Entre los evangélicos españoles que escriben poesía dedicada a Cristo, hay algunos que admiro porque su obra está marcada por la excelencia. Uno de ellos, en lugar destacado entre mis afectos, es Leopoldo López Samprón, natural de un pueblo del Bierzo, pero con larga residencia en León capital.
A Leopoldo los versos le fluyen de una manera natural, porque resultan auténticos frutos de una necesidad espiritual, de un testimonio del alma que desea elevar su mejor oración a Dios. Forma y fondo, sentimiento y razón, emoción y pensamiento, música, armonía, mensaje… Todo resulta sangre amartillada, estremecimiento, casi extenuación porque se sale de lo reglamentario y vuelve a los orígenes, a esos profetas que exponían su fe pero también cuestionaban lacras e injusticias.
¿Por qué este lírico boxear? Porque la Poesía no debe ser sumisa ni estar embotellada: la Poesía es la sopla sobre la brasa de la Resurrección. Y mi querido hermano Leo es un poeta-poeta que va de humilde por la vida. Y aunque la existencia le ha descuartizado muchas veces, él sigue escribiendo, en medio del remolino, esos certeros disparos de su clarividencia y de lo que calladamente circulaba por sus adentros.
Aquí dos poemas inéditos, escritos para esa comunión que anualmente celebramos en el pueblo leonés de Toral de los Guzmanes. Ya les haré conocer, más adelante, otras muestras de su magna poesía.
OTRA NAVIDAD QUE NACE
Hoy, otra Navidad que nace,
y siento Señor
que se me escapa la vida
entre los dedos.
Hoy, le paso factura al tiempo
y sólo anoto:
en mi Haber, palabras
y en tu Amor, los hechos,
porque aún tengo en el alma
la sangre del hombre viejo.
Hoy, otra Navidad que nace
y siento Señor
que se quedó muda la tinta
y los libros en silencio;
que un río de sequedad
cubrió la aguas del pecho
donde se escribían himnos
con notas de tu Evangelio.
Hoy de reojo veo pueblos
en el borde de la fe
que brota de las orillas
de los ojos de los muertos.
Hoy, tengo miedo Señor
de estar repitiendo el tiempo:
-el niño en el pesebre,
las manos de la limosna,
los villancicos al viento...
y mañana las promesas
y los buenos pensamientos
serán puestos en un saco
camino del cementerio.
Hoy, otra Navidad que nace
y te observo Señor,
lleno de llagas y clavos;
y te miro Señor
solo y llorando, llorando,
en un monte con olivos;
y cada ramo con su fruto
de tu dolor se ha quebrado....
Hoy otra Navidad que Nace,
y siento Señor
que tu Espíritu se mueve
entre mi pecho.
Hoy, otra Navidad se marcha
por la senda del recuerdo;
y siento Señor
que se me escapa la vida
entre el afán de mis dedos.
NAVIDAD
Entre los labios copiosos de la nieve
-según cuentan presurosos los caminos-
Te soñamos excavando la memoria
de otra Navidad con rastrojos de Verano.
Y sentimos crecer los horizontes
en las edades perdidas de Babel
y en el limbo soñador de los horarios.
¿Por quétanto murmullo ya vencido
aún se levanta bajo el sol;
y en el jardín del olvido se cultiva,
con trenzas de hojarasca
y raíces de un agosto sin otoño?
¿Por qué tanta memoria,
tanta ley y tanto libro.
Tanta autosuficiencia entre las manos,
y tanta fiesta, sin otro paraíso?
Hoy, otra Navidad.
Otra celebración de cumpleaños;
Y ya va siendo hora,
que naciendo tantas veces
te conozcamos un poquito.
Y no es difícil, mi niño,
no es difícil...
Es sólo un corazón valiente
que busca entre los copos de la nieve
la semilla de tanto amor.
Y no es difícil, mi niño,
no es difícil...
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