Por el norte de España nos separan de un pueblo las montañas, por el sur otro pueblo nos acerca al mar. Estamos entre Francia y Marruecos, conectados a Europa y con un píe en África. En el libro que comento, Lorenzo Silva cuenta apasionadas historias del que fue protectorado español en Marruecos.
Trabajos llevados a cabo por historiadores y arqueólogos permiten saber que Marruecos fue habitado ya en tiempos del paleolítico. En el siglo VII de nuestra era se produce en su suelo la conquista árabe y la expansión musulmana. El destino europeo de Marruecos se decide a principios del siglo XX. La convención reunida en Fez en marzo de 1912 firmó un tratado de protectorado. A España se le designó una zona norte y se le reconoció otra en el sur, Ifni, Tarfaya. Francia quedó con todo el rico sur. El 3 de marzo de 1956 Francia concedió la independencia a su protectorado en el sur y a continuación lo hizo España el 7 de abril. Al propio tiempo, las nuevas autoridades del país abolieron el estatuto internacional que gozaba Tánger, quedando la ciudad al otro lado del estrecho incorporada al reino de Marruecos.
Aun cuando visita con frecuencia Marruecos y es un apasionado del país magrebí, Lorenzo Silva no nació en su territorio. Vino a la tierra en Madrid el año 1966. Ha escrito novelas, ensayos, libros de viajes. Ha obtenido varios premios literarios. En 1997 quedó finalista del premio Nadal con su obra LA FLAQUEZA DEL BOLCHEVIQUE. Insistió, y tres años después, en el 2000, ganó el prestigioso Nadal con la novela EL ALQUIMISTA IMPACIENTE. Ha escrito un libro de viajes precisamente sobre Marruecos, DEL RIF AL YEBALA.
En SIETE CIUDADES EN ÁFRICA Silva ofrece otras tantas semblanzas de cinco poblaciones marroquíes que conformaron el protectorado español: Larache, Tetuán, Xauen, Nador, Alhucemas, y de otras dos que, aunque enclavadas en tierras de Marruecos, se hallan bajo administración española: Ceuta y Melilla. No entiendo que haya marginado Alcazarquivir, ciudad fronteriza que separaba la zona española de la francesa. En mi opinión, en tiempos del protectorado Alcazarquivir ejercía un papel bastante más importante que Alhucemas, Nador o Xauen.
También ha olvidado Arcila, preciosa ciudad, puerto pesquero cercano a Tánger por el sur. Arcila, en la costa atlántica, fue una antigua factoría púnica, después romana, más tarde portuguesa en los siglos XV y XVI. Los españoles la enriquecieron con agrios y cultivos de huerta. Después de ocupada, España estableció allí importantes campamentos militares. Es notable su cementerio hebreo. Sus playas reciben cada verano a miles de españoles procedentes de la península, mayormente del sur.
Tampoco entiendo que Silva deje Tánger fuera de su recorrido por el sur de Marruecos. Cierto que tuvo un estatuto especial desde 1865, pero también es verdad que España la ocupó militarmente en 1940, anexionándola al Marruecos español hasta el final de la segunda guerra mundial, cuando tuvo que devolver la ciudad al control internacional.
Tánger, donde todas las naciones en conflicto establecieron sus centros de espionaje entre 1939 y 1945.
Tánger, cobijo de escritores, pintores, músicos, poetas, novelistas e historiadores, artistas y actores llegados de Estados Unidos y de países europeos.
Tánger, donde empieza sus aventuras africanas la protagonista de la novela de María Dueñas EL TIEMPO ENTRE COSTURAS, recientemente convertida en serie televisiva de éxito.
Desgajar a Tánger de la zona sur del Marruecos africano es como cortar un pecho a una mujer hermosa.
Tetuán fue declarada capital del protectorado español en 1912. Allí se estableció la Alta Comisaría de España en Marruecos. Hoy día Tetuán ostenta el título de “hadiya”, el mismo que tienen Rabat y Fez, es decir, ciudad noble, civilizada, celosa y orgullosa de sus tradiciones.
En 1889 el ministerio español Fomento del Trabajo Nacional subvencionó un recorrido por Marruecos al periodista catalán José Boada y Romeu. Seis años después, Boada publicó un libro titulado ALLENDE EL ESTRECHO, en el que relataba sus viajes por el país del Magreb. Fascinado con Tetuán, escribe:
“Tanto por la finura de los dibujos como por la delicadeza de la ejecución, son los palacios de Tetuán los que más recuerdan los primores de nuestra Alhambra… Percíbese en sus viviendas algo de la vaga poesía que flota en los palacios de Granada, aumentada por la amenidad y riqueza de sus jardines cubiertos de flores”.
Larache presume de ser una de las ciudades más antiguas de Marruecos, conocida en la antigüedad como Lixus. Allí asentó España cuarteles militares durante el protectorado. El Grupo de Regulares de Larache proporcionó a Franco miles de soldados árabes que lucharon en frentes de la España en guerra. Importante puerto atlántico, su río Lucus produce gran cantidad de angulas que, entre los años 40 y 50 atrajo a avispados pescadores vascos. Empleaban a hombres del país para extraer de sus aguas el exquisito género de peces descendientes de la anguila, que remonta del mar a los ríos. Después de hervidas las enviaban desde el aeropuerto de Tetuán a Madrid, donde las comercializaban. Ciudad demasiado volcada en la acción militar, Larache atrae al visitante, lo gana, lo hechiza, lo envuelve en el embrujo de sus calles, plazas y jardines, en los que destaca el jardín de las Espérides.
Xauen, o Chauen, que de las dos maneras puede llamarse, fue fundada en un valle fértil en 1471. Es una bonita ciudad bereber situada en la región montañosa del norte de Marruecos, entre el territorio de la tribu de Bení Hassán y el Rif. Jóvenes españoles adictos a las drogas llegan allí en busca de grifa, un toxicol elaborado con hojas de cáñamo indio, que se fuma como droga mezclado con tabaco.
Nador, cerca del Mediterráneo, siempre estuvo subordinada a su vecina Melilla, unos pocos kilómetros al norte. Se ha especulado con su origen fenicio, pero el historiador Francisco Saró, que ha rastreado en las fuentes documentales el origen de la ciudad, lo establece en 1722.
Alhucemas, conocida como Villa Sanjurjo en tiempos del protectorado, es puerto importante en el litoral marroquí, al pie del Morro Nuevo. En la historia española de principios del siglo XX tiene lugar destacado el desembarco de tropas españolas en Alhucemas en 1925. La operación estuvo dirigida por el general Primo de Rivera.
Aunque enclavadas en tierras del reino Marroquí, Ceuta y Melilla son consideradas por España plazas de soberanía. Las dos jugaron un importante papel en la guerra civil española. En Melilla surgieron los primeros brotes del alzamiento contra la República el 17 de julio de 1936.Ceuta fue crucial para el general Franco como puerto receptor de las tropas árabes que cruzaron el estrecho para sumarse a los frentes de guerra en la península.
En primera página de SIETE CIUDADES EN ÁFRICA Lorenzo Silva rinde tributo a Marruecos con esta cita del ilustre político aragonés Joaquín Costa: “los marroquíes han sido nuestros maestros y les debemos respeto; han sido nuestros hermanos, y les debemos amor; han sido nuestras víctimas, y les debemos reparación cumplida".
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