Andrés Reid: Nunca ha sido tan necesaria la educación teológica

Abordamos a nuestro penúltimo entrevistado en la serie sobre la Educación Teológica, Andrés Reid, profesor y Coordinador de Formación Continua de la Escuela Evangélica de Teología (EET) y Coordinador Nacional del ministerio interdenominacional "Taller de Predicación".

Reid es Licenciado en Física, en Teología y tiene un Máster en Filosofía, obtenidos en la Queen's University de Belfast (Reino Unido). Además, cuenta con un diploma en Estudios Bíblicos y Pastorales por el Irish Baptist College de Belfast.

Libros: Por Casualidad Divina: Una historia de la Misión Extranjera Bautista Irlandesa 1924-1977 (publicada por la Asociación de Iglesias Bautistas en Irlanda, 2000); El Poder de la Cruz (Andamio, Barcelona, 2012).

Pregunta.- ¿Cuál es el propósito de la enseñanza y la educación teológica?¿Es la educación teológica parte de la misión más allá de la evangelización?
Respuesta.-La Biblia nos revela que nuestra forma de pensar es la que en última instancia determina nuestra forma de ser y de actuar: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prov 23:7 RV60). Por lo tanto el camino hacia cualquier cambio duradero y auténtico pasa por la renovación de la mente (Rom 12:2). Esto tiene aplicación a la vida personal del creyente y a nuestra vida eclesial, pero es también el secreto de la eficacia en la misión que Dios nos ha encomendado en este mundo. En una sociedad muchas veces hostil a la verdad bíblica y profundamente necesitada de transformación, es “el pueblo que conoce a su Dios” el que “se esforzará y actuará” (Dan 11:32 RV95). Por lo tanto la enseñanza teológica es clave para la transformación personal y social.

P.- ¿Cuál el papel de la enseñanza en la Misión?
R.-El papel de la enseñanza en la misión es múltiple. A los que todavía están fuera del reino de Dios les enseñamos las buenas nuevas usando palabras respaldadas por vidas transformadas. Esta es labor central de nuestra misión, pero tan pronto hemos encontrado palabras y acciones que llegan a nuestro entorno descubrimos que el mundo ha cambiado. Tenemos que esforzarnos continuamente para expresar el mensaje eterno de maneras que nuestros conciudadanos puedan entender. Analizar la realidad actual de la sociedad y encontrar herramientas para poder hacer autocrítica de nuestros propios errores y carencias al intentar llegar al mundo que nos rodea: éstas también son tareas de la educación teológica. El pueblo de Dios somos a la vez campo de misión también, ya que estamos en proceso de formación para llegar a la estatura de Cristo. Nos vamos formando nosotros mismos para poder enseñar a otros.

P.- ¿Es la educación teológica solo para los líderes y pastores?
R.-Desde sus inicios hace ya más de 50 años la Escuela Evangélica de Teología siempre ha creído en la necesidad de una buena formación bíblica para todo creyente allí donde esté, pero que en especial lo necesitan aquellos que tienen responsabilidades ministeriales. Desde 2005 usamos la plataforma moodle en internet como herramienta principal de formación, precisamente porque queremos proveer formación que sea de buen nivel académico y, a la vez, lo suficientemente flexible para adaptarse a distintas situaciones laborales y ministeriales. Todos los creyentes en Cristo tenemos ciertas ideas sobre Dios, el mundo y la Biblia. Por tanto, en un sentido ya somos teólogos todos, queramos o no. Lo único que podemos escoger es en qué medida vamos a ser teólogos bíblicos y coherentes. Los líderes y pastores tienen una responsabilidad especial de alimentar al rebaño y dirigir a la iglesia local, por lo que tienen una necesidad adicional de formación práctica para el ministerio. Por ello nos proponemos ofrecer una formación que abarque el saber, el ser, y el saber hacer.

P.- ¿Deben las instituciones y programas de educación teológica realizar una revisión misional de sus planes de estudio, estructuras y ética, de manera que sean los adecuados para coadyuvar a la iglesia a responder a los desafíos a los que se enfrenta en este siglo XXI?
R.-Yo solo estoy autorizado para hablar por nosotros. Nuestros docentes están continuamente escribiendo nuevas asignaturas para nuestro programa on-line. Las últimas en inaugurarse han sido en los campos de la Apologética, la Consejería y Eclesiología, todas ellas fruto del convencimiento de que las iglesias debemos tener en el centro de nuestra visión el responder a los desafíos sociales, eclesiales y éticos del siglo XXI, no los del pasado. Uno de los objetivos de nuestros cursos de formación continua en la predicación expositiva es que se pueda transmitir el mensaje bíblico de una manera más pertinente a la sociedad que nos rodea. El que no se pone al día se queda anclado en el pasado.

