en el púlpito de tu Iglesia predica una doctrina herética este domingo. Supongamos que él dice (al igual que muchos apóstatas dicen hoy día), "Dios no es un Dios Trino, no hay distinción de personas en la Deidad. Olvídate de todo eso de el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo", o tal vez "Jesucristo no es Dios manifestado en carne", ¿cómo respondes a eso? ¿Te sientas allí en el banco y dices: "Bueno, no voy a hacer nada, después de todo, Dios no me ha llamado a juzgar"?
¿Quién sería tan insensato como para permitir que la gloria de Dios sea así blasfemada? ¿Dejarías que una niña fuera violada delante de tus ojos y luego decir: "Yo no intervine porque yo no quería juzgar la situación. Amo demasiado a las personas. No quería juzgar al violador"? ¿Qué tipo de excusa es ésta? Sería sumamente repugnante.
Dios nos llama a "examinarlo todo y retener lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21). Si no te examinas de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces vas a ser engañado. En la apostasía de los últimos días, muchos hombres van a ser entregados a graves engaños para que crean la mentira. ¿Por qué? Pablo responde: "A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Tesalonicenses 2:12). Eso es un mensaje fuerte, pero sólo sirve para demostrar la necesidad imperiosa y urgente de juzgar de manera bíblica todas las enseñanzas y acciones.
Por lo tanto, juzgar de manera bíblica es la única garantía de nuestra supervivencia espiritual en estos próximos años.
Así que, corrijamos a aquellos que nos rodean que constantemente citan de manera incorrecta Mateo 7:1. Jesús no nos ha llamado a poner nuestro cerebro a un lado; Él nos llama a juzgar con justo juicio y asegurarnos de que no caigamos atrapados en la misma falsedad y pecado que censuramos en otros. De esta manera se evitará el peligro de ser juzgado por juzgar a los demás.
Traducido por: Julian Esquinas
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