P.- ¿Cómo se encuentran nuestras iglesias en materia de educación teológica, hoy?
R.-Es indudable que en las dos últimas generaciones el nivel medio de formación en la sociedad y también en las iglesias evangélicas ha subido de forma notable. No obstante, hay una apreciación general en muchas denominaciones en España de que el nivel medio relativo de formación de nuestros líderes y pastores no ha subido, incluso es posible que haya bajado. La crisis económica es solo el último factor que dificulta el acceso a la formación teológica tradicional. Quizás de más importancia son ciertas corrientes anti-intelectuales que ven la formación académica como innecesaria o incluso reñida con una espiritualidad auténtica. Este relativo empeoramiento del nivel de formación del liderazgo supone un reto a la predicación y a la consejería pastoral en una sociedad cada vez más diversa y compleja, por solo nombrar dos ámbitos de ministerio. Quizás nunca hemos necesitado la educación teológica como ahora.

P.- ¿Cómo implementarla a todos los niveles, en caso que no todos los creyentes tengan acceso a la misma?¿Cómo debe, entonces, hacer frente a estas necesidades?
R.-En este mundo cada vez más diverso en el que vivimos necesitamos una variedad de ofertas para suplir las distintas necesidades. Gracias a Dios cada vez hay más posibilidades diferentes. La EET tiene tres programas distintos. El programa de grado online ofrece formación a distancia de rigor académico. Otro programa llamado Preparados para Servir se imparte dentro de las iglesias locales, proveyendo formación básica en Biblia, Teología y Ministerio práctico. Luego nuestro programa de Formación Continua usa cursos presenciales intensivos para permitir que pastores y otros responsables puedan mantenerse al día en relación a aptitudes claves para sus ministerios. Realmente, al que quiera formarse hoy ¡no le faltan ofertas!

P.- ¿Cuáles las consecuencias de una falta de educación teológica, tanto para la iglesia como para la misión?
R.-En la vida de iglesia puede notarse una falta de criterio para evaluar la enésima “última tendencia” para ver si es buena y bíblica o no, y ¡si acaso es nueva o no! Y ya lo sabemos: “El que no aprende del pasado está condenado a repetir sus errores”. En España desgraciadamente tenemos un patrón de divisiones demasiadas frecuentes en las iglesias locales. Algunos de los factores que lo fomentan incluyen precisamente el desconocimiento bíblico de parte de la congregación y la falta de formación ministerial de los líderes. No hay peor testimonio ante la sociedad que nos rodea que ver a los miembros de una iglesia enfrentados entre ellos mismos. Otro patrón puede ser un cierto estancamiento y ensimismamiento. A otras iglesias lo que les impide llegar con eficacia a la sociedad es que sufren una crisis de confianza en las verdades bíblicas. Todas estas son solo algunas consecuencias de la falta de una buena formación bíblica y teológica.

P.- ¿Deben las iglesias relacionarse con seminarios o institutos bíblicos? ¿Cuál la mejor forma de hacerlo?
R.-La Escuela Evangélica de Teología pertenece a la FIEIDE pero tiene vocación de servir a todo el pueblo de Dios. En este sentido, tanto nuestro cuerpo docente como nuestros estudiantes provienen de un abanico de distintas iglesias y trasfondos evangélicos; creemos que esta diversidad nos enriquece. A la vez es un patrón bíblico el que rindamos cuentas, lo que en el caso de un seminario teológico se debe convertir en garantía de excelencia académica y de fidelidad bíblica.

Dada la variedad de opciones de formación teológica en España descritas en esta serie de artículos, animaría a los responsables de las iglesias locales a buscar por lo menos un seminario cuya postura doctrinal, programa y metodología les convenza y trabajar una relación que sea de beneficio mutuo.

P.- ¿Cómo asegurar la centralidad de la Biblia en nuestra educación teológica pero sin dejar de lado otras vertientes de conocimiento y la realidad social en la que estamos insertos?
R.-De los 240 créditos requeridos para recibir el grado, en la EET el peso mayor (95) recae precisamente en las asignaturas de Biblia, sin descuidar otras áreas de Teología y Ministerio. Ya que una de las asignaturas que imparto es Apologética, no sorprenderá que esté convencido de la importancia no solo de contestar a las preguntas que nos hace la sociedad sino de poder interrogarla también. Es importante saber qué preguntas podemos y debemos hacer, pero siempre partiendo desde una cosmovisión bíblica. Es una cuestión de identidad, de no dar por sentado que somos bíblicos, sino asegurarnos de que quede reflejado en nuestros diseños curriculares.

P.- ¿Cómo ha sido su experiencia en cuanto a su propia formación?
R.-Estudiar la carrera de física y ejercer de ingeniero en la industria del petróleo fueron muy importantes en mi propio desarrollo. Me enseñaron a pensar y a vivir de cara a la sociedad que nos rodea. Ya en el terreno de la formación teológica doy gracias a Dios por haber podido cursar estudios teológicos universitarios, lo que me garantizaba una formación académica rigurosa, estudios que se simultaneaban en la misma institución con otra diplomatura en ministerio pastoral. Fue cuando yo hacía mi primera carrera universitaria (de física) cuando empecé a sentir que quizás Dios me llamaba a servirle. Esto lo compartí con mi pastor que me dio dos consejos. El primero fue que antes de plantearme estudios teológicos, ejerciera mi profesión unos años si podía para así obtener experiencia de “la vida real”, pero que me marcara un momento futuro en el que me pararía a evaluar lo que Dios pedía de mí. El segundo consejo fue que si entonces llegaba a la conclusión de que Dios me llamaba a invertir mi vida en un ministerio, que entonces dedicara todo el tiempo necesario a obtener la mejor preparación posible. ¡Fueron dos buenos consejos que siempre he agradecido!

P.- Usted es uno de los responsables de una entidad educativa evangélica (Escuela Evangélica de Teología), ¿qué retos y qué perspectivas se plantean?
R.- Uno de los retos es conseguir que el pueblo evangélico valore en su justa medida la formación teológica, lo que repercute en el sostén económico necesario para llevarlo a cabo. En todas las otras áreas de la vida contemporánea vemos la necesidad de una formación continua, pero parece ser que no necesariamente se ve de la misma manera en el ministerio cristiano. Lo malo es que esto se da en un momento crítico en la historia evangélica en España. Cada vez somos más evangélicos, gloria a Dios, y esto hace que haya cada vez más diversidad dentro del pueblo evangélico. Cuando esta diversidad se da en nuestras formas de culto, de organización, de expresión o en relación a verdades secundarias, entonces esta variedad nos enriquece y debemos abrirnos a ella y abrazarla. Pero surge otra diversidad menos saludable. En España seguimos en las pisadas de países con tradición protestante más arraigada. En Alemania, Escocia, E.E.U.U, incluso también en Brasil y Nigeria ya están acostumbrados al hecho de que dentro del campo “evangélico” no todos entienden ya lo mismo por “el evangelio”. La reflexión teológica es buena y necesaria justamente cuando nos lleva continuamente a volver a las Escrituras para re-plantearnos las implicaciones de la revelación bíblica para nuestra generación.

Nunca ha sido tan necesaria en España la educación teológica porque ya surge aquí lo que Samuel Escobar ha llamado “la religiosidad popular protestante”. Me parece ver por lo menos tres tipos de expresiones de esta religiosidad. Hay las expresiones más chocantes donde las prácticas y los contenidos de las enseñanzas de determinados grupos, que siguen llamándose “evangélicos”, poco tienen que ver con las enseñanzas de la Biblia. Después tenemos una segunda expresión de esta religiosidad protestante, pero ya en el entorno de iglesias evangélicas menos exóticas. En este contexto podemos encontrar jóvenes en España que se auto-definen como “evangélicos no practicantes”. Estábamos acostumbrados a este fenómeno en el campo católico, pero ahora se da en el mundo evangélico cuando conducta y creencia ya no coinciden. Luego hay una tercera expresión que define lo evangélico como un colectivo social identificado con cierta ética moral, cierto compromiso social y una asistencia más o menos frecuente a templos evangélicos. Ya no se define lo “evangélico” por su compromiso con las doctrinas centrales evangélicas como la necesidad de la conversión, la autoridad e inspiración verbal de la Biblia o la centralidad del sacrificio expiatorio de Cristo. Al final viene a ser una nueva forma de religión moralista o legalista, no ya católico sino “evangélico”. Esto no es nuevo en otros países, pero en España sí que es relativamente nuevo. Supone, juntamente con las otras expresiones de religiosidad protestante popular, un reto crítico para el liderazgo actual y futuro de nuestras iglesias.

P.- ¿Piensa que todas las instituciones académicas evangélicas priorizan también en sus planes de estudio el desarrollar en el alumnado un compromiso con la realidad que lo circunda?
R.-Instituciones de formación teológicas tienden a luchar con la cuestión de cómo crear espacios suficientes para la reflexión a fondo sin perder de vista que estamos llamados a servir a este mundo que nos rodea. Cada institución tendrá que buscar cómo hacer frente a este reto. Nuestra respuesta en la Escuela Evangélica de Teología es la de formar a los estudiantes allí donde ya están, en sus trabajos, en sus ciudades y en sus iglesias, proveyéndoles a la vez de herramientas que les ayuden a analizar y entender esa realidad.
Gracias, Jacqueline.

Finaliza la entrevista. Gracias, Andrés, por su valiosa colaboración en esta serie dedicada especialmente a reflexionar sobre la educación teológica. Destaco lo que afirma cuando dice: "Nunca ha sido tan necesaria en España la educación teológica porque ya surge aquí lo que Samuel Escobar ha llamado “la religiosidad popular protestante”.